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— Y yo le decía: ¡Pero Checo, no te dejes engatusar! Somos el trío de oro, los tres mosqueteros, los solteros codiciados. No rompas nuestro grupo. Pero no me hizo caso.

— Entonces... ¿Usted no quería que ellos se juntaran? — El reportero preguntó confundido.

— ¿En qué momento dije eso?

Los periodistas de la sala soltaron un suspiro cansado.

Llevaban un buen tiempo esperando algo nuevo de los pilotos: Fernando había aceptado contentar algunas de las preguntas que ellos querían saber.

Los reporteros se amontonaron en el paddock mucho antes que la carrera empezara. Se habia habilitado una sala, a pedido de varias cadenas de noticias, para poder usar si alguno de los pilotos aceptaba participar de esa mini-conferencia que estaban rodando; lamentablemente, nadie lo hizo.

O eso se pensó, hasta que vieron llegar al piloto Asturiano.

Fernando llegó al paddock como siempre: en su scooter dando vueltas y molestando a cualquier ingeniero, piloto o directivo que encontrara a su paso.

Así fue cómo uno de los periodistas lo agarró.

El joven irlandés le preguntó si estaba dispuesto a dar unas declaraciones, si estaba dispuesto a contar un poco de la historia, y Fernando, sin nada mas que hacer, aceptó.

Lo llevaron hacia esa mini-conferencia y lo tuvieron esperando por un buen rato. Se iba a quejar, pero habian muchos bocadillos y muchos otros chismes que escuchar para siquiera considerar esa acción.

Ese hubiera sido el lugar de los sueños para George.

Se quedó.

Poco despues de una hora, los periodistas se dieron por vencidos al no poder encontrar a nadie más que se les uniera, así que empezaron a hacer las preguntas con el unico miembro de la parrilla alli.

—Acabas de decir que no querías que él estuviera con Max ¿me equivoco? — El joven Irlandés lo miró con total estupefacción. — Querías que él se quede soltero, como ustedes.

— Nunca dije eso. — Escuchó una queja desde la parte trasera del lugar, pero lo ignoró. — A lo que me refiero es que Max no era el mejor prospecto de pareja en ese tiempo. ¡Piénselo! — Usó las manos para tratar de explicarse — Era un niño con mala fama de tener arranques agresivos hacia otras personas, o simplemente no aceptar la culpa en los accidentes que él mismo ocasionaba. — Fernando rodó los ojos al recordar la actitud del muchacho — Obviamente, todos fuimos de esa manera a esa edad, pero Max era mucho menos maduro que nosotros.

Se distrajo con uno de los grandes monitores que mantenían en las esquinas de la habitación. Las cámaras apuntaban a las entradas de los hospitalities, esperando a que uno de los pilotos saliera para llenarlo de preguntas.

—Checo por otra parte, era Checo. — Continuó con la pobre explicación. Fernando se pasó las manos por la cara, frustrado por no encontrar las palabras. — No se como describirlo. Hemos sido amigos durante tantos años, y es alguien bastante reservado, se podría decir. Max y él se veían totalmente diferentes del uno al otro. Yo no pensé que formar una relación con el puberto de Max, era una buena idea.

— No eres un gran fan de Verstappen ¿cierto? — Una reportera de traje rosado se aventuró a decir.

El español se tronó el cuello, esta entrevista ya lo estaba cansando.

— No me cae mal el chico. — Explicó, le restó importancia con un gesto y siguió con el hilo del monólogo que anteriormente estaba diciendo. — Además, teniendo en cuenta que Max en ese tiempo estaba corriendo en contra de Lewis... — Cortó otra vez lo que estaba diciendo — Se supone que los problemas personales y profesionales son separados para cualquier pareja normal. Sin embargo, conociendo a el Max de ese tiempo, pensé que no iba a acabar bien.

— Usted no creía que la situación iba a acabar bien ¿eso es a lo que se refiere?

— ¿Eso es lo que dije, no? — Respondió hastiado. — Sí, no crei que esto acabaria bien. Tengamos en cuenta que Checo es una persona de estabilidad. Es sentimental, emocional, quería tener una familia y seguir corriendo, llegar a casa con su pareja y vivir el cuento de hadas en la vida real. Vestappen, una persona totalmente opuesta a eso; concentrándose en un campeonato que para ese entonces no tenia para las de ganar. Estamos hablando de Lewis, señores; quiera o no, siete veces campeón del mundo. — Fingió molestia, fastidiando a su amigo, aunque no estuviera allí para verlo — No sabía si iba a poder enfocarse en una relación, mucho menos en Checo, él merece una pareja que lo ame sin importar qué.

