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El esfuerzo es primordial en la vida, el poder de alcanzar metas definidas o incluso lograr sueños que uno pensaba que era inalcanzable. Es lo que lo hace más interesante, y a su vez el temor constante de fracasar permanece en nuestras mentes.

Shigeo Kageyama no era la excepción, él también tenía sus expectativas, y como toda persona, tenía miedo. Un temor persistente de reconstruir lo que tanto empeño depositó. Eso era algo que claramente quería evitar, por tal motivo, haría cualquiera cosa para que esto mismo no se derrumbe. 

Cualquiera cosa, ¿no?

Y aunque no se reconocía como una persona inteligente, cómo lo era su hermano menor: Ritsu Kageyama, a quien apreciaba mucho. No era motivo para desvanecerse junto con sus propios sueños. Llegó a cumplir muchas de sus expectativas, esto gracias a su propia voluntad, y sin duda alguna, la de aquellas personas que no perdieron la esperanza en él. Sin embargo, en la mente del joven Shigeo, solo deambulaba el nombre de una persona; su maestro: Reigen Arataka.

Un hombre respetado por muchos, admirado y gozado por su único y último discípulo: Mob.

Hacía tiempo que no pensaba en dicho hombre. Recordaba con temor lo sucedido, ¿lo odiaba por lo que hizo? 

Shigeo, es imperfecto como todo ser humano, cometió y cometerá errores a lo largo de su vida. No obstante, de todos los que cometió, su peor desacierto fue enamorarse de aquel hombre de traje elegante. Titulado anteriormente su maestro, como alguien a quien debió inspirarlo, más no hacerlo suspirar.

Cabe recalcar que entre él y su superior no sucedió algún acto inmoral. Ambos mantuvieron una relación distante entre discípulo y maestro. En ese entonces, aquel adolescente de tan solo quince años, había despertado en él el surgimiento de un extraño y vigoroso sentimiento hacía el psíquico mayor. Una fuerte admiración que con el transcurso del tiempo se fue transformando en un amor platónico.

Incluso tomó el valor de pregustarle a este mismo en cómo debía de declararse, qué debería de hacer para que la persona que tanto ama esté a su lado. El rubio, como todo un adulto y experimentado y conocedor en esos temas (solo conocedor), aquellos que eran usuales que ocurran debido a la etapa que desarrollaba el menor; intentaba satisfacer las dudas del curioso muchacho. Sin saber y ni tan siquiera sospechar que en realidad se trataba de él.

 "—Maestro Reigen, me gustaría hablar con usted después de trabajo."

La oración había sido alcanzada por los oídos del adulto, quien mostró cierta intriga ante la inquietud del azabache. Aquel que en ningún momento despegaba los ojos de sus manos juguetonas y nerviosas.

 "—Mob, ¿Pasó algo? Sí tienes algo que decirme podrías contármelo ahora—"fue un intento de que captara su atención, quería que lo mirara. Sin embargo, no lo obtuvo"—.Venga, pequeño. Yo te escucho."

"—No. Es algo que me gustaría hablarlo... en privado. No me sentiría cómodo que los clientes interrumpieran, o que escuchen"—logró mirarlo por unos segundos, pero estos fueron arrebatados por la vergüenza. Un leve pigmento rosa fue destacado en su rostro.

"—Entiendo—suspiró—.Solo no dejes que te agobien esos pensamientos. ¿Está bien, Mob?"

Mob pudo percibir la mirada afectuosa de Reigen, lo cual, lo mantuvo feliz. Otorgándole una sonrisa calmada. 

Felicidad que desafortunadamente no perduró. 

"—Usted me gusta."

Ni esperó que le preguntara, ni habían salido de la oficina. Sus pensamientos se desbordaron de su mente llegando a expulsarlo todo con una sola frase. El adulto lo escuchó, claro que lo hizo. Estaba apunto de abrir la puerta y salir de la solitaria habitación.Sin embargo, ninguno salió. Solo se hallaban ellos dos.

La persona el cual estaba dirigida dicha frase volteó incrédulo."—Mob, no deberías de tener esos..."

"—¡Lo sé! Sin embargo, es algo que ni yo logró entender. ¡Solo no podía contenerlo más!—de repente, las lagrimas no tardaron en caer de sus mejillas, la angustia empezaba a invadirlo—Necesitaba decírselo. Y yo.. ¡Yo Lo siento mucho, maestro Reigen!"

Shigeo esperaba su desprecio, su indiferencia ante aquella situación. Más no sucedió. Su cuerpo había sido rodeado por los brazos del contrario. Un calor confortable en su pecho, sus mejillas rojitas rozando con el elegante traje, su pequeña nariz percibía la singular esencia de su maestro, la persona a quien amaba. Empezó a sollozar entre sus hombros, su sentir era indescriptible.

"—Tranquilo pequeño. ¿Por qué te disculpas?"

un susurro audible, un leve cosquilleo en la parte inferior de su oreja.

"—Porque por culpa de mis estúpidos sentimientos el maestro Reigen ya no me verá de la misma forma..."

"—Puede que tengas razón. De hecho, lo tienes. Sin embargo, tus sentimientos nos son estúpidos, Mob, son lindos."

¿Había escuchado bien? ¿Por qué le era tan difícil expresarse?

 "—Entonces...¿no está molesto..?—le era difícil hablar, el aire era ausente por el estado en el que se encontraba. 

"—Para nada. Que no los acepte no significa que ahora lo esté. Sería absurdo decir que lo estaría. Aprecio mucho tu sinceridad y la valentía que tuviste para contarlo, eso vale mucho. Tú vales mucho, Mob. Aunque me hayas dicho sobre lo que piensas y sientes hacia mi persona, el cariño y aprecio que te tengo nunca se irá. Comprendo que nuestra relación no seguirá siendo la misma de antes, entiendo que te sientas así. Eres un adolescente, estas experimentando todo tipo de emociones y desarrollando una etapa muy importante que marcará tu vida. Tal vez nunca olvidarás este momento. Estoy seguro que no. Y si sientes la necesidad de hablar con alguien, no te preocupes"—los hombros de Shigeo fueron sujetados por las grande manos del mayor, el abrazo despareció y ahora sus miradas eran compartidas. EL rostro del menor aún seguía rojo y el estado en el que se hallaba lo hacía sentir vulnerable"—, yo te escucharé e intentaré ayudar con lo que pueda y sea necesario."

Comprendió que no lo odiaba, que alivio. El sabor amargo de que pudo haber decepcionado a su maestro al haber expresado su sentir lo había atormentado durante un largo tiempo. Y ahora que es conocedor de ello, no tiene nada de que temer. Reigen sabe el secreto de Mob, sin embargo, ¿Mob sabe el secreto de Reigen?

¿Fue ahí cuando te empezaste a desmoronar?, ¿Fue cuando cometiste el terrible error de expresar lo que sentías?, ¿El error de haberle creído? Creíste en lo que dijo, fue culpa tuya. Por eso ahora te arrepientes, sufres recordando lo sucedido. Porque sabes que destruiste una relación que pudo haber llegado a más. Sin embargo, actuaste sin pensar.

 Ahora Mob piensa que Reigen lo odia por quebrar el vínculo que ambos tenían.

Tal vez tenga razón. El resentimiento preservará, hasta que el destino los vuelva a unir nuevamente. 



Teacher's PetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora