En un día de otoño, en un hospital especial al borde del centro de la ciudad, justo en la sala de partos, una omega en el apogeo de sus hermosas 28 primaveras, con orejas y cuernos que sobresalen de su cabeza, pelaje de sus antebrazos, los costados de sus piernas y una pequeña cola moteada que resaltan en su cuerpo y hacen referencia a la especie vacuna a la que pertenece; estaba reclinada en una camilla mientras en pleno labor, en el lugar podían escucharse sus gritos de desesperación y dolor al mismo tiempo en que se esforzaba por traer al mundo a una pequeña cachorra más.
-Sólo un poco más, Nimue (1), no te rindas- decía el médico encargado de la situación- ya salió la cabeza y los brazos, falta muy poco para el resto del cuerpo. En cuanto sientas otra contracción puja con todas tus fuerzas.
-¡Ahhhh! Ya no aguanto más, por favor, sácala de una buena vez - dijo ella inmediatamente después que el médico le indicó qué hacer, su frente estaba perlada de sudor mientras que el resto de su rostro se mantenía rojo por el esfuerzo, sus nudillos se tornaban blancos al momento en que afianzaba el agarre en los barandales de la camilla en un intento de mantenerse un poco más recta, usando todas sus fuerzas en el “último empujón” para que la bebé logrará salir, sin embargo, todavía faltaba para aquello, por lo que se estaba desesperando - ya no puedo resistir más, no deja de lastimarme y causarme dolor. Sácala de mi cuerpo ¡Ya!
-Todavía falta parte del cuerpo, parece que el canal comienza a estrechar se, pero no sé desespere, el doctor le ayudará a lograrlo, solo debe darle un último empujón para que pueda salir. —le animó una enfermera mientras le pasaba un instrumento al médico, pasando una toalla de papel por la frente de este —¡Puje ahora!
La joven gritó mientras daba ese anhelado “último esfuerzo” para que terminara de salir de su cuerpo, segundos después la sala se llenó del llanto de la pequeña, provocando una sonrisa de ternura en todos los médicos y enfermeras en cuanto el médico de cabecera pudo cortarle el cordón umbilical y pudieron mantenerla en alto un poco, sin embargo, para la joven que le dió la vida, solo le parecía molesto e irritante, girando la cabeza con una mueca de molestia muy notoria en su rostro que desconcertó a quienes la vieron, pero que no sabían lo que pudo originarla.
—¡Es una niña! — dijo una enfermera beta, híbrida de oveja, en cuanto pudo verla y escucharla llorar — Es una bella ternerita, nunca había visto a una niña tan bonita.
—Aunque está muy pequeña —señaló el médico anestesiólogo, un híbrido de gato naranja.
—Mire, está es...
—¡Aléjela de mí! — gritó la joven y soltó un mugido molesto en cuanto la enfermera, una híbrido de lobo de pelaje blanco que tenía a la bebé en sus brazos, quiso acercara y ponerla en su regazo, empujándola con brusquedad con el brazo —No quiero verla nunca más en mi vida, llévesela de aquí. No quiero saber nunca de esa cosa, nunca debió existir…
—¿Cómo puede decir algo así ? — dijo el anestesiólogo completamente ofendido — Es suya, acaba de salir de su cuerpo.
—No me importa, esa cosa es un monstruo y una aberración, no es un cachorro.
—Al menos cúbrala con un poco de su aroma y dele la oportunidad, de lo contrario, la pequeña puede morir. — dijo la enfermera insistiendo en acercar a la bebé.
—¿Qué acaso no fui clara al decir que no la quiero cerca de mí? — dijo nuevamente empujando a la enfermera, mirándola con furia — ¡No la quiero conmigo! ¡Desháganse de ella como quieran!
—¿Es que acaso no tiene corazón o un poco de humanidad ? —intervino la otra enfermera— Se supone que los omegas son los que tienen mayor instinto maternal con los cachorros ¿Cómo puede condenarla a una muerte tan horrible a tan corta edad?
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Especial: Las Dificultades De Crecer
Aléatoire¿Qué te hace diferente a los demás? ¿Tu aspecto? ¿Alguna habilidad o particularidad? Para Hada, lo que la hace especial es un gran secreto que solo su familia y amigos conocen pero que de un momento a otro se volverá un completo reto al descubrir qu...