3. ¿Que seremos ahora?

6 0 0
                                    

El par de jovenes permanecia pasmados de una manera razonablemente similar a 2 estatuas vivientes mientras los colores y emociones en sus abrazadoras miradas diferian, la tension que intoxicaba el ambiente dentro de la habitacion pudo haber asfixiado a quien se atreviera a cruzar por el umbral de la puerta en ese mismo momento. Durante los breves segundos de silencio entre ellos, el tiempo se congelo tanto como la capacidad de reaccionar de ambos, y en el mundo no habia nadie ademas de ellos 2. No se sabe con exactitud cuanto tiempo paso; tal vez 5 o 10 segundos, tal vez un par de minutos, tal vez una eternidad.

Sin embargo, la ausencia de algun sonido penetrando en el aire desaparecio cuando Eliza llego a recobrar el sentido. Los peculiares y breves ruidillos que emitian sus labios cuando hablar no era una opcion viable para su cerebro no podian ser llamados palabras, eran solo titubeos y murmullos incoherentes con los que expresaba su desconcierto por no poder hacer alguna otra cosa. Dallen por su parte no pudo hacer mas que retirar delicadamente su mano del hombro de la joven frente a el, y observar sus ligeramente humillantes intentos fallidos de comunicarse con el.

-¿Puedo... hacerte una pregunta?- murmuro/pregunto Dallen, sacando la valentia para hablarle de alguna fuente desconocida muy en el fondo de su ser.

-Eso... Eso creo...- respondio Eliza tratando de hacer lo menos notables su inseguridad y nerviosismo.

-¿Eres tu quien ha estado siguiendome?- pregunto denuevo el joven, esperando recibir una respuesta por la cual no tendria que sentirse avergonzado.

La sorpresa se hizo tan presente en el rostro de Eliza como el oxigeno que respiraba se hacia presente en sus pulmones, aunque se vio obligada a contener el aliento al oir lo que preguntaba el muchacho. ¿Que era esto que sentia? ¿Miedo? Era bastante probable que asi fuera dadas las circumtancias. Su garganta estaba en huelga total, no seria capaz de producir sonido alguno durante esta ocacion, nisiquiera aquellos balbuceos sin sentido que habia emitido anteriormente podrian salir de su boca. Por ende, no veia mas opcion que responder que asintiendo con la cabeza lenta y silenciosamente. Como si el ambiente no diera ya la misma sensacion que se tiene en una morgue.

-Ya veo...- dijo suavemente Dallen, mas para si mismo que para ella -. ¿Acaso te puse tan incomoda que quisiste vengarte? O...

-¡N-No! ¡Nada de eso!- exclamo Eliza dejandose de sutilezas y subiendo la voz por primera vez estando con el -. Es solo que... Tu confesion de verdad me saco de mi elemento... Estaba un poco espantada, y solo queria asegurarme de que eras una persona normal.

Dallen solto una risilla.

-Creeme, en esta escuela no hay nadie mas ordinario y aburrido que yo- aseguro con una leve sonrisa adornando sus facciones.

Eliza observo su rostro brevemente de una manera detenida y exhaustiva, notando asi un detalle que habia ignorado durante su primer encuentro cara a cara.. Dallen era muy atractivo. No era exactamente un modelo europeo, y ciertamente se veia mucho menos atletico que Debbiant, pero tenia un aspecto decente. Su flequillo castaño oscuro caia ligeramente sobre sus afilados ojos color verde grisaceo, lo cual resultaba casi comico para Eliza. Tenia bastantes problemas de la vista como para traer semejantes anteojos, y aun asi iba por la vida con el flequillo obstruyendo su campo optico.

"Ahora que lo pienso, tiene el cabello mas largo que Debbiant...".

Unos instantes despues, Eliza se habia dado cuenta que la forma en que habia "examinado" a Dallen habia carecido por completo de sutileza. El muchacho ya se habia dado cuenta de su incesante mirada, y su rostro proyectaba un color rojo brillante que demostraba su verguenza y la revelaba abiertamente a todo el mundo en contra de su voluntad. La chica comprendio lo descortez de su comportamiento y se levanto de su asiento rapidamente, igualmente llena de verguenza y arrepentimiento.

