A Travesuras del Poder

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Después de una gira mundial exitosa y un sinfín de momentos emocionantes para BLACKPINK, todo parecía estar en calma. Jennie, Lisa, Rosé y Jisoo habían consolidado su estatus como estrellas globales y se habían ganado el respeto y el cariño de millones de personas alrededor del mundo. Lisa había vuelto a arrasar con su solo Rockstar, llevándose a casa el premio a Mejor K-Pop en los VMAs tanto en 2022 como en 2024. Rosé y Jisoo también brillaban en sus proyectos solistas, mientras que Jennie seguía siendo el ícono que todos admiraban. Sin embargo, a pesar de la felicidad aparente, una sombra comenzaba a gestarse entre bambalinas.

Min Rae, la media hermana de Jennie, había tenido sus momentos de celos al principio, pero con el tiempo comprendió que no había razón para sentirse así. Conoció a Jennie, y aunque al principio todo fue un poco incómodo, ambas hermanas terminaron formando un vínculo especial. Ahora, en el 2024, Min Rae y Chris, el otro hermano de Jennie, eran parte de su vida, y la familia Kim había encontrado finalmente estabilidad.

Sin embargo, la vida no siempre es tan perfecta como parece, y los desafíos que enfrentaban las chicas de BLACKPINK no tardaron en aparecer nuevamente. Esta vez, el problema no venía de las cámaras ni de los fanáticos, sino de alguien con un poder mucho más tangible y peligroso: Frédéric Arnault, hijo del magnate Bernard Arnault y ex CEO de TAG Heuer.

Lisa estaba en la cúspide de su carrera. Rockstar había sido un éxito masivo, y su popularidad era imparable. Su relación con Jennie seguía siendo un secreto bien guardado, y aunque había tenido sus altibajos, ambas estaban más unidas que nunca. Pero la presión de la industria y, en particular, de Yang, el CEO de su empresa, siempre estaba presente.

Yang, quien ya había causado problemas antes con sus estrategias de manipulación mediática, había encontrado una nueva manera de presionar a Lisa. Sabía que Frédéric Arnault, el poderoso y joven empresario, se había obsesionado con la imagen pública de Lisa, y más aún con la idea de tenerla a su lado. Lo que al principio parecía solo interés, se convirtió en algo mucho más inquietante cuando Frédéric comenzó a utilizar su poder e influencia para interferir en la vida de las chicas.

Frédéric, conocedor del juego de relaciones públicas, vio una oportunidad: unir su nombre al de Lisa no solo le daría una presencia aún mayor en Asia, sino que también le permitiría acercarse a ella de una manera que pocos podrían lograr. Por supuesto, todo esto iba mucho más allá de una simple estrategia de imagen. Arnault había contactado a Yang, ofreciendo un acuerdo lucrativo para la compañía si Lisa aceptaba entrar en una relación de PR con él.

Lisa, al principio, se negó rotundamente. No quería ser manipulada ni arrastrar a Jennie, Rosé o Jisoo en una maraña de mentiras. Pero Yang no tardó en mostrar sus cartas, presionando cada vez más a Lisa para que aceptara. No fue hasta que amenazó con destruir la reputación del grupo, alegando que tenía el poder de arruinar todo lo que habían construido, que Lisa cedió. No podía permitir que las carreras de sus amigas se vieran afectadas por su decisión, ni mucho menos que Jennie se viera atrapada en el escándalo.

"Lo haré," le dijo Lisa a Yang una tarde, después de una conversación tensa. "Pero no por ti, sino por ellas."

Yang, con su sonrisa fría, se limitó a asentir. Para él, el juego estaba ganando.

Poco tiempo después, la noticia explotó en todos los medios: Lisa y Frédéric Arnault, el joven magnate de lujo, estaban saliendo. Fotos de ambos en eventos exclusivos, cenas privadas, y paseos por París comenzaron a circular. La imagen de una "pareja perfecta" se formaba rápidamente en la mente del público, y aunque muchos de los fanáticos de Lisa estaban encantados por la noticia, aquellos cercanos a ella sabían que algo no estaba bien.

Jennie observaba todo desde las sombras, incapaz de reaccionar públicamente pero dolida por dentro. Aunque Lisa le había explicado lo que estaba pasando y por qué había aceptado, eso no hacía que el dolor fuera menos intenso. Ver a su novia en los brazos de alguien más, aunque fuera solo por el bien de la imagen pública, era una tortura que Jennie nunca hubiera imaginado.

"Es solo temporal," le decía Lisa cuando estaban a solas. "Es solo un PR, no hay nada real entre nosotros."

Jennie asentía, pero el vacío en su pecho no desaparecía. A veces se preguntaba si las cosas no hubieran sido más fáciles si no estuvieran en la misma industria, si no tuvieran que vivir constantemente bajo el escrutinio de todos.

Mientras tanto, Frédéric Arnault disfrutaba del caos que había creado. Aunque frente a las cámaras fingía ser el caballero perfecto, detrás de ellas, utilizaba cada oportunidad para acercarse a Lisa de manera inapropiada. Le enviaba regalos costosos, se presentaba inesperadamente en eventos donde sabía que estaría, y buscaba cualquier excusa para estar cerca de ella.

Lisa, aunque profesional y educada, mantenía una distancia prudente, pero la situación se volvía cada vez más incómoda. Sin embargo, lo que más le preocupaba no era Frédéric en sí, sino la creciente influencia que él y su padre, Bernard Arnault, parecían estar adquiriendo sobre Yang. A pesar de que el magnate había expresado su cariño por Lisa y la veía como una hija, parecía que la obsesión de Frédéric tenía el poder de nublar el juicio de todos a su alrededor.

Con cada nuevo evento al que asistían juntos, Lisa sentía que su verdadero yo se desvanecía un poco más. ¿Hasta cuándo podría seguir soportando esta farsa? ¿Cuánto más tendría que sacrificar por el bien de su carrera y de las chicas?

El clímax de esta situación llegó en una gala exclusiva en París. Lisa y Frédéric estaban, como de costumbre, en el centro de atención. Los flashes de las cámaras eran incesantes, y la multitud los observaba con una mezcla de admiración y envidia. Fue en medio de esa multitud que Lisa, por un instante, miró a Frédéric, y en su mente solo pensó en Jennie.

Ya no podía soportarlo.

Sin previo aviso, y en medio de todos los periodistas, Lisa tomó el micrófono que estaba destinado para un anuncio, y con una voz firme, habló:

"Ya no más."

La multitud se quedó en silencio. Frédéric intentó acercarse a ella, pero Lisa lo detuvo con la mirada. Yang, quien también estaba presente, se puso pálido. Sabía lo que se venía.

"No voy a seguir con esto. No soy un objeto ni un trofeo para nadie. Estoy cansada de que nos traten como piezas en un juego. Así que termino esto aquí, ahora."

Los susurros comenzaron a propagarse como un incendio, pero Lisa no esperó para ver la reacción. Sin mirar atrás, dejó el escenario, dejando a Frédéric y a Yang lidiando con las consecuencias de sus actos.

***

De vuelta en Seúl, Jennie esperaba ansiosa. Cuando Lisa llegó a casa, ambas se abrazaron en silencio, sabiendo que aunque habían ganado una batalla, la guerra contra aquellos que querían controlar sus vidas no había terminado.

Pero una cosa estaba clara: lucharían juntas, siempre.

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