Se escuchaban las fuertes voces en el pasillo, eran las voces de los aldeanos que habían venido a entregar ofrendas. El hombre que estaba oculto en las sombras, Enith no podía decir si era paciente o en realidad; poco o nada le importaban esas personas. Escuchaba cada una de sus palabras sin interrumpirles para después despedirlos con la frase "Tu amabilidad se te agradece"
—Mi señor, la cosecha de este año fue buena gracias a su bendición. Le he traído algo del trigo de este año, espero que no le disguste.
— Tu amabilidad se te agradece. —Con esto el hombre daba la señal para que retiraran las cosas y las colora en una habitación al fondo del salón.
Así pasaron uno en uno, hasta que la señora que había ayudado a Enith a salir de lago pasó al frente. Entregó un manto azul bordado a mano con un hermoso patrón. Esto puso mayor presión en Enith que quien no sabía qué entregar aún. En ese mismo no llevaba nada consigo. Su cerebro empezó a divagar precipitadamente cuando alguien ya la había empujado al frente. Dijo lo primero que se le vino a la mente.
—Señor, lo que iba a darte, todo se ha perdido en el camino, solo puedo entregarte esto, que ha estado en mi familia durante varias generaciones. —Enith levantó su mano al frente, abriendo su palma para mostrar el anillo, que era lo único que llevaba en este momento. Sin embargo, no se escuchó el frío agradecimiento, ni mucho menos nadie se había acercado a tomarlo de su mano.
—Mi señor, esto ... —Se escuchó la temblorosa voz del hombre que estaba parado a un lado, conjuntamente con el movimiento brusco de levantarse de la silla. Enith no se atrevió a levantar la vista en lo absoluto. La mantuvo pegada al suelo hasta que escuchó unos pasos acercándose.
—¿De dónde lo sacaste? —La voz sonaba bastante emocionada y algo brusca.
Enith volvió a repetir nuevamente sus anteriores palabras. —Ha estado en mi familia durante muchos años. Mi abuela me lo ha dado.
—¿Tu abuela dices? Pretendes engañarme.
—No me atrevería, a hacerlo. —Ciertamente, Entih no se consideraba así misma una santa. Pero se expondría al peligro solo por la experiencia. —¿Qué parte de mí le hace pensar eso? —terminó de decir Entih, armándose de valor para que su voz no temblara al salir.
Hubo un rotundo silencio en el salón y toda la atención de los presentes se centraron en ella. Algunas de las personas que ya habían entregado sus ofrendas y se disponían a salir se quedaron para ver el desenlace.
Enith maldijo a sus adentros. "¿Cómo llego a este punto?", pensó que si utilizaba la forma peculiar de estas personas, nadie notaría que había un problema con ella. "¿Por qué no solo toma el anillo y ya? ¿Qué es todo este interrogatorio?"
—¿Tienes idea, de lo que tienes en tu poder ahora? —La pregunta fue repentina. Enith no sabía cómo responder. No tenía mucho conocimiento sobre los objetos de valor de su familia. Había estado alejada de todo eso hasta no hace mes medio. Pensó que, si le hacía esta clase de preguntas, Nancy seguramente respondería de manera satisfactoria. Pero ella era un tema diferente.
Miró el anillo que sostenía y lo analizó en profundidad. El aro era de color platinado y brillante, tenía algunas formas de ramas gradas en él y la piedra negra era simple y nada llamativa. Pero todo junto lo hacía ver elegante y hermoso.
Enith pensó que si esta pregunta se la hacía un artista o un amante de las joyas, tendría ya una respuesta formándose en su cabeza. Pero para el hombre que tenía enfrente creyó que esta sería muy baja y superficial.
Así que optó por ser sincera y no jugar trucos.
—No tengo la menor idea. — Esta simple respuesta dejó anonadados a todos en la sala. Algunos hasta aguantaron la respiración. —Pero lo que digo es cierto, por más de doscientos años ha estado en mi familia, así que de ningún modo lo estoy engañando. – Los latidos de su corazón golpeaban fuertemente su pecho, pero aun así respondió pausadamente y de forma ordenada sin dejar que otros notaran la tensión y miedo en su cuerpo.
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El Reflejo
FantasiaTras la muerte repentina de su padre, Enith se ve obligada a mudarse a la casa de su abuela, una mujer enigmática y de caracter fuerte a la que nunca había conocido. A pesar de las numerosas invitaciones enviadas por su abuela a lo largo de los años...