-Lo lamento, yo... Ya tengo que irme- dijo Eliza, tomando en mano su mochila y dirigiendose hacia la salida.

-¡Espera un segundo!

Eliza se dio la vuelta, dirigiendo su vista hacia Dallen.

-Al menos podrias darme una respuesta...

-¿Una respuesta?- pregunto Eliza, un tanto confundida por las palabras del joven.

-Me confese... ¿No es verdad?- respondio Dallen, aun muy avergonzado, pero determinado. Eliza suspiro pesadamente.

-No es que tenga algo contra ti, pero sinceramente no nos conocemos, no se nada sobre ti ni tu sobre mi... No pienso tener una relacion de esa forma...

-Lo entiendo..- respondio el joven, sonriendo tristemente -. Pero...

-¿Pero que?

-¿Que tal si empezamos como amigos?- pregunto Dallen, lo poco de esperanza que le quedaba reflejandose en el tono de su voz.

-Podria funcionar..- dijo Eliza, algo insegura de como resultarian las cosas para ellos.

-Me gustaria intentarlo- declaro Dallen, dando un paso hacia adelante, un poco mas cerca de Eliza y con sus ojos fijos en los de ella. La joven suspiro nuevamente.

-¿Porque eres tan insistente?- pregunto tratando de permanecer calmada.

-Habia salido con algunas chicas en el pasado...- comenzo a relatar el ojiverde -. Pero no me habia enamorado jamas de ninguna, todas mis relaciones parecian cascarones vacios. No se como explicarlo... Pero cuando te vi por primera vez me senti diferente.. Aun asi creo que fue un poco descuidado de mi parte decirte que te amaba tan de repente, me disculpo por eso.

Eliza se habia quedado sin palabras ante lo dicho anteriormente. Se sentia tan irreal que alguien le estuviera hablando de esa manera a ella especificamente, despues de todo ella no se sentia especial en lo absoluto. Las palabras del joven frente a ella sonaban tan honestas y profundas que sentia el impulso de pelliscarse la mejilla y verificar que estuviera conciente, puesto que todo su pequeño discurso parecia sacado de alguna pelicula romantica, muy cliche y demasiado dulce para que estuviera dirigido a una persona agria como ella. Sin embargo, tuvo que admitir su derrota ante el chico, su habilidad con las palabras le habia ganado un premio desconocido para la mayoria. La cantidad de personas que contaban con esto se podian contar con los dedos de la mano.

Sin decir mas nada, Eliza puso su mochila en el suelo, la abrio, e introdujo su mano para tomar el mejor de sus marcadores indelebles. Tras ponerse nuevamente en pie, Eliza se aproximo a Dallen, tomo su mano derecha y escribio un par de cosas en la palma.

-Puedes llamarme Eliza.

Acto seguido, volvio a guardar sus cosas en la mochila, la cerro y salio disparada de la habitacion sin darle a Dallen oportunidad de procesar lo sucedido. El joven bajo la vista y la viva coloracion se apresuro devuelta en su rostro; Eliza le habia dado su numero de celular.

La chica corrio lo mas rapido que pudo hacia la parada del autobus, donde su muy irritado amigo la esperaba para volver ambos a casa. El sol estaba apunto de ponerse, y por ende se dispusieron a apretar el paso para arrivar a sus destinos antes de que sus familias comenzaran a preocuparse. Esa tarde, Eliza decidio no mencionarle a su inseparable amigo el porque de su retraso hasta que pudiera ordenar mejor sus pensamientos, y las cosas estuvieran mas tranquilas entre ella y Dallen.

Esa misma noche, mientras Eliza usaba la computadora de su habitacion, su celular comenzo a sonar muy para su sorpresa. No esperaba recibir mensajes cuando tan tarde cuando ya traia puesta su pijama. Tomo su celular en su mano derecha y reviso el numero, el cual no le parecia conocido en lo absoluto, y se dispuso a leer el mensaje.

[Tu puedes llamarme Dallen :)]

En ese mismo instante, Eliza supo exactamente de quien se trataba, y discretamente guardo el numero en su celular.


Continuara...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 14, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Muralla TransparenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora