capitulo 1

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Capítulo 1: Un día normal

Era un día cualquiera en la vida de Alex Martínez. El despertador sonó a las 7:00 a.m., su ritmo habitual. Con un suspiro, lo apagó y se estiró en su cama. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando su habitación desordenada, llena de libros y cómics. "Otro día, otra rutina", pensó mientras se arrastraba hacia el baño.

Con el cabello revuelto y un rostro aún dormido, se miró en el espejo. "¿Cuándo seré más que un chico común?", se preguntó, rascándose la cabeza. En la escuela, Alex era un estudiante promedio. No era el más popular ni el más destacado, y la mayoría de sus compañeros lo ignoraban. Sin embargo, tenía sueños. Soñaba con ser un héroe, con salir de la sombra de la mediocridad y hacer algo grande con su vida.

La escuela

Al llegar al colegio, el bullicio habitual lo envolvió. Sus compañeros reían y bromeaban, mientras Alex se dirigía a su aula. Se sentó en su pupitre habitual, al fondo de la clase, donde podía observar sin ser notado. La profesora comenzaba la lección, pero su mente vagaba. Pensaba en cómo sería vivir en un mundo donde los sueños se convirtieran en realidad, donde él pudiera ser alguien importante.

La clase avanzó, y Alex apenas tomó notas. Sus pensamientos estaban lejos, imaginando aventuras, batallas épicas y hazañas heroicas. Justo cuando su mente comenzaba a perderse en un mundo de fantasía, un papelito cayó en su escritorio. Era un mensaje de su compañero, Miguel: “¿Vas a la fiesta del viernes?”.

Alex sonrió, pero su respuesta fue un simple “No, tengo cosas que hacer”. En realidad, no tenía planes; siempre se quedaba en casa, a menudo perdiéndose en juegos y libros. Mientras sus amigos planeaban su fin de semana, él se preguntaba si algún día sería parte de algo más grande.

El encuentro misterioso

Después de clases, decidió tomar un atajo por un callejón poco transitado. Caminaba, absorto en sus pensamientos, cuando algo brilló a su izquierda. Intrigado, se acercó. Allí, en el suelo, encontró un dispositivo extraño, parecido a un pequeño ordenador portátil, con luces parpadeantes y una pantalla que mostraba símbolos desconocidos.

Al instante, una corriente eléctrica recorrió su cuerpo al tocarlo. "¿Qué es esto?", murmuró, sintiendo cómo el dispositivo cobraba vida en sus manos. La pantalla se iluminó y una voz resonó: "Bienvenido, Alex. Has sido elegido para recibir un sistema avanzado. Tu vida cambiará para siempre."

La transformación

Alex, aturdido, llevó el dispositivo a casa y lo mantuvo en su habitación, escondido bajo la cama. Esa noche, la curiosidad pudo más que él. Lo encendió y comenzó a explorar sus funciones. A medida que navegaba por las diferentes aplicaciones, se dio cuenta de que podía acceder a información ilimitada. Todo, desde tutoriales de matemáticas hasta estrategias de videojuegos, estaba al alcance de su mano.

Con el tiempo, las calificaciones en sus exámenes mejoraron drásticamente. Sus amigos comenzaron a notarlo. “¿Qué has hecho, Alex? ¡Eres un genio!” le decían. Alex sonrió, guardando el secreto del dispositivo, sintiendo que era su oportunidad de brillar.

Un día, en la clase de educación física, decidió probar algo nuevo. Se unió al equipo de fútbol, un deporte que siempre había admirado desde la distancia. Con el dispositivo a su lado, aprendió rápidamente los movimientos y tácticas. Para su sorpresa, no solo mejoró; se convirtió en el mejor jugador del equipo en semanas. La atención de sus compañeros cambió; de ser un chico invisible, ahora era el centro de atención. Chicas y chicos lo aclamaban.

Las primeras responsabilidades

Sin embargo, con el poder vino una creciente presión. Alex se dio cuenta de que no solo podía usar el dispositivo para su beneficio personal. Con su nueva popularidad, sentía la responsabilidad de ayudar a sus compañeros y su comunidad. Comenzó a utilizar sus habilidades para resolver problemas, desde ayudar a un amigo a superar una crisis familiar hasta liderar iniciativas para mejorar el ambiente escolar.

