58

94 17 8
                                    

Mo Ran estaba escondido en uno de los rincones más solos de la escuela. Quería que, al menos ese viernes, Qiutong no lo molestara.
La chica se había pasado toda la semana acosando a Mo Ran, quien trataba desesperadamente por alejarse de ella, jamás tenía buen resultado.

Por un momento, creyó que al fin había logrado esconderse de Qiutong, pero apenas y cerró sus ojos para disfrutar de su tranquilidad, cuando escuchó aquella voz que ya se le hacía más fastidiosa de lo normal.
—¡Aquí estas! —Dijo la chica con una sonrisa exagerada. Se sentó junto a Mo Ran, ambos estaban en el piso, recargados en la pared.
—¿Cómo mierda me encuentras? ¿A caso me pusiste un GPS?
Qiutong no hizo caso a los comentarios sarcásticos de Mo Ran, solo tomó algo de jugo y después le dio la botella.
—Toma, lo compre para ti.
—Tu intento de beso indirecto no va a funcionar conmigo —Hizo la botella a un lado— déjame en paz.
—Lo haré cuando aceptes salir conmigo —Sonrió de forma coqueta.
—Ya te dije que me dejes en paz. No me gustas.
—Bueno, tu tampoco le gustabas a Shi Mei y aún así lograste salir con él.
La sangre de Mo Ran hirvio de coraje cuando escuchó el nombre ajeno. No sabía si era porque le recordara que Shi Mei jamás lo vio como algo más que un amigo, o si era porque no quería que su dulce nombre fuera pronunciado por alguien tan molesta como Qiutong.
—Te aseguro que no funcionará —Mo Ran se puso de pie.
—Bueno, aún estás soltero, y no estás interesado en nadie —Qiutong también se puso de pie—, así que no hay nada que me impida coquetear contigo.
Mo Ran, que ya estaba unos pasos lejos de la chica, se detuvo y se dio la vuelta para mirarla.
Una sonrisa algo traviesa se asomó en sus labios, se le había ocurrido algo.
—¿Quién te dijo que no estoy interesado en alguien?
—¿A caso lo estás? —Qiutong cruzó los brazos. Lo estaba retando— ¿y quién es ese alguien? No creo que hayas olvidado tan fácilmente a Shi Mei.
Era cierto, Mo Ran aún no olvidaba a Shi Mei, pero no quería perder contra Qiutong, solo quería que ella lo dejara de una vez por todas. Así que solo dijo el primer nombre que se le vino a la mente:
—WanNing.
—¿Que? —Qiutong rio— ¿De verdad crees que me tragaré ese cuento?
—Bueno, si lo crees o no, es tu problema, ya te he dicho quien me gusta, así que déjame en paz.
—Pues no creo que tu le gustes a WanNing,  aún no hay nada asegurado —Qiutong comenzó a caminar—. Cuando vea un interés mutuo, enconteces me rendiremos contigo.
Mo Ran vio como se alejaba la chica.
Solo sintió alivio un par de segundos para después preocuparse. Ahora tenía que hacerle creer a Qiutong que en realidad estaba interesado en WanNing.

La confesión de WanNingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora