Nelly
Bueno, luego de unos muy largos meses, al fin la bendita boda de mi mejor amiga llegó. Pensé que ya la había visto en su momento más histérico mientras planeábamos la boda, pero no es hasta este momento, a sólo unos minutos de caminar al altar, es que la veo muchísimo más insoportable.
Quiero golpearla para que se calme.
—¡Ya estate quieta! —digo cuando intento acomodarle su velo.
—¡No me grites que estoy nerviosa!
—Tú me pones nerviosa a mi.
Me alejo un poco para ver que su vestido y velo hayan quedado bien. Sonrío, se ve muy hermosa. La volteo para que se mire al espejo, y cuando lo hace deja de estar nerviosa, se queda quieta con su labio temblando.
—Me veo hermosa.
—Te ves preciosa. —la abraza de costado— Pero no entiendo porqué te casas de blanco y usas el velo si no eres virgen.
Por fin hago que se tranquilice por completo y suelte una carcajada.
—Para que mi papá crea que sí llegue virgen al matrimonio.
Claro, estoy segura que sus padres creían que al vivir un año y medio junto con su novio seguiría estando virgen y pura.
—Por cierto. —me muevo hacia una parte de la habitación en donde recuerdo que había guardado la pintura— Mamá te mandó su regalo.
Mis padres estaban invitados a la boda, ya que Roxana los quería mucho, pero mis hermanos se enfermaron hace dos días y no podían viajar y dejarlos en casa de ese modo. Como quiera, mamá me había pedido que le trajera su regalo.
—¡Que belleza! —chilla emocionada cuando ve la pintura de ella y Zaiden que mi madre había pintado. Es de la foto que yo tomé cuando se comprometieron— Dios mío, es realmente perfecta.
—Pues obvio, mi madre la hizo. —presumo.
Ella toma el gran cuadro y lo deja sobre una silla para verla mejor. Sus labios comienzan a temblar lo que hace que rápido tome una servilleta para que ni una lágrima ruede y dañe el maquillaje.
Justo en ese momento sus padres entran a la habitación para ver a su hija y avisar que en unos minutos la llevarían al altar.
Yo los dejo solos para irme a preparar junto con el idiota de Lucian. Ambos tendríamos que desfilar juntos al ser los padrinos.
Odio mucho mi vida.
Camino hacia el gran balcón en donde sería la ceremonia, en la puerta de encontraba el idiota, a sus amigos y al novio charlando. Me acerco a ellos, Zaiden se veía muy nervioso, no dejaba de arreglarse la corbata que luego Lucian tenía que arreglar.
—Comenzamos en unos momentos. —les aviso al llegar a su lado.
—¿Ya está lista? —Zaiden mira por encima de mi hombro— ¿Dónde está?
—Con tus suegros. —sonrío— Ve al altar, ella saldrá en unos minutos.
Sonríe nervioso, se acerca a darme un beso en la mejilla antes de caminar hacia donde el padre se estaba preparando. A los demás que desfilaran con las damas de honor les doy la orden de prepararse en sus lugares.
Ya me estoy poniendo nerviosa.
Lucian y yo nos mantenemos sin decir nada durante un rato, evito mirarlo a toda costa asomándome por las cortinas blancas que dividían el pasillo en donde estábamos y el altar. Las personas se sentaban en sus lugares en orden, Zaiden seguía nervioso.