Pero la verdadera prueba llegó cuando un grupo de compañeros más grandes comenzó a observarlo. Un par de chicos, conocidos por ser problemáticos, le lanzaron miradas desafiantes. Una tarde, mientras salía de la escuela, se acercaron a él.

“Así que eres el nuevo chico popular”, dijo uno, con una sonrisa burlona. “¿Qué tal si compartes tus secretos?”

La sombra del peligro

Una sensación de inquietud se apoderó de Alex. Al principio, pensó que podrían estar bromeando, pero la mirada en sus ojos era amenazante. La atención que antes le encantaba ahora se sentía como un peso. Esa noche, mientras revisaba las funciones del dispositivo, notó una sección que mostraba un mapa de su vecindario, con varios puntos iluminados. Uno de ellos se encontraba cerca de su casa.

Decidió investigar. Cuando se acercó a ese punto, vio a los chicos que lo habían estado siguiendo. Estaban de pie en la esquina, hablando entre ellos, con expresiones de complicidad. Alex sintió un escalofrío recorrer su espalda. “¿Qué quieren de mí?”, se preguntó.

Durante los días siguientes, la presión aumentó. Las miradas se convirtieron en susurros, y los rumores comenzaron a circular. Alex decidió que debía aprender a controlar el dispositivo. Pasó horas explorando sus capacidades, desde mejorar sus habilidades físicas hasta acceder a información sobre defensa personal.

La confrontación

Una semana después, la situación llegó a un punto crítico. Los chicos finalmente lo confrontaron en un rincón del colegio. “Escucha, pequeño genio. Sabemos que tienes algo que nos interesa. Devuélvelo, y no tendrás problemas”, dijo el líder del grupo, un chico llamado Marco, con una mirada desafiante.

La adrenalina corrió por las venas de Alex. Era su momento de demostrar que no era un simple estudiante. “No tengo nada que te interese”, respondió con más firmeza de lo que sentía.

“¿Oh, sí? ¿Y qué pasará si no cooperas?” Marco se acercó, la amenaza palpable en el aire. Alex sintió la presión del momento. Mirando a su alrededor, vio a sus amigos observando desde lejos, esperando que tomara una decisión.

Recordando todo lo que había aprendido, Alex activó una función del dispositivo que le permitió mejorar su agilidad. En un movimiento rápido, esquivó a Marco y salió corriendo. El grupo lo persiguió, pero Alex sabía que tenía que encontrar un lugar seguro.

El despertar del héroe

Después de un momento de pánico, logró escapar a un parque cercano, su corazón latiendo con fuerza. Allí, respiró hondo, sintiendo la energía del dispositivo pulsar a su lado. “Esto es solo el comienzo”, se dijo a sí mismo. Había cruzado un umbral; ya no era solo un chico promedio. Tenía el poder de cambiar su destino.

Al día siguiente, decidió actuar. Se reunió con sus amigos y les confesó lo que había encontrado. “No solo se trata de mí”, dijo. “Podemos usar esto para ayudar a otros, para hacer del colegio un lugar mejor.” Sus amigos, sorprendidos pero emocionados, se unieron a su causa.

La nueva misión

Con la ayuda de sus amigos, Alex comenzó a usar el dispositivo para ayudar a otros estudiantes. Organizaron grupos de estudio, actividades deportivas y eventos para unir a la comunidad. Pronto, el colegio se transformó en un lugar más amigable, y el grupo de Alex se convirtió en un símbolo de cambio.

Sin embargo, las sombras seguían acechando. A medida que ganaba popularidad, también atraía a aquellos que deseaban apoderarse del dispositivo. Alex sabía que tenía que estar preparado para enfrentarlos.

Reflexión

Una noche, mientras contemplaba las estrellas, se preguntó si realmente estaba listo para el desafío que se avecinaba. Tenía el poder, pero también la responsabilidad de utilizarlo sabiamente. Su corazón latía con fuerza, no solo por la emoción de lo que había logrado, sino por el peso de lo que estaba por venir.

Conclusión del capítulo

Así comenzaba la historia de Alex Martínez, un joven que había sido elegido para algo más grande de lo que jamás había imaginado. La vida que una vez había sido un sueño se convertía en su nueva realidad, y con ello, el desafío de enfrentar no solo sus miedos, sino también el destino que lo aguardaba. Su viaje apenas comenzaba, y sabía que tendría que luchar no solo por él, sino por todos aquellos que ahora confiaban en él.

El Ascenso del ElegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora