7

176 23 6
                                    


Trataba de controlar esa pequeña rabia que llenaba mi cuerpo tan pequeño, no quería parecer tan obvio, además, volvía a casa con mis papás, no podía actuar como berrinchudo porque me arrancaron de los brazos del tío Denki, aunque obviamente eso me había dejado de mal humor, eso hasta que estuvimos en frente de mi casita, no hay nada como el hogar.

Papá presionó los numeritos que estaban al lado de la puerta y como por arte de magia se abrió, yo aplaudía emocionado, está puerta nunca dejaba de sorprenderme. Papá Shoto sonrió al verme feliz, queda claro que yo soy su felicidad, por supuesto.

— Estás feliz por volver con tus padres, ¿Eh?— había dicho papá cuando por fin cruzó la puerta conmigo en brazos y dejó besitos en mi frente, era bien sabido que no me agradaban los alfas, pero admito que me derrito con mi papá, pero nadie tiene por qué saberlo.

Lo primero que noté es que olía como de costumbre, ahora era un aroma fuerte, uno que me hizo chillar disgustado, picaba en mi naricita.

— ¿Que sucede, cariño?— preguntó preocupado, tomándome de mis axilas, para que quedáramos frente a frente.

"¿Cómo que qué sucede? Primero llego a casa y mi papi no me recibe con besos, luego siento un aroma raro que es incómodo en mi propia casita y además, estoy sospechando que cambiaron la marca de mis pañales porque me pica una nalguita."

Mi padre solo me atrae de nuevo a su pecho y me abraza, dando palmaditas con intención de calmarme, supongo, aunque simplemente aprieto mi puñito sobre mi camisa y lo meto a mi boca, eso hace que me mantenga entretenido y me distraiga de todo aquello que está causándome mal humor.

Caminamos dentro de la casa y papá deja mi bolso en el sofá, sollozo porque era lo único que se había impregnado del olor de tío Denki, pero trato de despistar a papá jugando con la cadena que colgaba de su cuello, nadie debe sospechar de mi inocencia. Nos adentramos más hasta llegar a la habitación.

Y no sabe que mis ojitos se iluminan al ver a mi papi acostado en la cama con aquel cuadrado extraño que usa para tomarme mis fotos y donde chismea la vida de mis tíos en su mano, me pongo feliz y de un momento a otro me desespero agitando mis manitos y piecitos.

"¡Papi, mírame! Ya llegué, soy yo, Tatsuki, tu hijo, tu bebé."

Mi papi levanta su mirada y abre su boca sorprendido de verme allí, una sonrisa hermosa se cuela en su cara y no evito carcajearme contento, estiro mis bracitos para que me tome, siento que veo la gloria cuando él también estira los suyos.

— Aww, ¿Estás feliz de verme?— papi me toma en brazos, al tanto que besa los labios de papá, finjo que no veo nada y de inmediato me recuesto en su pecho.

"Te extrañé mucho, papi. Tus mimos, los besitos, la leche y tu aro— espera, ¿Dónde está tu aroma?"

Mi nariz se pasea por su cuello y su pecho, causando las risas de mis padres, pero no es gracioso para mí. ¿A dónde se fue el aroma? Y, ¿Por qué huele tanto a papá Shoto?

"Y, ¿Por qué ya no huele a mí?"

Comenzaba a desesperarme, no era un secreto que los bebés amamos el olor de los omegas, más de nuestros papis, casi siempre lograba tranquilizarme solo gracias a él, agregando que yo mismo me encargaba de dejar algo de mi suave aroma en él para que supieran que era mi papi, no acepto a otros bebés en sus brazos.

Fue cuando lo pensé, sucesos drásticos merecen medidas drásticas, así que, comencé a frotar mi cabecita sobre su cuello, tratando de minimizar el olor a alfa que sigo sin entender cómo llegó allí.

— ¿Qué hace el engendro?— dijo papá Shoto, seguramente burlándose de mí mientras reía de esa manera perturbadora.

— Creo que no le gustó que me remarcaras. ¿No es así, Tatsuki?— contestó papi, ¿Remarcar?

— Debería irse acostumbrando entonces, porque se convertirá en mi actividad favorita.— respondió papá Shoto y casi de inmediato besó a papi Katsuki como si yo no estuviera luchando fuertemente para quitar su olor con el mío que es escaso.

"¿Aló? ¿Se dan cuenta de qué estoy en medio?"

Pero ellos seguían en lo suyo y como no estaban prestándome atención, con todas mis fuerzas intenté apartar la bata de baño de papi con mi manito, se me estaba haciendo demasiado difícil, pero cuando consideré que estaba bien, acerqué mi boca, pero papi gritó agudo, asustándome de repente.

— ¿Qué pasó?— preguntó papá preocupado.

— ¡Me mordió!

Ambos me dirigieron una mirada acusadoramente, yo simplemente me limité a sonreír con los únicos dos dientes que tenía, asegurándome de derretirles el corazoncito.





Pensamientos de bebé [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora