Cada dos semanas llegaba correspondencia de Carlos para Lucia, y de ella para él, se volvió un hábito que cumplieron los dos al pie de la letra, cada vez que los barcos zarpaban, de un puerto a otro, los sentimientos impregnados en esas letras recorrían los mares y regiones hasta llegar a su destinatario.
Leer las cartas de Lucia para Carlos era preciado, sentía escucharla hablar y tenerla cerca, sus anécdotas, ocurrencias, chismes, lo hacían reír, imaginar, molestar, era vivir cada línea en carne propia.
- “Señor Carlos, me es imprescindible preguntarle cómo siempre, ¿cuándo regresará?; el tiempo se me hace eterno, todo lo que hago, me sabe amargo, los bailes no tienen la misma gracia y emoción, todo me parece gris, la misma gente, los vestidos más feos que puedas imaginar, los mismos locos tratando de conseguir pareja, unos perdiendo en el camino, otros ganando, dependiendo de quien lo mire, en mi caso creo que casarse es perder, pierden la libertad, el juicio, el amor propio, en fin, quien piensa en casarse y sobre todo siendo tan jóvenes, definitivamente están muy locos-
“Solo espero que vuelvas pronto. Otra cosa, Leonardo, Rubén y Diego son pésimos para robar el vino, creo que pronto nos descubrirán, por favor regresa no puedes permitir semejante cosa.
Te quiere y extraña Lucia”_
-“Querida Lucia, no me puedo imaginar, que no disfrutes los bailes, vamos anímate, pronto estaré contigo, recuerda que, si eres feliz, me haces feliz… Tú lo has dicho depende del punto de vista de cada quien mi Luci, tú ves casarse como perdida de libertad, yo lo veo como compartir la libertad, espero que algún día te des cuenta, y vivas el amor que te mereces, que te dejes amar…
Pronto regresaré no puedo permitir que unos tontos nos dañen los momentos más divertidos en los bailes. Cuídalos por mí, por favor no los regañes tanto, recuerda, que no van a ser como yo, pero hacen el intento….
Te quiere y te extraña con locura, Carlos.."-
