Devouring your yearnings || billford

Capítulo 7: Expedición Fallida

"Tal vez fui muy entusiasta"

Incluso si había ido por cuenta propia, sus expectativas de una cacería no eran exactamente las mismas que las de él.
Luego de que le propuso salir de nuevo a realizar una actividad 'humana', quiso hacerse creer a sí mismo que seguía siendo por una especie de paz mental que le daban estas cosas y el posible impacto que podrían tener estas en el avance de Cipher para adaptarse a la vida sin el caos.

Stanford le indicaba a Bill que se quedara justo donde estaba, sin moverse ni un solo centímetro. 

Una gran roca es donde estaba sentado, observando con algo de desinterés al de cabellos grisáceos mientras se pegaba al suelo para tomar meticulosamente con una jeringa una especie de viscoso líquido de color verdoso.

Insertándolos en un frasco con forma de tubo de ensayo, ni siquiera notó como Bill parecía estar más harto con el pasar del tiempo. Contando mentalmente cada minuto.
Nunca había visto algo así, por lo cual tomaba cuantas notas podía, pero para el moreno, esto era totalmente absurdo.

—¿Podrías apurarte con esto? —interrumpió. El aburrimiento era evidente en su voz.

Ford levantó la vista de su trabajo, lanzándole una mirada de fastidio —Tengo que tomar notas de esto. Es impresionante, jamás había visto algo parecido.

—¿Necesitas respuestas para todo? —Ladeó la cabeza, antes de que una fuerte brisa azotó el bosque, haciendo mover las hojas en los árboles y el pasto húmedo.
Sus manos se apoyaron en la roca, a cada lado de sus caderas, alzándose un poco de hombros. Pasar tiempo con él requería paciencia.

Stanford hizo una pausa en sus detallas anotaciones y se tomó un momento para considerar las palabras del demonio.

—Sí, las necesito —su voz era firme y su expresión resuelta, como si se hubiese puesto a la defensiva —Las respuestas conducen a la compresión, y la compresión conduce al progreso. Podría descubrir cosas... Aun más grandiosas de las que ya he visto.

Frunció el labio. No tenía realmente las respuestas a lo misterioso e inexplicable, al menos no del todo. Pero justo ahora, deseaba que algo se le ocurriera para poder volver a la cabaña, empezaba a tener algo de calor. O tal vez era el aura de la ardiente e insoportable necesidad y curiosidad del hombre de gafas por comprender aquella nueva pequeña anomalía, sus orígenes y propiedades.

Puso los ojos en blanco al ver que no tenía intenciones de terminar pronto. Tan solo se dejó resbalar, sentándose en el césped con la espalda apoyada contra la roca.

Empezó a tararear una canción que Ford reconoció de alguna noche de karaoke familiar —But when the morning comes, I'm right back where I started again. And tryna forget you is just a waste of time.

Escucharle cantar su propia interpretación de aquella vieja canción los Player no fue lo más agradable del mundo. Stanford intentó concentrarse en sus propias cosas, sin éxito. Para él, por su expresión amarga, su versión probablemente le resultaba excepcionalmente horrenda.

—¡Baby come back, any kind of fool could see! — En la mueca de su rostro se leía claramente lo que pensaba. Si seguía cantando por más tiempo iba a romper los tubos de vidrio, pero ¿cómo detenerlo? ya había agarrado inspiración.

Tal vez fue la tortura mental y auditiva, o el hecho de que solo miraba hacia su cuaderno, pero no notó el sonído de los arbustos sacudiéndose, ni las pocas hojas en el suelo deslizándose sobre el tacto de algo arrastrado.

Los grandes ojos del rubio se abrieron de par en par cuando algo tocó su mano. Saltó hacia Stanford con un grito, derribándolo y haciendole soltar cualquier cosa que tuviese entre manos.