Capítulo 1. El poder de un Beso.

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❝Con un beso llegó la calma
Con un beso se fue el dolor
De esos besos que ganan guerras a tu favor❞
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La ciudad de Seúl brillaba intensamente aquella noche. Las luces de los rascacielos iluminaban el cielo estrellado, mientras el eco de la música de un concierto reciente se desvanecía en el aire. En un pequeño estudio de grabación, los miembros de Stray Kids estaban terminando su última sesión. La canción que habían estado trabajando era intensa y emocional, un reflejo de todo lo que habían vivido juntos en los últimos años.

Sin embargo, había una tensión en el aire. Jisung se sentía abrumado por la presión de ser parte de un grupo tan exitoso. Si bien se esforzaba por dar lo mejor de sí, no podía evitar las inseguridades que a veces le nublaban la mente. Sabía que necesitaba hablar con alguien, pero siempre le había costado abrirse.

Cuando la sesión terminó, los demás miembros se dispersaron, dejando a Jisung solo en el estudio. Vio a Minho, que se quedó un poco más para asegurarse de que todo estuviera en orden. Era en esos momentos que Jisung sentía que podía ser totalmente honesto, ya que Minho siempre había sido su apoyo incondicional.

—¿Minho? —llamó Jisung, su voz ligeramente temblorosa.

Minho se volvió, su expresión cambiando de la concentración al cuidado. —¿Qué pasa, Jisung? Te ves un poco... distante.

—Solo… necesito hablar contigo.

Minho asintió y se acercó a él, viendo cómo su amigo evitaba su mirada. —Claro, dime. ¿Qué te preocupa?

Jisung respiró profundamente, intentando reunir el valor que necesitaba. —A veces me siento inseguro. Siento que no estoy a la altura, como si realmente no mereciera estar aquí.

Minho frunció el ceño, su corazón apretándose al escuchar las dudas de Jisung. Sabía lo talentoso y dedicado que era, y no podía soportar verlo así. —Jisung, lo que has logrado es increíble. Todos estamos aquí por una razón, y tú eres una parte fundamental. No dejes que eso te consuma.

Jisung se mordió el labio, sintiendo el nudo en su pecho. —Es solo que a veces parece que todos son más talentosos, más seguros de sí mismos. Y yo… a veces pienso que sólo soy un extra en todo esto.

Minho se acercó más, sus ojos cernidos en los de Jisung, intentando hacerle sentir la calidez de su apoyo. —Mira, todos tenemos momentos difíciles. Pero no te olvides de lo que has aportado al grupo. Tu voz, tu energía… todo eso es valioso.

La sinceridad en la voz de Minho hizo que Jisung sintiera un profundo aprecio. Pero la sensación de ansiedad no desaparecía. Entonces, en un impulso, decidió compartir lo que realmente lo atormentaba.

—A veces siento que me estoy perdiendo a mí mismo en todo esto, Minho. Y tengo miedo de que al final, no seré yo quien se suba al escenario, sino solo un reflejo.

Las palabras de Jisung hicieron eco en la habitación, y Minho sintió un impulso profundo de proteger a su amigo. —No tienes que tener miedo de ser tú mismo. A veces, todo lo que necesitas es un momento de calma para recordar quién eres realmente.

Antes de que Jisung pudiera responder, Minho dio un paso hacia él, sus manos encontrando las de Jisung. —Y yo quiero ser esa calma para ti.

El mundo pareció detenerse en ese momento. Jisung miró a Minho, sintiendo la conexión que siempre había existido entre ellos, pero que nunca había explorado del todo. Su corazón latía con fuerza, y el aire estaba cargado de algo más que amistad.

—Minho…

Sin más palabras, Minho se acercó un poco más y besó suavemente los labios de Jisung. Fue un beso tierno, lleno de promesas silenciosas y de todo lo que ambos habían querido decirse. Con un beso llegó la calma, y de repente, todas las inseguridades y miedos de Jisung parecieron desvanecerse. La calidez de Minho lo envolvió, y por un momento, sintió que todo estaría bien.

Con un beso se fue el dolor. Era como si el tiempo se hubiera detenido; el mundo exterior desapareció y todo lo que importaba era este momento, esta conexión palpable entre ellos.

Jisung cerró los ojos y se entregó por completo a la sensación. No solo era un beso, era un refugio, una promesa de que siempre estarían ahí el uno para el otro. El roce de sus labios fue delicado al principio, como si ambos estuvieran probando el agua antes de sumergirse. Pero a medida que el momento se extendía, la intensidad creció, y los dos se permitieron perderse en esa conexión.

Cuando finalmente se separaron, Jisung abrió los ojos y vio una chispa en la mirada de Minho. Había amor, cariño y una comprensión tácita que se comunicaba sin necesidad de palabras.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Minho, su voz suave y sincera.

Jisung asintió, sintiendo que el peso que había cargado durante tanto tiempo comenzaba a desvanecerse. —Sí, mucho mejor. No sé cómo agradecerte.

Minho sonrió, su típica confianza volviendo. —No tienes que agradecerme. Solo debes ser tú mismo. Nunca olvides que siempre estaré a tu lado, sin importar qué.

Jisung sintió una oleada de gratitud y amor por Minho. En ese momento, entendió que no estaba solo. Nunca lo había estado realmente. Había alguien que lo apoyaba, que creía en él cuando él mismo dudaba.

—¿Podemos volver a hacerlo? —preguntó Jisung, su voz un poco vergonzosa pero honesta.

Minho lo miró, una sonrisa traviesa en su rostro. —Sí, pero solo si prometes que hablarás conmigo cada vez que te sientas así. Quiero que sepas que puedes abrirte a mí sin miedo.

Jisung asintió, el corazón lleno. —Lo prometo.

Y con esa promesa, se inclinaron nuevamente. Esta vez, el beso fue más profundo, más significativo. Con un beso llegó la calma, y Jisung sintió que el dolor y las inseguridades se desvanecían aún más en el aire tranquilo que los rodeaba.

Ambos se separaron una vez más, pero el momento había dejado una marca imborrable en su relación. No solo eran amigos, sino que también compartían un vínculo que trascendía la amistad.

Al salir del estudio, la noche aún era joven. Se caminaron juntos por la calle, conversando de manera ligera y riendo de anécdotas divertidas del día. Era un cambio agradable después de la intensidad de su conversación anterior. Mientras caminaban bajo las luces de la ciudad, Jisung supo que estaba listo para cualquier cosa. Tenía a Minho a su lado, y eso significaba más que cualquier cosa.

—¿Sabes? —dijo Jisung mientras miraba las estrellas. —Creo que esta noche va a ser una de mis favoritas.

Minho sonrió, sintiendo que el corazón le latía con fuerza. —A mí también, Jisung. A mí también.

Los dos compartieron una mirada que decía más que mil palabras. Era la promesa de un nuevo comienzo, uno lleno de confianza, risas y un amor que comenzaba a florecer. Sabían que cada paso que dieran juntos sería una parte importante de su camino, y que, sin importar los desafíos que enfrentaran, siempre lo harían juntos.

Mientras el viento susurraba a través de los árboles, Jisung sintió una paz que nunca había conocido antes. Con un beso, Minho no solo había traído calma; había abierto la puerta a un mundo lleno de posibilidades, y estaba listo para disfrutar cada instante.

Y en esa noche mágica, con las estrellas como testigos, supieron que, juntos, podían conquistar el mundo.

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11 BESOS ⋆ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora