CAPÍTULO III

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Las noches de insomnio eran comúnes en sus horas de descanso, horas y horas sin poder dormir, así hasta que amanecía y comenzaba un nuevo día.

Así que ahí estába, acostado en su cama sin poder dormir. Hace mucho que había dejado de hacerlo, solo se dedicaba a observar las dos cunas que se encontraban en su habitación, mejor dicho a los dos bebés que se encontraban dentro de aquellas cunas.

Sentía un terrible vacío dentro suyo. Le dolía cómo el mismísimo infierno aquello. Todavía recordaba aquél día cómo sí hubiera sido apenas ayer, la culpa era suya y aquello lo estába consumiendo poco a poco.

Pero era cierto, sí no hubiera insistido en que fuera a aquella fiesta, él estaría aquí, a su lado y de ser así, no se habría perdido tantos momentos a su lado.

Lo extrañaba tanto. Extrañaba aquella mirada azuleja que le brindaba amor y le miraba con cariño. Lo extrañaba muchísimo.

Se sentó en la cama mientras dejaba salir un suspiro cansado, le era doloroso, muy doloroso ver a sus hijos y en ellos ver reflejados a Touya. En especial Ryu; Quién heredó sus orbes azul turquesa y cabello blanco cómo la nieve.

Obviamente aquello no hacía que él los quisiera menos, aún así le era doloroso ver en ellos el reflejo de su Alfa y saber que él ni siquiera los conocía ni ellos a él.

Sí, todavía eran bebés, pero, algún día, cuando tuvieran conciencia sobre lo que sucedía a su alrededor, se preguntarían sobre su padre.

Cuándo eso sucediera... ¿Qué les diría?.

La sola idea le aterra, ¿Qué les diría?... ¿Qué fue su culpa?, ¿Que por su insistencia su padre ahora estába... muerto?, ¿Qué él tuvo la culpa de todo?.

No podía, eso sería hacer que sus propios hijos lo odiarán... Pero... Si aquello sucedía, se lo tendría merecido, ¿no?.

Un golpe en la ventana le hizó salir de sus pensamientos, eran las 3:21 a.m, ¿Qué maniático/a estába despierto/a golpeando su ventana a semejante hora de la madrugada?.

Se levantó algo inseguro, camino descalzo hasta la ventana corrediza y la abrió.

— ¿Qué haces aquí en la madrugada?.— Dejó salir él aire retenido. 

— Jaja perdón,— Se disculpó al ver lo pálida que estába la piel del contrario.—
vi que estabas despierto y supuse que otra vez no podías dormir, yo vine a ver a Natsu y ya me iba, pero quise pasar a verte, ya sabes, ya que no puedes dormir podemos charlar un rato, se lo que se siente tener insomnio y que todos estén durmiendo.— Dijo amable con una sonrisa adornando su rostro.

— Ah, claro, si gustas,— En serio agradeció aquél gesto de su amigo.—pasa.— Ofreció amablemente.

Geten era un Omega Dominante, al igual que Bakugo. Natsuo lo había conocido en su último viaje de negocios, con el paso del tiempo todo se fue dando y unos meses después lo presentó oficialmente como su Omega ante la familia Todoroki.

Es amable, aún teniendo una personalidad impaciente era agradable, a todos en la familia les había agradado, en especial a Keigo, quién lamentablemente lo había conocido unos meses después de la muerte de Touya, se habían convertido en buenos amigos.

— Están durmiendo.— Dijo en voz baja.

— Claro, apenas son las tres de la madrugada, — Dijo algo burlón.

Él albino fue y tomó asiento en la cama del oji-ámbar, dirigiendo su mirada a las cunas.

— ... ¿No es... Difícil?.— Preguntó dudoso, con miedo de incomodar al rubió, éste solo suspiro.

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