▶ Lugar de reencuentros ◀
Abrí los ojos, despertando de aquel recuerdo que cada noche me perseguía desde mi llegada al infierno; como un molesto recordatorio de aquel amor que me arrastró a este lugar maldito...
... Honestamente, siempre creí que el infierno era solo un eterno castigo para violadores, asesinos y ladrones; y que, si era buena persona en vida, jamás tendría que acabar aquí.
Pero erré.
... tal parece que guardarle rencor a una persona puede condenar tu alma a este lugar.
—... En breve hablaremos con la hija de Lucifer, el dueño de todo, quién nos contará sobre su nuevo y apasionante proyecto...—
Miré de mala gana el televisor de la habitación. Por más que me molestara en apagarlo, siempre volvía a encenderse por su cuenta; así que sólo dejaba que transmitiera su basura todo el día, sin darle mayor importancia.
Me levanté de la cama y caminé hasta el baño para asearme, cepillando mis dientes mientras observaba con desanimo el reflejo en el espejo; centrándome en las orejitas de lince que se alzaban sobre mi cabeza, fusionándose con mi cabello.
Un efecto secundario de haber llegado al infierno, supongo.
—.. Voy a abrir el primero en su clase: ¡un hotel para rehabilitar pecadores!—
Mis orejas se alzaron, curiosas, al escuchar aquello. Y –con el cepillo aún en la boca– me asomé a la puerta, queriendo confirmar si había escuchado mal.
Pero no.
En la televisión, una chica bastante risueña hablaba –o cantaba– sobre lo que deseaba lograr con su hotel. Según ella, todos los pecadores tienen un "arcoiris" en su interior y, con su ayuda, es posible que puedan redimir sus actos para hacerlos entrar al Cielo.
Una idea bastante ridícula, lo admito. Pero ¿y si era posible? Al menos era una forma de salir de este lugar; sobretodo para mí que, como tal, no había cometido ningún pecado imperdonable.
Chasqueé los dedos para terminar de asearme, tomando una chaqueta y las llaves de mi departamento; corriendo fuera para dirigirme al Happy Hotel. Tecleé rápidamente la dirección en mi teléfono para ubicarme.
🦌
Jadeé, exhausta, tras haber subido la montaña en la que se encontraba situado el Happy Hotel. ¿No pudo construirlo en un lugar más céntrico o, como mínimo, en un sitio plano?
Arrugué la nariz con disgusto, preguntándome si realmente había llegado al lugar correcto. El lugar básicamente estaba en ruinas y, siendo honesta, no veía señales de que alguien viviera aquí; solo lograba escuchar unos sutiles pasos, casi como si quienquiera que estuviera en el hotel caminase de puntillas.
—¿Hola?, ¿hay alguien aquí?—
Nada.
Un suave maullido a mi espalda me hizo girarme, mirando al pequeño gatito negro que yacía sentado en la entrada del lugar.
—Hola, pequeñín. ¿Vives aquí?— sonreí, viendo como el felino asentía con la cabeza, acercándose a mí para frotarse contra mis piernas.
Era bastante tierno.
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La razón de mi sonrisa |Alastor x Fem! Reader|
CasualeElla lo amaba. Y él rompió su corazón. Fue un error imperdonable. Pero la muerte, curiosa aliada, juntó sus almas en el averno; dándoles la oportunidad de enmendar ese error. ¿Podrá el amor ser más fuerte que el odio que ella siente?¿o la eterna son...