Pasaron los años y la vida de Lucas, a los ojos del mundo, se convirtió en un cuento de éxito. De ser un desconocido a una estrella que dominaba los escenarios más grandes del país, su voz cautivaba a millones de personas. Cada vez que cantaba, el público rugía, los flashes iluminaban su rostro, y las redes sociales se llenaban de fotos y comentarios alabando su talento. Pero debajo de esa fachada brillante, la oscuridad lo envolvía a cada paso.
Al principio, Lucas vivía prácticamente en una jaula. Manjiro, el hombre que lo controlaba, lo mantenía lejos del resto del mundo. No había más compañía que la suya. "No necesitas a nadie más," le decía con frialdad. "Yo te daré todo lo que necesitas." Lucas sabía que aquello estaba mal, que nadie debería vivir así, pero... ¿a dónde podía ir? Manjiro era implacable, y no tenía manera de escapar.
Pero todo cambió el día que Lucas decidió confesarle su mayor sueño. Un sueño que llevaba en su corazón desde la infancia: ser una estrella, brillar más allá de las sombras que lo rodeaban. "Quiero ser alguien," le dijo, su voz apenas un susurro, temiendo la reacción del hombre que lo tenía atrapado. Manjiro lo miró con una expresión que Lucas no supo descifrar en un principio. Pero luego, para su sorpresa, asintió.
"¿Quieres ser una estrella? Muy bien. Te dejaré hacerlo." Su tono no era de apoyo ni de comprensión, era una promesa envenenada. "Pero recuerda, Lucas, esto no es libertad. Todo lo que consigas será mío también."
Con el visto bueno de Manjiro, Lucas fue empujado hacia el estrellato. Los miembros de Bonten, la organización criminal a la que pertenecía Manjiro, vieron una oportunidad en el sueño del joven. Rindou y Ran discutían entre ellos cómo aprovechar su talento. "Es una mina de oro," decía Ran, con una sonrisa calculadora. "Tiene una voz que puede llevarnos a otro nivel."
Sanzu, el más leal de los seguidores de Manjiro, no tardó en involucrarse. Con su actitud siempre inquietante, se acercaba a Lucas tras bambalinas. "Estás haciendo bien las cosas, chico. Pero no olvides quién te puso aquí." Sus palabras eran una advertencia. "Todo esto... tu fama, tus fans, el dinero... todo eso es gracias a nosotros. No pienses que eres libre."
A pesar de la aparente gloria que rodeaba a Lucas, él nunca dejó de sentir el peso de las cadenas que lo mantenían atado a Bonten. A cada paso que daba hacia el éxito, había algo o alguien que lo recordaba que nunca podría escapar. Intentó alejarse en varias ocasiones. Cada vez que veía una puerta de salida, pensaba que quizás esta vez podría ser diferente, pero siempre había algo que lo devolvía al círculo oscuro en el que vivía.
Una noche, después de un concierto particularmente exitoso, Lucas estaba solo en su camerino, intentando disfrutar de unos minutos de paz. Había momentos en los que podía casi convencer a sí mismo de que todo iba bien, que su vida estaba donde quería, pero esos momentos nunca duraban. Cuando la puerta se abrió, vio a Mitsuya. Él era uno de los pocos que no estaba corrompido por el poder de Bonten, uno de los pocos que aún conservaba su humanidad.
Mitsuya cerró la puerta detrás de él, su rostro serio. "Lucas, esto tiene que parar," le dijo en voz baja, pero firme. "No puedes seguir así. Lo que están haciendo contigo... no es vida."
Lucas lo miró, exhausto, pero con una chispa de esperanza en los ojos. "¿Y qué puedo hacer? No hay a dónde ir. Cada vez que lo intento... ellos me alcanzan." Su voz temblaba. "No hay escapatoria."
Mitsuya apretó los puños con impotencia. "Sé que es difícil, pero no puedes dejar que ellos te destruyan. Eres más que esto. Más que lo que ellos te hacen ser." Intentaba ser la luz en la vida de Lucas, pero sabía que su alcance era limitado.
El problema era que Bonten no lo dejaría ir tan fácilmente. Sanzu, siempre vigilante, se aseguraba de que Lucas recordara constantemente su lugar. "¿Crees que puedes simplemente salir corriendo y dejarlo todo atrás?" le dijo una vez, su sonrisa retorcida. "No seas estúpido. Eres nuestro. Lo serás siempre."
Ran y Rindou tampoco ocultaban sus intenciones. Mientras Lucas subía al escenario, sentía sus miradas desde las sombras. "Nos está trayendo beneficios," comentó Rindou con un tono frío, como si Lucas fuera poco más que una herramienta. "Mientras siga así, todo estará bien."
Pero Lucas no estaba bien. Cada vez que se paraba frente a sus fans, con las luces cegadoras y los aplausos ensordecedores, sentía el vacío dentro de él crecer más y más. Sabía que estaba viviendo un sueño, pero ese sueño estaba teñido de pesadillas. No podía sacudirse la sensación de que todo lo que había logrado no era realmente suyo. Y lo peor de todo era que, en el fondo, sabía que no podría escapar.
"Lo nuestro es eterno, Lucas," le dijo Manjiro una vez, después de un largo silencio, mientras lo observaba cantar en uno de sus conciertos. "No importa cuántas canciones cantes o cuánta fama ganes. Sigues siendo mío."
Lucas, en lo más profundo de su ser, lo sabía. Podía ser una estrella para el mundo, pero en realidad, seguía siendo una marioneta, atrapada en una vida que no podía controlar.
La pequeña rosa de boten..
Fin
Bueno se que es demaciado corto y quería hacerlo más ahhh😔 pero no puedo hacerlo muy grave por esto de wattpat pero hay algunas cosas que seguro entendieron
Bueno una pequeña cosa : lucas sufrió ab**o ya saben.. Y también fue obligado a estar con sanzu así que😭
Hay final ¿Feliz? Pues no ya que cuando muere mikey por caer de un edificio lucas estaba en otro país junto a personas de boten y aun que lf causó tristeza siguió como marioneta
Así que no, lucas no tendrá final feliz
Me inspire un poco con lo que lastimosamente esta pasando con Justin Bieber..si saben ya saben como de triste es esto y con lo que está saliendo ya a lo público
Bueno espero que les guste esta pequeña historia
Byaaa
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lucas el niño de las rosas --tokyo revengers-- malereader
Fanfictionlucas es un niño el cual le encantan las flores y sonrie al verlas en especial las celestes,color del cielo y todo era felicidad.. las imagenes no me pertenecen 🚫