Una eterna incomprendida intentando entenderse y quererse. 🤍
Entre los susurros de nuestra mente se encuentran nuestras mayores sombras. Por eso en este pequeño escape escribo los laberintos de mi mente, donde mis pensamientos danzan entre la oscur...
Para todas las personas y su lucha interna, esa que tenemos todas las personas qué sobre pensamos todo. Es muy complicado estar en guerra contigo mismo y con los demás por no saber parar simplemente todo lo que sale de nosotros ❤️🩹
Es irónico cómo a menudo busco respuestas y lo único que encuentro son más preguntas de las que ya me atormentaban. Como si en cada segundo se creasen montañas de granitos de arena y me exigiera a mí misma escalarlas con las manos vendadas y los ojos tapados. El silencio se vuelve más grande cada vez dentro de mí porque, en el fondo, sé que nadie me lo va a romper. Es inexistente, solo hace ruido en mí, y aun así no es eso lo que más me asusta, sino darme cuenta de que las respuestas que nacieron en mí no eran más que mi propio eco, el único que me responde, y aunque es verdad que nunca se va, siempre me siento sola.
Es extraño, no sé en qué momento empecé a ser una hoja en blanco del libro de mi propia historia, y no es que nadie lo quiera leer ya, es que yo tampoco quiero. No lo escribo desde la tristeza, simplemente desde el naufragio de mis emociones. Solo hay olas ajetreadas, como si el viento soplara solo en una dirección, y aunque intente caminar a su lado, parece que mis pasos siempre van buscando su sombra. Quizá no me he dado cuenta todavía de que en este baile, yo soy quien sigue su compás. Es difícil explicarlo y mucho más entenderlo. No lo entienden mis letras y mucho menos mis palabras; el corazón es el único que suspira versos para completarlo. Es como caminar por el borde de un abismo con la incertidumbre de no saber hacia dónde irá el viento esta vez, si te acariciará o te empujará al vacío.
Pero ahí estoy yo, entre mis pensamientos y entre la vida, siendo mi propio muro, que me separa la cordura de lo demás. Luchando contra las sombras que crean mis manos, como si de un mito de Platón se tratase, creyéndome invencible pero ya vencida. No sé si soy la jueza o la verdugo de esta historia mal contada, y aun así, en este caos de gritos instalados en susurros, he podido ver la belleza del fuego aún ardiendo en las cenizas. Quema, pero no todos pueden sostener el brillo de una estrella, aunque sea en su luz donde todo cobra sentido.
Y así soy yo, sí, un puto desastre y un destello de ese fuego que ilumina hasta los más profundos miedos, porque el problema a veces no es el mundo de fuera, sino la tormenta que llevamos dentro. Aunque cada día me reconcilio un poco más con el caos que ha formado mi Big Bang. Soy como ese suspiro de aliento, como el sol del mediodía, imposible de ignorar ni aun cerrando los ojos, transformando lo mundano en extraordinario porque en un mundo de sombras ser luz es un acto de rebeldía, aunque muchas veces acabemos ciegos. Pero siempre se ha dicho que lo esencial es invisible a los ojos, y aunque por fuera los míos son un color común, por dentro son inigualables.
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