Capítulo 10: Sueños Perdidos.

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"Ni siquiera fui tan malo como debería"

Abrió los ojos nuevamente, observando el aparato entre sus dos manos, luego a los tonos cálidos que empezaban a colorear el cielo; pronto sería de tarde. Otro día más completamente perdido, que utilizó —desgastó —sumergiendose en sus propios intereses, en lugar del supuesto principal objetivo que se le había otorgado

¿Qué tanto a mejorado él? ¿Tan siquiera a mejorado? Podría decir, después de todo lo que pasó, que en realidad no. Entonces mal aprovechó dos semanas de su vida jugando con su propio destino, haciéndole anotaciones o llevándolo de expedición como si de un boyscout se tratáse
¿Había sido muy suave con él? O quizás muy duro. No entendía nada, y eso lo hacía sentir peor. Bill no mecería el perdón, ni ni siquiera la oportunidad de intentar ganarse, entre muchas comillas, uno. Ni siquiera debería estar vivo aún, o resucitado o como sea que siga respirando... Si es que lo hace.

Levantó la mirada hasta la puerta de la cabaña y luego la cabeza. Se sentó en el porche, con sus codos apoyandose en las rodillas —no recuerda la última vez que estuvo tan decepcionado. Sin embargo esta vez, a diferencia de otras, era de sí mismo, aunque despreciaba estar así. Porque decepcionarse era asumir que ya había fallado. Como rendirse cuando ni siquiera a empezado a intentarlo, es más que todo humillante.

Suspiró entre divagaciones que rondaban cualquier tema que llegara a su mente. Estuvo así un buen tiempo hasta que un zumbido en su cabeza empezó a afirnarse en el agudo sentido de una voz, una con un tono inquietante, aspera y siniestra, casi decepcionada. La reconoció de inmediato y más que sentirse hogareñamente familiar, estuvo por hacerlo temblar de un escalofrío.

Si sus padres lo vieran justo ahora ¿Estarían más que desilusionados? Tal vez no, si no habían esperado nada de él, pero en el fondo quería pensar o al menos darse la duda de que en algún punto, uno de ellos creyó en él, y en las grandes cosas que se supone iba a lograr.

Rió con amargura, apartando el cabello de su frente solo para que este volviera a su estado original en cuando lo soltó —Debes estar tan enojado conmigo ¿no, papá?

La voz lograba tomar lugar en su mente para repetir en un pronto coro que el tiempo se le estaba agotando, cada segundo ers un desperdicio. Un cruel pero justo recordatorio de lo ineficiente que se encontraba siendo. Su cabeza empezó a doler un poco en cuanto quiso dejar de pensar en eso, solo logrando hacerlo aún más.

Incluso si estaba completamente molesto, al punto de querer golpearlo tantas veces hasta moldear en su rostro la forma de su puño, no podía dejar de lado algo en sí que lo aplastaba, lo hacía sentir impotente. El rubio ya había hecho el primer estrago en la relación con su familia.

Así que, en general su predición se estaba cumpliendo ¿qué más da? De todas maneras tiene que hacerlo, aún si no tiene ganas. De cosas así estaba formada la vida, al menos la suya.

Apoyó entre ambas manos la cabeza. Sus lentes bajaron por el puente de la nariz, pero ni se inmutó en levantarlos, ni siquiera sabía como iba a levantarse él mismo —el dolor de espalda lo estaba matando, pero ya no tenía a un rubio al cual culpar, y hacerlo con su escritorio sería estúpido. Aunque últimamente las cosas que hacía no eran demasiado... él de su parte. Estaba estresado, sumamente, en su defensa.

Axolotl fue totalmente claro esta vez: Después de esta no serían cosideradas más oportunidades. Era no solo el último voto de confianza que depositó en Cipher, sino también en él.
Era cuestión de todo o nada, se lo auto recordaba a cada momento, todo el día en todos los días que han pasado desde entonces.

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2024 ⏰

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