Capítulo 4. Necesito de vuelta tus besos.

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❝Y hoy me hace falta tu voz, cuando llegue el frío
Vivo en el vacío que tu dejaste al decir adiós. ❞
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Pasaron los días, y aunque Jisung y Minho se esforzaron por construir su relación sobre una base de confianza y comunicación, la presión del mundo exterior nunca se desvanecía por completo. Los ensayos se volvían más intensos, y la cercanía que habían tratado de mantener, cada vez más dulce, también comenzó a enfrentar obstáculos.

Con el cambio de estaciones, llegó el frío. El viento helado soplaba a través de las calles de Seúl, y Jisung sintió que la brisa penetraba más allá de su abrigo, como si al invierno también le gustara recordarle la ausencia de Minho en los momentos que más anhelaba su voz.

Y hoy me hace falta tu voz, cuando llegue el frío. La ausencia de su risa, sus palabras tranquilizadoras, y ese toque especial que conocía solo él, llenaba a Jisung de un vacío insondable. Sin embargo, la conexión que habían forjado en la habitación del estudio parecía comenzar a desvanecerse bajo la presión de la vida diaria.

Sentado en su habitación, Jisung revisaba los mensajes en su teléfono, esperando algún mensaje de Minho. Había tratado de ignorar la creciente sensación de aislamiento que sentía. La vida en el grupo era ajetreada, y los ensayos ocupaban la mayor parte de su tiempo. Sin embargo, eso no eran excusas para dejar que su relación se desmoronara.

Jisung entonces decidió que no podía esperar más. Con el corazón lleno de determinación, salió de su habitación y se dirigió al estudio, donde las luces aún brillaban. Al llegar, escuchó las risas y los cánticos de los otros miembros, pero su mente solo se centraba en encontrar a Minho.

Una vez dentro, rápidamente se encontró con las miradas curiosas de Hyunjin y Felix, quienes estaban bromeando en ese momento, pero Jisung no tenía tiempo para eso. Los buscó con la mirada y, al final, encontró a Minho en una esquina, revisando notas.

—Minho —dijo Jisung, acercándose a él con una mezcla de ansiedad y anhelo. —¿Podemos hablar un momento?

Minho levantó la vista, sorprendido, y su sonrisa se desvaneció ligeramente al ver la seriedad en el rostro de Jisung. —Claro. ¿Qué pasa?

Jisung esperó a que estuvieran más alejados del bullicio. Con el frío que comenzaba a instalarse en su corazón, tomó una bocanada de aire y le dijo: —Me he sentido vacío desde que no hemos podido hablar como antes, y no puedo simplemente seguir ignorando cómo me siento.

Minho frunció el ceño, como si estuviera tratando de comprender sus palabras. —Lo siento, Jisung. He estado tan ocupado, pero no quise que sintieras que estaba alejándome.

—Lo sé, pero cuando estás tan ocupado, y yo estoy aquí en el vacío, es difícil no pensar que tal vez no importa tanto.

Minho se sintió apenado por lo que escuchaba, comprendiendo que la falta de atención había dejado una huella en Jisung. —No quise que se sintiera así. Tienes toda la razón. La vida ha sido abrumadora, pero eso no significa que no desee estar contigo. Nunca fue mi intención dejarte solo.

Las palabras de Minho lo hicieron sentir un poco más reconfortado, pero la ansiedad seguía presente. —Necesito que me hables, que me digas qué sientes. Cuando no lo haces, me siento perdido.

Minho se acercó, buscando la mirada de Jisung. —Te prometo que no te dejaré caer. Quiero hacer esto bien. A veces, me siento inseguro acerca de nosotros. No quiero que la presión lo arruine.

Jisung sintió un gran alivio al escucharlo, pero sabía que las palabras eran solo el comienzo. —Entonces, hablemos sobre eso. No quiero que el frío se convierta en un muro entre nosotros. Hablemos de nuestras inseguridades, de nuestros miedos, de lo que queremos.

Minho asintió, y sus ojos reflejaron un destello de determinación. —Tienes razón. Es hora de que nos abramos el uno al otro. No más silencios incómodos ni dudas.

Con la calidez del compromiso renovado, Jisung sintió que la niebla en su corazón comenzaba a disiparse. Había una paz en su interior cuando se dio cuenta de que a pesar de la presión externa y las tensiones que estaban sintiendo, había algo profundamente reconfortante en el hecho de que ambos estaban dispuestos a enfrentar estos desafíos juntos.

El frío del invierno afuera no podía compararse con la calidez que Jisung sentía al estar al lado de Minho.

—Así que hablemos —insistió Jisung, mientras se acomodaban en un pequeño rincón del estudio, lejos del bullicio de los otros miembros. —¿Qué te preocupa más?

Minho bajó la mirada, su expresión seria. —A veces me preocupa que nuestros sentimientos no estén alineados. Como si yo estuviera más comprometido que tú, o viceversa. No quiero que esto se convierta en una carga.

Jisung se sintió abrumado por esos sentimientos, sabiendo que esa preocupación era válida. —Entiendo. Pero quiero que sepas que estoy aquí, que cada día quiero aprender más de ti, que quiero que esto funcione. No hay nada más que desee.

Minho lo miró fijamente, su expresión suavizándose. —¿Sabes? A veces me olvido de cuánto me importas hasta que te veo, y luego todo lo demás desaparece. —Se detuvo un momento, buscando las palabras correctas. —Pero tengo miedo de que si seguimos así, sin comunicarnos, terminará dañándonos.

Jisung sintió su corazón latir con fuerza. —Entonces, hagamos esto juntos. No dejaremos que el frío se convierta en una barrera entre nosotros. Si llegamos a sentir que nos estamos alejando, hablemos de ello. Estoy cansado de vivir en el vacío que dejas al callar.

Minho asintió, sintiendo que algo se desbloqueaba dentro de él. —Tienes razón, Jisung. Prometamos hablarnos, sin importar si lo que sentimos es complicado. Siempre estaré aquí para escuchar.

Ambos compartieron una sonrisa, y Jisung sintió que una chispa de calor se extendía entre ellos. Aunque fuera una pequeña promesa, tenía la fuerza de muchas. Juntaron sus manos, sintiendo la conexión palpable que los unía.

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Una noche, mientras miraban el horizonte iluminado por las luces de la ciudad desde el balcón del estudio, Minho se giró hacia Jisung. —Gracias por no rendirte, por luchar conmigo en esta relación.

—Gracias a ti por ser honesto y estar aún aquí. —Jisung sonrió, sintiéndose más ligero que nunca. —No más vacíos, solo espacio para crecer juntos.

Como había prometido, la comunicación se volvía su refugio, y donde una vez había frío, empezaron a notar un cambio. Los días se sentían más cálidos y alegres, y sus momentos juntos se convertían en refugios donde podían ser ellos mismos sin miedo.

Por fin, Jisung entendió que el vacío que tanto le había afectado estaba siendo llenado por la sinceridad de Minho y por el amor que ambos estaban construyendo con cada conversación. Y así, con cada pequeño paso que daban, el frío se transformaba en un hermoso calor (como un volcán) que iluminaba sus corazones, solidificando el lazo que compartían.

Mientras la noche caía y las estrellas brillaban en el cielo, juntos enfrentaron el desafío del invierno, sabiendo que, aunque el frío pudiera venir, siempre habría una voz en el silencio, dispuesta a calentar el corazón del otro. Y, más importante aún, su promesa de sostenerse mutuamente se convertiría en su mayor fortaleza.

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11 BESOS ⋆ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora