𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑𝟑: 𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘-𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄

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(𝘎𝘐𝘕𝘕𝘠)

Odiaba a mi hermano Daryl; mandarme a trabajar así, sin más, ni siquiera se había molestado en saludarme. Glenn y yo estábamos descargando las enormes bolsas, imposibles de trasladar. Seguíamos sin hablar; las cosas no iban mal, pero nada había cambiado desde el interrogatorio. Al menos prefería que las cosas siguieran igual a que empeoraran.

—Eh, ¿me ayudas con la grande? —me habló. No esperaba que lo hiciera, sobre todo cuando él era quien me evitaba. La bolsa era gigantesca, la más grande de todas, y estaba en uno de los maleteros, a punto de explotar por su tamaño. Con lo debilucho que era Glenn, no iba a poder cargarla solo, así que entendía por qué me pidió ayuda. Después de todo, nos habían dejado a los dos de descargadores.

—Vale —respondí, encogiéndome de hombros.

Abrí el maletero antes de sacar la bolsa entre los dos; nos costó un montón. Estaba enganchada, imagina lo grande que era.

—Ya está —murmuró Glenn para sí mismo una vez logramos dejar la bolsa en el suelo. En realidad, trabajar conmigo le costaba más esfuerzo que la tarea en sí.

—¿Cuántas quedan? —suspiré por el esfuerzo mientras me pasaba la muñeca por la frente para quitarme el sudor. El sol no ayudaba nada, estaba chorreando litros de sudor, los suficientes para llenar una garrafa de ocho litros.

—Dos —respondió, imitando mi gesto. A él se le veía más agotado, ya que había ido a por las provisiones. Merecía descansar, a pesar de todo. Por mucho que ya no fuéramos amigos, no podía ser injusta.

—Yo me encargo —le dije. Él me miró sorprendido.

—¿Segura? Pesan mucho, eh —admitió.

—Tú vienes de currar, descansa. Vete con Maggie —contesté.

—Cualquier cosa, me llamas. Y si no, tu hermano me dijo que iba a hablar con Carl, estará con él —me dijo. ¿Daryl hablando con Carl? ¿Para qué querría mi hermano hablar con él? Por eso me había dicho que hiciera esta tarea. ¡Será mentiroso! Y para colmo, interrumpió el casi beso.

—¿Te dijo por qué? —pregunté.

—Lo siento —respondió. Me dio a entender que no lo sabía o que no quería decírmelo. Ambas opciones eran posibles, y viniendo de Glenn, después de todo lo ocurrido con Merle, me inclinaba por la segunda. Pero bueno, no era algo que me preocupara. Carl y yo teníamos una promesa, una pinky promise, y él no la rompería. Si mi hermano le decía algo, Carl me lo contaría.

—Descansa adentro —le dije. Él asintió y se marchó. Era la primera vez en semanas que hablaba con Glenn, fue breve pero lo suficientemente gratificante para descubrir que mi maravilloso hermano seguía ocultándome cosas.

Glenn se fue con Maggie y el resto de las chicas, mientras yo descargaba las bolsas. Le di vueltas a lo que Glenn acababa de confesarme, entre mil preocupaciones que me ocupaban la cabeza.

Entre ellas, el casi beso con Carl, la pulsera y la interrupción de Daryl. ¿Qué le diría Daryl? ¿Lo habría amenazado? Naa, no lo creo, ¿verdad?

Luego estaba el tema de los interrogatorios a T-Dog y Andrea. ¿Los recuerdas? Aún no había tenido la ocasión de hacerlos ni de prepararlos, y debía decidir si contarle a Carl y hacerlos con él. Probablemente no lo haría, ya que le prometí dejar ese caso aparcado hasta recordar la misteriosa noche que todos conocemos. Cuando el caso de Randall avanzara un poco más, haría los interrogatorios. Al fin y al cabo, ya no había nada que perder.

—Hola otra vez, rubita —sentí algo posarse sobre mi cabeza. Me asusté al principio; estaba tan metida en mis pensamientos que no esperaba para nada eso. Luego me di cuenta de que solo era Carl, poniéndome su sombrero en la cabeza, y relajé los hombros.

EL SONIDO DE LA MUERTE [CARL GRIMES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora