La Luna Falsa

~2~

Nightmare observó una vez más a su alrededor, recorriendo con la mirada la pequeña isla con lavanda y el sauce llorón de hojas moradas que le resultaba tan familiar. Había perdido la cuenta de cuántas veces lo había visto, tal vez millones. Mirar sus propias manos tampoco le ofrecía nada nuevo. Eran iguales que siempre: huesudas, con líneas brillantes de color lavanda entre el cartílago articular. ¿Acaso siempre se habían visto así? No podía recordarlo, pero tampoco le importaba mucho.

Con pasos lentos, comenzó a acercarse a la orilla de la isla. El mar que rodeaba la isla tenía el aspecto de un cielo nocturno, oscuro y profundo, del cual emergían flores de loto de diferentes colores. Le gustaban esas flores. Al tocarlas, podía ver los sueños de los monstruos, y eso le parecía fascinante y hermoso. Pero, aun así, había algo que siempre lo hacía preguntarse: ¿cuándo encontraría una flor que contuviera los sueños de su hermano gemelo, Dream?

Le gustaba imaginar que lo sabría de inmediato. Suponía que los sueños de Dream se parecerían a una flor de loto de un color amarillo suave, cálido, como el brillo de su hermano. Pero, por mucho que buscara, nunca encontraba esa flor entre las miles, tal vez millones, que flotaban en el mar. Y cuando sentía que estaba cerca, las flores volvían a hundirse en las profundidades, señal de que los monstruos habían despertado, y otro día había comenzado.

Aunque esa frustración siempre estaba presente, no era lo suficientemente fuerte como para alterar la calma que lo envolvía nuevamente. Al final, nada importaba demasiado. Incluso si se adentrara en el vasto mar estrellado, el agua nunca lo ahogaría. Inevitablemente, solo le llegaría hasta la cintura. Esta "noche", si es que así podía llamarla, no era diferente a las demás.

Nightmare volvió a dirigir su atención a las flores de loto que pasaban flotando a su alrededor. Podía ver los sueños de todos los monstruos del multiverso: Sans, Papyrus, Charas, Floweys... No importaba de quién fueran los sueños, él podía verlos con solo tocar la flor. Cuando había una pesadilla, simplemente sostenía la flor de loto entre sus manos y le daba un "beso", o lo más parecido a eso que podía hacer siendo un esqueleto, acercando la flor a sus dientes. De ese modo, eliminaba la pesadilla y la reemplazaba por un sueño agradable. Rara vez entraba en los sueños de los monstruos; nunca había tenido una razón para hacerlo y no sentía necesidad de ello.

Una flor de loto de un rojo vibrante captó su atención. Supo inmediatamente de quién era, aunque no lo conociera personalmente: Horror Sans, de Horrortale #22. Junto a esa flor, flotaban otras dos: una de un verde oscuro y otra de un azul rey, con una pequeña flor roja apagada adherida. Reconoció las presencias de Killer Sans #10007 y Dust Sans #265. Aunque no entendía por qué Phantom Papyrus compartía sueños con su hermano, esa familiaridad lo envolvía, como si estuvieran cerca de él de alguna manera. Sin embargo, ese pensamiento no despertaba emoción en su interior. Cualquier sentimiento que pudiera haber surgido era rápidamente reemplazado por una calma inquebrantable.

Nightmare levantó la vista hacia el cielo. Una gran luna menguante de tono plateado lo miraba desde arriba. No había estrellas acompañándola; en lugar de eso, brillaban en el mar. Se preguntó si siempre había sido así, si las estrellas pertenecían al agua desde el principio. Pero, una vez más, esa duda se desvaneció, y dejó de importarle.

Nuevamente miró las flores de loto y el mar estrellado. ¿Valía la pena seguir buscando el sueño de su hermano? ¿Y qué pasaba si nunca lo encontraba? ¿Seguía vivo, siquiera? ¿Dormía? ¿Se estaba cuidando? Nightmare sintió cómo su preocupación era reemplazada de golpe por una repentina calma, y sus dudas se detuvieron. Con un pequeño suspiro, se adentró en el mar estrellado en búsqueda de los sueños de su hermano y de pesadillas que eliminar.

Tal vez, al hacerlo, podría perderse en la vastedad del agua y dejar que la tranquilidad lo envolviera una vez más. Ignoró el leve susurro del viento que parecía surgir de la isla cuando la preocupación apareció brevemente, y siguió nadando, buscando en el profundo océano de sueños.

Al menos le gustaba pensar que seguía siendo un guardián y que aún no había fracasado en lo único para lo que fue creado