Capítulo 15

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Bueno, que quisiera todo de Luffy era quizás una exageración, culpa de Jimbe.

Había mezclado sus pensamientos como una centrífuga y ahora estaba confundido. Tal vez también se debía a que Luffy era un amigo cercano y habían hecho tantas cosas vergonzosas juntos.

La culpa pues está en esa enorme confusión que, cuanto más se piensa en ella, más se agranda.

Además, le gustan las mujeres. Un poco más bajito que él, con grandes pechos y un bonito culo, Luffy no tiene nada de eso. Y cuando salieron juntos por primera vez después de -demasiado- tiempo, estaba aún más convencido.

"¿Estás seguro de que no queremos quedarnos en mi casa y relajarnos?"

"Sí, todavía no voy a poner un pie en tu casa, Marco."

Este último se sorprendió por lo directo que era Luffy al poner este límite, algo que habitualmente no existía entre ellos y que ahora se había convertido en una extraña novedad. Incluso físicamente entre ellos era como si hubiera una pared, si Marco daba un paso hacia la derecha chocaba con la pared invisible que en consecuencia golpeaba a Luffy y lo movía.

Cuanto más se decía a sí mismo que no debía pensar en ello, más lo notaba, esta nueva actitud a la que estaba sometido lo irritaba, y mientras tanto Luffy reía de buena gana como de costumbre. Golpeando pelotas lanzadas a gran velocidad hacia él, no era muy bueno con los tiempos y a menudo el bate fallaba el objetivo, pero cuando las golpeaba volaban aún más rápido y con más vigor. Marco no tenía toda esta fuerza con el bate pero sí mayor precisión, y así los dos lucharon para ver quién se convertiría en el nuevo as del béisbol de la nación.

Terminaron tarde y tardaron una hora entera en recuperar el aliento, cargando el equipo en su lugar y arrastrando los pies hacia el mostrador, salieron. Y como Luffy quería algo dulce, se detuvieron en el Burger King para comprar algo.

"Gracias y adiós."

Marco le entregó la bolsa a Luffy quien inmediatamente comenzó a comer su helado, ya que el dueño del auto le había dado permiso siempre y cuando no lo ensuciara demasiado.

Por eso siempre era muy cuidadoso y además él mismo no quería obligar a su amigo a lavar el coche cada vez.

"De todos modos – Marco esperó a salir de la rotonda para hablar – de antes, a pesar de todo lo que ha pasado eres bienvenida a mi casa no hay problema. Mi casa es tu casa, como se dice, pero no solo por cortesía, es como si fuera tu casa en serio. Tienes..."

"No. Esa es tu casa y yo sólo soy tu amigo que puede entrar con tu permiso."

"De hecho te estoy dando permiso."

"Todavía no. Me estás dando la libertad de ser parte de esa casa y no quiero. Si queremos que las cosas vuelvan a ser como antes tenemos que poner límites, tengo que ponérmelos yo misma".

"El caso es que están exagerando, Luffy."

"No es verdad, tienen razón. Y tú tienes que ayudarme. Trátame como siempre, pero no me obligues a cruzar los límites que yo te impongo".

"No te estoy obligando, sólo te estoy diciendo..."

"Esta es la única manera de continuar nuestra amistad, Marco. Dame mi espacio hasta que deje de lado mis sentimientos. Cuando me enamore de otra persona, podremos volver a ser como antes".

Marco no respondió más, tenía el ceño fruncido y la boca reducida a una gruesa línea, mordiéndose ligeramente el labio inferior. Luffy suspiró por la nariz y abrió la puerta del auto cuando se detuvieron ante un semáforo en rojo.

¡Qué lío, debe ser porque te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora