𝙂𝙍𝘼𝙑𝙄𝙏𝙔 𝙁𝘼𝙇𝙇𝙎 ๏ภє-รђ๏Շร [BOOK II]

¿Qué me pasa? | Dipper Gleeful [Reverse Falls] (part.2)

Nota: La anterior parte no deje en claro la edad de ambos, así que lo haré aquí, jaja. (17-18)

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Habían pasado varios días desde aquel extraño encuentro con Dipper Gleeful, y aunque no habías tenido más interacciones con él desde entonces, algo te seguía molestando. No solo era el hecho de que él se había comportado de una manera desconcertante, sino que aún tenía tu libro. El libro que necesitabas para un trabajo escolar urgente. Habías intentado ignorarlo, pero no había manera de evitarlo: tenías que enfrentarlo otra vez.

Y así fue como te encontraste parada frente a la enorme mansión Gleeful, la fría sensación de nervios en tu estómago haciendo que la fachada imponente te pareciera aún más intimidante. Inspiraste profundamente y tocaste la puerta con timidez. El sonido resonó como un eco en la entrada vacía, y te quedaste allí, esperando con el corazón latiéndote en los oídos.

Pasaron solo unos segundos antes de que la puerta se abriera con un suave crujido, revelando a Mabel Gleeful. Su presencia era casi eléctrica; una sonrisa demasiado amplia y ojos tan afilados como cuchillas te escrutaban con un aire de superioridad y diversión.

-¡Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí! -dijo Mabel con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, mientras su mirada azul gélido te recorría de arriba abajo-. ¿A qué debo el honor de esta visita sorpresa? -Añadió en un tono que sonaba a sarcasmo puro, apoyando una mano en la puerta, impidiendo cualquier intento de entrar sin su permiso.

Sabías que Mabel Gleeful era tan peligrosa como su hermano, aunque de una manera diferente. Ella disfrutaba manipulando a los demás, jugando con las emociones de las personas solo para verlas retorcerse bajo su control. Y, claramente, estaba encantada de tenerte en esa posición.

-Uh... Hola, Mabel. -Intentaste sonar casual, pero tu incomodidad era palpable-. Solo... solo vengo a buscar un libro que Dipper tiene. Es mío y lo necesito para un trabajo escolar. ¿Está él...?

Mabel levantó una ceja, como si lo que acababas de decir fuera ridículamente gracioso.

-¿Dipper? ¿Tiene tu libro? -repitió, enfatizando las palabras con un tono burlón. Se cruzó de brazos y ladeó la cabeza, disfrutando del momento-. ¡Qué adorable! Pero me temo que Dipper no está muy disponible en este momento. -Su sonrisa se amplió aún más, como si supiera algo que tú no-. Aunque podría hacerle llegar un mensaje... si te pones de rodillas y lo pides con dulzura.

Tu estómago se revolvió de inmediato ante la sugerencia, sabiendo perfectamente que Mabel estaba jugando contigo solo para ver hasta dónde llegarías. Trataste de mantener la calma, respirando profundamente antes de responder.

-No hace falta, Mabel. Solo dile que vine por el libro. Es todo lo que necesito-. Mantuviste tu tono firme, intentando no caer en sus juegos.

Mabel te observó por un momento, evaluando si había alguna diversión que pudiera extraer de la situación antes de perder el interés. Finalmente, suspiró dramáticamente y se apartó un poco de la puerta, haciéndose a un lado.

-Oh, está bien. ¡Eres aburrida! -Se quejó, su voz cargada de falso desdén-. Puedes pasar... pero no digas que no te lo advertí.

Al entrar en la mansión, el ambiente se sintió pesado, como si las paredes mismas estuvieran impregnadas de secretos oscuros y malas intenciones. Mabel te guió por el pasillo con pasos elegantes, tarareando una canción infantil de manera inquietante. Finalmente, llegaste a la gran sala de estar, donde Dipper estaba sentado en un sillón de cuero oscuro, con uno de sus tantos libros apoyado en su regazo. El ambiente parecía haberse detenido en el momento en que tus ojos se posaron en él, su figura delgada y seria iluminada solo por la luz tenue que entraba por las ventanas.