—Sergio nos empezó a contar sobre Max. Que era realmente bueno, que hablan cada vez que se encontraban y, Verstappen, siempre lo invitaba a comer y le traia regalos. — Fernando enumeró cada una de las cosas, asiendo muecas de falso asco — Max Verstappen trayéndole regalos ¿Lo pueden creer? Y eso fue solo el principio. Ni siquiera estábamos en la temporada 2021, seguíamos aún en el parón de verano.

—Max le empezaba a comprar cosas,  le traia camisetas, accesorios y todo lo que pueda imaginar de sus viajes, solo por que le recordaban a él. Fue el sueño hecho realidad de Checo. — Fernando se rascó la cabeza, tratando de encontrar un recuerdo en específico para describir — Lewis, Sergio y yo habíamos salido a comer en uno de esos restaurantes lujosos que tanto le gustan a Lewis. Ese día nos contó todo a más detalle y fue sorprendente.

Los murmullos de los periodistas se empezaron a hacer más fuertes, parecía que se estaban aguantando varios comentarios para no fastidiarlo.

— ¿Ya estábamos iniciando la temporada cuando esto pasó?

— No, aún no — Aclaró — Fue un poco antes que empezara ¿Finales de febrero, tal vez? — Sacudió la cabeza y continuó con lo que decía antes — No se que decirles, empecé a pensar que Checo tenia un eneurisma, nos preocupamos por él. Chequito empezó a decir que Max era realmente otra persona y no el niño mimado que pensabamos que era. Al fin y el cabo, ya había crecido bastante desde esos tiempos.— Dejó escapar una sonrisa burlona al recordar lo enamorado que el mexicano sonaba al hablar de eso. —Lewis fue el que le dijo que el chico lo estaba acortejando, pero se hizo de los oidos sordos.

— Asi pasaron los meses, varios. Checo venia al paddock con accesorios nuevos, un gorro, pulseras, cosa que no eran él. Se nos hizo raro. — Se acomodó en el sillón, esponjando uno de los cojines para ponerlo sobre su regazo y apoyar sus manos— Sí, Lewis lo vio primero, lo acepto. Pero yo fui el primero en decirle a Sergio que eso se estaba saliendo de control.

—Tuvimos una reunión otra vez. — Se tomó unos segundos para pensar — Seria a mitad de año, si no estoy mal. Me sorprendí que hubiera aceptado Lewis, estaba completamene estresado por como la temporada estaba yendo. Eso no le iba hacer bien para la piel. Y que siga mis consejos por que mírame. — Exclamó, haciendo reír a unos cuantos — ¡Estoy totalmente joven todavía! Aceptó venir, y juntos interceptamos a Sergio, le dijimos que aclare sus sentimientos de una vez, eso no era solamente cosa de amigos.

>> Puede que Lewis le comprara cosas a Checo, o a alguno, cada que se acordaba de nosotros: cosas de amigos. Pero, que alguien te comprara regalos todas las semanas y tratara de salir a solas contigo, no era normal. — Remarcó, tratando de hacer claro su punto — Checo dijo que queria concentarse en ganar el campeonato. ¡Negó todas las acusaciones! Nos dijo que no conocíamos a Max, no sabíamos lo que estabamos hablando. Según sus propias palabras: Eso sólo pasaría en sus sueños. — Fernando dio un gran bocado a la tarta de manzana que consiguió agarrar de la mesa de centro— Y ya.

El lugar se quedó en calma absoluta. Las respiraciones, tecleos y el ruido que hacía al masticar, era lo que no hacía ensordecedor el silencio.

— ¿Cómo que 'y ya'? — La demanda en el tono de la voz del irlandés lo cabreó. Había narrado con lujo de detalle, y comentarios increíbles, una historia que no era suya, y tenían la osadía de exigirle más.

—Sí.

— ¿No hay nada más que nos quiera decir? — Presionó el periodista — Cómo Sergio aceptó a Max, por ejemplo.

—¿Cómo lo aceptó?— Preguntó sarcásticamente — Diciéndole que sí. No es la gran cosa ¿saben? Max le pidió ser su novio: Checo aceptó sus sentimientos y le dijo de sí. — Fernando hizo un sonido de felicidad, alzando sus manos para exagerar más— Todos felices.

¡Pero no me quemes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora