capitulo 5: desarrollo de la relación con ryoga

169 4 0
                                    

Después de su intenso encuentro con Genma y la inusual intervención de Happosai, Ranma se encontraba en un mar de confusión. Aunque había logrado abrirse un poco con su padre, las preguntas sobre su identidad seguían flotando en su mente. En medio de esta tormenta interna, sus pensamientos se dirigieron a Ryoga, su amigo de toda la vida, que siempre había estado ahí, incluso en los momentos más difíciles.

Una tarde, mientras Ranma entrenaba solo en el dojo, decidió que era hora de invitar a Ryoga a pasar un tiempo juntos. Necesitaba despejar su mente y pensó que una aventura podría ayudar. Así que, tras un par de intentos de ubicarlo, Ranma finalmente encontró a Ryoga, que estaba tratando de orientarse en un parque cercano, como de costumbre.

—¡Ryoga! —gritó Ranma, acercándose con una sonrisa.

Ryoga, girando sobre sus talones y mirando confundido, finalmente se dio cuenta de la presencia de su amigo.

—¡Ranma! ¿Qué haces aquí? —preguntó, con esa mezcla de alegría y sorpresa que siempre lo caracterizaba.

—He estado pensando que podríamos hacer algo juntos. ¿Qué te parece un viaje al monte Korin? —sugirió Ranma.

Los ojos de Ryoga se iluminaron.

—¡Eso suena genial! Siempre quise ver el lugar de entrenamiento de los maestros.

Mientras caminaban, Ranma no podía evitar notar cómo Ryoga había cambiado con el tiempo. Su amigo siempre había sido un guerrero formidable, pero había una nueva confianza en su andar, una evolución que Ranma comenzaba a admirar. La caminata hacia el monte Korin les dio la oportunidad de conversar y reírse de viejas anécdotas, recordando sus encuentros previos llenos de peleas y malentendidos.

—Recuerdo cuando intentamos escalar esa montaña —dijo Ranma, riendo.

—¡Sí! Terminamos rodando por la ladera. ¡Nunca pensé que podía caer de esa manera! —respondió Ryoga, riendo a carcajadas.

A medida que se acercaban a su destino, Ranma sintió una extraña conexión entre ellos. No solo eran amigos; había algo más que estaba empezando a florecer. Sin embargo, Ranma se sintió abrumado por la confusión de sus propios sentimientos. Siempre había considerado a Ryoga un rival, pero ahora, algo en su interior le decía que había más profundidad en su relación.

Una vez en el monte, decidieron descansar en un claro, disfrutando de la tranquilidad del entorno.

—¿Te acuerdas de la última vez que intentamos escalar? —preguntó Ryoga, riendo.

Ranma se unió a su risa, recordando el desastroso intento de escalar la montaña en medio de una pelea.

—Sí, claro, terminamos rodando por la ladera. ¡Nunca pensé que podría caer de esa manera!

—¿Y qué hay de la vez que me seguiste a la ciudad? —respondió Ryoga, con una sonrisa traviesa. —Terminamos persiguiendo un cerdo volador.

La risa compartida trajo una sensación de calidez. Ranma se dio cuenta de lo mucho que valoraba esos momentos.

—¿Sabes? A veces pienso en cómo hemos crecido. No somos los mismos de antes —dijo Ranma, mirando a Ryoga a los ojos.

—Cierto. Hemos tenido nuestras diferencias, pero al final siempre terminamos juntos. —Ryoga se detuvo un momento, su expresión cambiando a una más seria—. Siempre has sido importante para mí, Ranma.

El corazón de Ranma latía con fuerza. En ese instante, la conexión que sentía se hizo palpable. Pero, en lugar de actuar impulsivamente, se contuvo, luchando contra sus propios temores.

Descubrí Mi Verdadero SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora