En su último año de preparatoria Aarón se ve forzado a elegir entre dos chicos completamente diferentes.
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Historia LGBTQ+, BL.
HISTORIA 100% ORIGINAL. SE PROHÍBE CUALQUIER TIPO DE COPIA O ADAPTACIÓN.
Si levantarse tarde fuera un deporte definitivamente Aarón tendría una medalla de oro. No sabe si culpar a su muy cómoda cama, sus suaves cobijas o el cansancio constante que le dejó la persecución de dos días atrás.
Peinó su cabello con un cepillo de cerdas suaves y lo acomodó bien tras sus orejas para que no le molestara en el rostro por lo largo que estaba, casi llegando a sus hombros con suaves ondas Aarón sentía que se veía bonito, aunque estaba convencido de cortarlo en algún momento. Salió de su habitación y bajó las escaleras a paso apresurado, pero aun así con cuidado de no pisar a su perro cocker spaniel que dormía en el primer escalón, resulta que el animal nunca salió de la propiedad hace unos días cuando se perdió, simplemente se metió bajo la casa en busca de una rata.
—¡Ya me voy papá! — gritó frente a la puerta de entrada sabiendo que su papá estaba en la cocina.
—¡Ronie, espera! — gritó su papá de vuelta.
—Papá, es tarde, en serio debo irme— Aarón habló mientras caminaba en dirección a la cocina.
—Hola, pinkie pie— saludó una persona a la que no esperaba ver en su casa a las 7 de la mañana.
Aarón casi se atraganta con su propia saliva al ver a Blake sentado muy cómodamente en una de las sillas altas de la barra de la cocina con una humeante taza de café en sus manos, su taza de café.
—¿Qué caramelos haces aquí? — fue lo que atinó a decir.
—¿Caramelos? — Blake lo miró confundido.
—Aarón no dice malas palabras así que busca variantes que según él son parecidas, caramelo es igual a carajo— explicó tranquilamente el padre de Aarón.
—Entiendo, caramelos— dijo Blake aguantando una risa. —Vine a buscarte, pinkie pie, no estabas listo así que tu papá me invitó a pasar.
—¿Por qué tienes que ser tan vergonzoso? — Aarón miró a su papá quien sonrió con inocencia. —Y tú, vamos, es muy tarde.
—Adiós, señor Lewis, fue un placer— se despidió el alemán antes de salir de la cocina dejando a padre e hijo solos.
—Cuídate, Blake— el señor Lewis alzó un poco la voz y luego miró a su hijo. —¿Nos gusta Blake?
—¡Dios, papá! — se quejó Aarón y salió de la cocina escuchando las risas de su papá.
Blake ya había salido de la casa y caminó hasta su camioneta, Aarón lo siguió de mala gana, no iba a rechazar su ayuda si ya de por si era bastante tarde.
—Sabes, pinkie pie, si me dieras tu número de teléfono no tendría que entrar a tu casa a buscarte— encendió el vehículo. Aarón rodó los ojos mientras se ponía el cinturón.
Aún no confiaba lo suficiente en Blake como para darle su número de teléfono y ahora que se había unido al equipo de fútbol mucho menos.
—Lo pensaré— dijo simplemente y Blake rió, no le creía.
—No entiendo por qué tus defensas están tan altas conmigo, pinkie pie, yo soy de los buenos.
—Pruébalo— soltó sin pensar.
—Bien, te llevaré a desayunar ahora que han cancelado la primera clase.
Aarón guardó silencio y sacó su teléfono para verificar la información. Efectivamente su profesor de física canceló la clase. Aarón formó un puchero con sus labios, hubiese preferido que cancelaran la clase de gimnasia de la siguiente hora.
En medio de un silencio que no resultaba tan incómodo, Blake llevó a Aarón a una cafetería en el centro. Un local bastante acogedor. Se sentaron en una mesa junto a la ventana que daba a la calle y un calor bastante agradable se instaló en el pecho de Aarón, a Blake no le molestaba que lo vieran con él, eso era una experiencia nueva.
—¿Puedo ayudarte, guapo? — una mesera se acercó a ellos y habló mirando directamente a Blake.
—Mi acompañante pedirá primero— señaló Blake sin apartar los ojos del menú que sostenía entre sus manos.
—El menú número dos, con un batido de moras— pidió cerrando el menú y entregándosela a la mesera que ni siquiera se molestó en verlo, aunque sea un segundo.
—Yo quiero el menú número 3 con una malteada de fresa— Blake también cerró el menú y se lo entregó a la chica.
—La malteada de chocolate es mejor— indicó.
—Descuida— habló mirando a Aarón directamente a los ojos. —Me gusta el rosa.
Las mejillas de Aarón se ruborizaron de manera suave cuando apartó la mirada hacia la ventana. Era la segunda vez que escuchaba a Blake decir aquello, pero aún no estaba seguro de qué significaba. ¿Es su forma de coquetear? En caso de que sea sí, definitivamente es muy raro.
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Luego de desayunar con Blake, Aarón tuvo que volver a la pesada realidad de la clase de gimnasia. No tiene que fingir que le gusta o que es bueno en eso, es pésimo en los deportes igual que sus dos mejores amigas con quienes comparte la clase.
—Entonces, recapitulemos— dijo Wendy mientras estiraban antes de trotar. —Despertaste y Blake estaba en la cocina de tu casa tomando café con tu papá, fueron a desayunar y luego te obligó a darle tu número de teléfono y te mandó emojis sonriendo apenas se separaron cuando llegaron aquí.
—Sí— afrimó.
—¿Él pagó el desayuno? — preguntó esta vez Cris y también recibió una respuesta afirmativa. —Entonces fue una cita.
—Él no usó esas palabras, así que yo no lo calificaría como una cita.
—Pues yo sí— chilló Wendy con emoción. —¡Es tu primera cita, Ronie!
—¡Cállate! — Aarón cubrió la boca de la pelirroja con sus manos rezando para que nadie hubiese escuchado.
Miró alrededor en busca de alguien que tuviese su atención en ellos y lamentablemente una persona sí que había escuchado todo.
—¿Encontraste a quién lamerle las bolas, mariposa? — dijo Brad acercándose a pasos tranquilos hacia los tres amigos.
—¿Y si lo hizo qué? — respondió Wendy de forma tajante. Brad se cruzó de brazos y agachó la mirada para ver a la bajita chica pelirroja que parecía furia de inside out.
Brad le dio alguna respuesta a Wendy que solo la enfureció más y comenzó a despotricar bajo la mirada del más alto. Aarón estaba con Cris a un lado sin prestar la más mínima atención a lo que discutían y en su lugar miraba atentamente como las mangas de la camiseta de Brad se aferraban a sus bíceps. El sudor hizo que la prenda se pegara a su musculoso cuerpo por todos lados y casi se podían apreciar con claridad sus abdominales.
—Cuidado con la baba, mariposa— se burló Brad cuando dejó de prestar atención a Wendy.
Las miradas de los dos chicos se encontraron en una pequeña guerra por el control de la situación y como en cualquier deporte, Aarón tampoco era bueno en las guerras de miradas.
Su tortura se vio terminada cuando sonó el silbato del entrenador del equipo de fútbol y Brad tuvo que marcharse a su propio calentamiento.
—Es un...
—Maldito— completó Cris el comentario de Aarón.
—Eso— estuvo de acuerdo Aarón.
Luego pensaría en otro adjetivo que pueda usar para definir a Brad, ahora solo se concentraría en no morir durante el trote de 20 minutos antes de iniciar con la clase.