nuevamente transcurrió con normalidad la semana laboral para ambos chicos
tiago salía de trabajar, nuevamente pasando por el trabajo de mauro
tenía planeado ir e invitarlo a salir para algún lado, quizás a comer o hacer cualquier cosa pero en cuestión de estar juntos
como salía más temprano hoy, supuso que mauro se encontraría en el salón de astronomía aún
pero le pareció raro que al llegar había una multitud de gente afuera como en ronda, rodeando a alguien o a varias personas
su curiosidad fue más fuerte, así que bajó del auto y se fue arrimando, a medida que lo hacía podía distinguir dos voces, de dos chicos peleando por un motivo que desconocía
pudo percatarse que uno de ellos era mauro, que era el que menos hablaba y se defendía ante los insultos que parecían ser de un español.
haciendo memoria, recordó que hoy mauro iba a hablar con su jefe al respecto y con sus compañeros, así que no cabe duda que se trataba del ojiverde y su problemático compañero de trabajo.
pasó en medio del junte de gente que, por suerte iba disminuyendo cada vez más; pudo ver que mauro estaba quieto, tenía la cara tensa, sus labios temblando, mordiéndose el cachete, los ojitos cristalizados y algo que lo dejó preocupado.
tenía los brazos un tanto golpeados, al igual que su cuello que presentaba un pequeño moretón y un rasguño
no dudó más en intervenir, aunque se presentaron burlas y reclamos no pudo importarle menos; había tomado sutilmente la mano del chico, aunque con determinada fuerza también
al principio mauro se quejó un poco, sabía que era tímido, quería llorar a escondidas y era incapaz de recibir ayuda, él simplemente lo calló, dirigiéndose al auto y poniéndolo en marcha.
-llevame al hotel, porfa- rompió el silencio mauro al ver que tiago se pasaba de la calle en la que supuestamente tendrían que ir para llegar al destino de mauro
-no, no vas a pisar más ni el hotel de mierda ese ni el salón de astronomía. hoy te quedás en mi casa, sin peros ni excusas- habló con firmeza
-¿por qué? no podés hacer esto tiago, es mi trabajo, soy un adulto, tengo mis cosas en aquel hotel, a parte que no sos mi mamá para decirme qué hacer-protestó, las ganas de llorar no desaparecían.
-ya sé mauro, pero no podés seguir ahí, no es vida lo que estás llevando en ese lugar, entendelo. quedate aunque sea hoy en mi casa, mañana nos organizamos bien, pero no vas a ir a trabajar, si es necesario voy yo a hablar con tu jefe- trataba de mantener la cordura
se creó un silencio tenso en el auto, mauro era demasiado terco algunas veces
tiago sabía que se había molestado, aunque en realidad solamente era pura preocupación por parte del morocho.
fuera de la casa de tiago, mauro ya había comenzado a llorar un poco, en silencio, era mucho el estrés que sobrellevaba aquel muchacho
esto partía el corazón del más alto, detestaba ver mal a su amigo, hasta por una razón muy estúpida
sabía que mauro estaba preocupado por muchas cosas, que tenía muchas dudas, por eso quería ayudar y aclararle una por una las veces que sean necesarias.