Mi amigo, ansiedad

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En la noche oscura, mi mente no frena, 
suenan las dudas, como ecos en pena. 
El reloj avanza, y el tiempo es un ladrón, 
cada segundo pesa, golpea el corazón. 

En la escuela, las risas, parecen ajenas, 
mientras yo lucho con tantas cadenas. 
Las miradas me siguen, un peso en el pecho, 
me siento pequeño, como un niño en un techo. 

Las expectativas brillan, son luces de neón, 
¿seré suficiente? Esa es la cuestión. 
Las voces susurran, “no falles, no pares”, 
y yo aquí atrapado, en la sombra de mares. 

La ansiedad me abraza, un abrazo voraz, 
se cuela en mis sueños, no me deja en paz. 
Mis amigos son sombras, les cuesta entender, 
que en este laberinto, yo no sé qué hacer. 

Pero en medio de todo, hay un hilo de esperanza, 
una chispa de luz, una nueva confianza. 
Respirar profundamente, volver a intentarlo, 
recordar que en la lucha, también hay un regalo. 

Así que seguiré, aunque tiemble mi andar, 
aprendiendo a vivir, a sentir y a amar. 
La vida es un viaje, lleno de tormentas, 
pero en cada caída, hay fuerzas que alimentan. 

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