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Era un fin de semana.

Tomioka estaba en su casa revisando algunos libros para completar alguna que otra tarea, aunque su mente le jugaba malas pasadas.

Esas frases tan extrañas que Obanai le repartió en varias oportunidades, los toqueteos simples pero llenos de picardía y el sabor dulce de esa boca en su propia boca, todo le estaba pareciendo por mucho extraño.

Vió aquel libro apoyado en una repisa, desde que Obanai se lo dio no lo ha tocado y no piense que sea correcto hacerlo. Aún así, la enorme curiosidad por saber que dicen esa clase de libros lo invita a leerlo, incluso empieza a sentir un leve gusto que no puede negar.

¿Cómo podría negarlo?

Imaginarse en una situación de tales proporciones con su atrevido compañero le había dado un enorme problema en sus pantalones en este momento.

Ni siquiera se preocupó en tocarse, sentir esa clase de deseos no eran habituales en él. De todas formas se levanta de su silla y camina por su habitación para tomar el libro, ve nuevamente el título y vuelve a sentir un raro escalofrío.

Se acuesta en su cama y en una posición más cómoda comienza a leer, quedándose petrificado ante todas las "ayudas" que ese pequeño libro estaba proporcionando.

Posiciones.

Maneras de tocar.

Maneras de besar.

Consejos para llevar a tu pareja al orgasmo.

Todo aquel conocimiento viajó al cerebro de Tomioka, convirtiendo la información en imágenes casi nitidas que fueron a parar hasta su entrepierna, la cual con cada página que pasaba palpitaba aún más y se sentía dolorosa en sus pantalones.

Eventualmente llegó a las páginas finales, dónde había una notita de color pegada en unas de las hojas conclusivas. Sin esperar demasiado la tomó y en segundos la leyó.

Consienteme mucho, háblame poco, porque de estás maneras quiero que me llenes el biscocho.

Enseguida Tomioka dejo el libro de lado, meditó un segundo la posición en la que se encontraba y solo pudo decir.

—Tal vez... Tal vez no sean simples bromas.

Después la molestia en sus pantalones se hace cada vez más intensa y con suspiros pesados se va al baño para resolver él mismo su problema.

Sobra decir que, sin querer, durante el rato que se encerró se había estado imaginando situaciones indebidas con Iguro.

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•-Piropos para Tomioka-•GiyuOba•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora