El fantasma // PJSK fanfic

• VI

— ¿Sí?

Me giré casi al instante ante el llamado de Shinonome, quien con los ojos bien abiertos sonreía de lado de manera cómplice.

— Toya Aoyagi.

Me tomó unos segundos entender su repetición. Imité su cara de sorpresa, pero de manera diferente.

Algo de miedo creció en mí al saber que reaccionaba al nombre. Antes de que pudiera acercarme nuevamente para ver el libro, Shinonome dio un paso adelante.

Frente a mí, dejó el libro sobre la mesa.

Era una foto borrosa donde sólo se distinguía el uniforme escolar masculino. El rostro del estudiante era borroso, prácticamente invisible; como si alguien hubiera pasado alcohol, como si hubiera pasado un dedo sobre la foto.

Lo único que se podía distinguir era el cabello, cabello de dos colores azules, algo grisáceos. Un lado era claro, el otro era oscuro.

— ¿Soy yo?

Shinonome echó un "duh", levantando sus hombros en un rápido gesto mientras sus ojos se van hacia otro lado. Como siempre, hace todo un acto para hacerme saber que mi pregunta le resulta tonta.

Al ver mi cara que supondré es seria, reacciona y responde con pocas ganas.

— Ese pelo no lo tendría nadie —su mano sube a su cadera mientras me apunta con la punta de su nariz—. Si pudieras verte, lo sabrías.

Casi inconscientemente, procedo a acariciarme el pelo. Bueno, tal vez tenga razón.

Vuelvo a ver la foto. Mi foto, mi foto de estudiante.

¿En serio soy yo? Según Shinonome, mi pelo lo delata. Sin embargo, para mí, que nunca me he visto, suena irreal.

¿O es que es irreal? ¿Cómo es que existe esta foto, en primer lugar? ¿No la eliminaron los ángeles?

Apoyo ambos brazos en la mesa, mordiendo mi labio en un pensamiento profundo.

— Tenía razón yo~ —Shinonome, al lado mío, habla como si fuese a cantar, orgulloso de sí mismo—. Al final sí hay rastros de ti.

Me encantaría negarlo, pero sí, tiene razón.

— Es muy extraño —suspiré, presionando mis dedos en la mesa múltiples veces—. El cielo no eliminó esta foto...

— Exacto.

Él agarró, cerró el libro y se volteó para guardarlo en su lugar sin antes sacar mi foto de ahí. Mis ojos lo siguieron en todo el trayecto.

Yo me limité a tragar.

— Ni Dios puede eliminar a sus creaciones, je.

Shinonome parecía alegrarse más y más por cada palabra que salía de su boca mientras empezaba a caminar por la sala, con mi foto guardada en su bolsillo.

— ¿Sabes? De por sí fallaron al dejarte el uniforme. Por eso supe que tenía que buscar información aquí.

Respiro hondo, cruzándome de brazos mientras escucho su regodeo. En efecto, desde hace tiempo que noté el parecido de mis ropas con las de esta escuela.

— Tengo las ropas que tenía cuando morí.

Él asiente levemente. El mínimo de tiempo pasa en silencio cuando él agarra mi muñeca y nos saca de la sala.

Vamos a paso lento por el pasillo, pasillo no vacío. Algunos alumnos se ven charlando o yendo a sus salones.

Tengo cosas en las que pensar, no lo negaré. Mi nombre hace eco en mi cabeza, imposible de ignorar.