▶ Eso no estaba en el plan ◀
—¡Tonta, tonta, tonta!¡Soy una grandísima tonta!— me quejé, pataleando con frustración, tumbada sobre mi cama. —¡¿En qué rayos estaba pensando?!—
“... estaría más que encantado”. La voz de Alastor, tan suave y elegante, había conseguido debilitar mis defensas; no había forma de ocultar lo mucho que, aún con la rabia que sentía por sus mentiras, lo seguía amando.
—¡¿Por qué me pasa esto a míííí...?!— chillé, dándome la vuelta sobre el colchón, quedando boca arriba.
Respiré hondo, despacio, obligándome a calmarme. Mi corazón latía con fuerza contra mi pecho mientras lo hacía.
—Recuerda, es por Charlie y el hotel. Es por Charlie y el hotel.— me repetí, entre cada respiro.
Un golpeteo en la puerta me hizo girar de nuevo, enterrando el rostro en una almohada, ahogando un grito de frustración y genuino temor.
¡No podía hacerlo!
—¿Querida?¿Estás ahí?—
Chasqueé los dedos, abriendo la puerta con mis poderes, para no seguir oyendo el molesto golpeteo de los nudillos contra la madera.
Ni siquiera lo pensé.
—Ya que culminó mi programa, podem…..— sus pasos, al igual que su voz, se frenaron de pronto, haciéndome girar la cabeza para mirarlo de reojo.
Su rostro estaba inclinado hacia el exterior de la habitación; sus orejas estaban agachadas contra su cabeza, sus ojos fuertemente cerrados y, su eterna sonrisa, ahora parecía una fina línea tensa en sus labios. ¿Qué le ocurría?
—Es una imprudencia de tu parte el abrir la puerta cuando no estás presentable, querida.— aunque quiso aparentar normalidad, su voz delató su nerviosismo.
—¿De qué hablas, Alastor?— cuestioné, confundida.
Pero no hizo falta una respuesta de su parte cuando, al girarme sobre la cama, una fría corriente de aire me hizo erizar, bajando la mirada para ver que el vestido que Angel Dust me había prestado se había subido, dejando al descubierto mi ropa interior.
Sentí mi rostro arder, mientras me acomodaba la ropa, totalmente apenada.
—¡L-Lo siento! Ay, Dios, ¡lo siento muchísimo, Alastor!— me disculpé, deseando que la tierra se abriera y me tragara ahí mismo.
—D-Descuida, querida. Por suerte solo fui yo.— comentó, tratando de restarle importancia al asunto, pero sólo logró hacerme sentir más avergonzada.
Quizás habría sido menos vergonzoso si hubiera sido Angel Dust, o Husk, ¡o incluso Charlie!
—D-Dame un segundo, yo….— respiré hondo. —... m-m-me iré a cambiar.—
—Esperaré fuera.— añadió Alastor, dándose la vuelta para salir de la habitación, cerrando la puerta a su espalda.
Suspiré, abanicándome el rostro con las manos mientras me dirigía al armario para buscar qué ponerme.
... "Soy una grandísima tonta", me repetía, a modo de regaño.
🦌
Luego de cambiarme, salí de la habitación, encontrando a Alastor en el pasillo, mirando al suelo. Su sombra, por otra parte, no dejaba de mirarme fijamente, haciéndome encoger con cierto temor.
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La razón de mi sonrisa |Alastor x Fem! Reader|
RandomElla lo amaba. Y él rompió su corazón. Fue un error imperdonable. Pero la muerte, curiosa aliada, juntó sus almas en el averno; dándoles la oportunidad de enmendar ese error. ¿Podrá el amor ser más fuerte que el odio que ella siente?¿o la eterna son...