En un mundo donde el amor se convierte en un espectáculo, Gabriela, una joven rebelde, se ve forzada por sus adinerados padres a participar en un reality show de citas. A pesar de su renuencia, su vida da un giro inesperado cuando conoce a Ricardo...
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Todos nos presentamos hasta que unos altavoces nos interrumpieron con una voz firme y clara.
—Es bueno ver que ya se conocen, pero ahora necesitamos que vayan a sus habitaciones. Esta noche empezará la primera ronda de desafío —anunció la voz, resonando en el aire vibrante del set.
Un grupo de trabajadores entró, acercándose a cada uno de los concursantes con una eficiencia que parecía ensayada. Sentí un cosquilleo de nervios en mi estómago, un recordatorio de lo desconocido que me esperaba.
—Hola, soy Ana y seré tu ayudante en este camino del reality show —dijo una mujer de cabello oscuro, con una sonrisa que intentaba ser reconfortante.
—Mucho gusto, Ana. Soy Gabriela —respondí, tratando de hacer que mi tono sonara más entusiasta de lo que realmente me sentía.
—Vamos, te enseñaré tu habitación. Debes prepararte para esta noche —dijo, y empezó a caminar, guiándome a través del bullicio de la producción.
La seguí por un pasillo que apenas reconocía, rodeada de luces brillantes y la euforia palpable de otros concursantes que se entrelazaban en conversaciones animadas. Cada paso aumentaba mi anticipación y ansiedad.
Subimos una escalera y giramos a la derecha. Ana se acercó a una puerta decorada con un letrero que decía "Room 7". Con un gesto rápido, abrió la puerta y reveló una hermosa habitación que dejaba sin aliento. Las paredes estaban pintadas de un suave color azul, y una cama grande con sábanas blancas y flores silvestres adornaban la mesa de noche. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, creando un ambiente acogedor.
—¡Esta es tu habitación! Esta noche debes usar algo blanco y un traje de baño debajo —dijo Ana, con un tono entusiasta.
—Muchas gracias, Ana, lo tendré en cuenta —dije, sintiendo una mezcla de emoción y presión. La idea de usar blanco me pareció curiosa, casi simbólica, como si me estuvieran pidiendo que me presentara en un lienzo nuevo, lista para ser pintada, lista para comenzar una nueva historia.
Ana sonrió una vez más y me dio una palmadita en el hombro.
—Recuerda que esta noche es importante. Los desafíos no son solo pruebas de habilidades, sino también oportunidades para que muestres quién eres. ¡Diviértete! —dijo antes de retirarse.
La puerta se cerró con un suave clic, dejándome sola en ese espacio decorado. Miré a mi alrededor, sintiendo que esta era una especie de refugio antes de lo que se avecinaba.
Con un suspiro profundo, me dejé caer en la cama, sintiendo cómo mi mente comenzaba a girar en mil direcciones. Este era un nuevo capítulo, y aunque no estaba completamente segura de lo que buscaba, sabía que no podía dejar que el miedo venciera. Tal vez podría usar este escenario para redescubrirme a mí misma.
Me levanté y empecé a revisar el armario, buscando algo blanco para la noche, cuando mi mente divagó hacia lo que podía ser este futuro incierto. Las posibilidades rugían en mi interior. ¿Quién sería en este show? ¿Encontraría a alguien con quien conectar o, al menos, haría amigos en el camino?
Mientras exploraba en mi maleta, elegí una blusa blanca sencilla, ligeramente fluida, que me recordaba a la frescura de los días de verano, y unos pantalones cortos que encajaban perfectamente. Además, no olvidé el traje de baño que mi madre había metido con la esperanza de que, tal vez, podría disfrutar de lo que esta locura tenía para ofrecer.
Al mirarme en el espejo, traté de recordar lo que significaba ser yo misma, más allá de las expectativas de mis padres, de la presión del amor, y del dolor del final de una relación. Quería divertirme. Quería explorar, a pesar de lo desconcertante que resultaba todo.
Cuando sentí que la hora se acercaba, tomé un respiro y me dirigí hacia la puerta, lista para enfrentar lo que esta noche significaba. Con el corazón palpitante, abrí la puerta y me aventuré de nuevo al bullicio, lista para descubrir qué desafíos me esperaban en este inesperado viaje.