cinco

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Hinata sentía como una tierna y suave piel era lenta y delicadamente enrollada entre sus brazos, unos pequeños pectorales bajo su mano, subiendo lentamente, hacia un delicioso cuello delgado, poco a poco sus piernas se entrelazaban entre unas delgadas, pero firmes piernas, sintió un profundo y fuerte aroma, mientras su rostro chocaba delicadamente contra un delicioso y largo cabello, hasta que abrió lentamente los ojos, para ver a Naruto entre sus brazos, casi siendo devorado por su cuerpo.

Hinata salto de la cama del impacto, soltando al rubio de un movimiento, un poco brusco, pero de milagro sin despertarlo, sobresaltada y respirando agitadamente, se dio la vuelta rápidamente, para evitar excitarse aún más, viendo al joven, desparramado, completamente sobre su cama, con apenas una pantaloneta, y un esqueletito, con su relajada y despreocupada expresión, que le caracterizaba tanto, la que tanto la volvía loca, Hinata, salió lentamente y tratando de no hacer mucho ruido, hacia el baño, para tratar de calmar sus ansias de desayunarse a su propio hijo.

Naruto pudo sentir el calor del sol sobre su cara, mientras se despertaba con una satisfacción relajante que pronto le hizo recordar la noche anterior, los suaves muslos de la mujer Hyuga, envolviendo su verga, los gemidos que trataba de contener mientras retorcía sus pezones, la inmensidad de sus tetas cuando se comían sus manos, todos estos pensamientos rápidamente despertaron al rubio, con un gran regalo entre sus bóxer.

Al bajar los escalones noto la ausencia de Naruko devorando el desayuno como de costumbre, y el ruido de trastos en la cocina, así que con sigilo, camino hacia allí, acercándose lentamente.

Hinata lavaba algunos platos, Naruto la observo desde la entrada, los short rosa que le cubrían hasta aquellos suaves muslos en los que froto su verga la noche anterior, el delicioso y apretado culo envuelto en aquella telita roza, y esas enormes tetas que aun resaltaban en ese inmenso, y holgado buzo gris, arrastraron al rubio como abeja a la miel, quien sin hacer ruido se acercó a Hinata por detrás, y sin miramientos agarro por sorpresa y bruscamente sus jugosas tetas.

¡Hola Hinata-obachan!, dijo el rubio apretando las tetas de Hinata, y pegando su verga contra su trasero.

Hinata gimió brevemente al sentir el brusco agarre de las pequeñas manos del rubio, que al mismo tiempo le restregaba aquel increíble pene en su trasero.

¡HAAAAAAH!, Naruto-kun, balbuceo Hinata con un tembloroso y suave tono, al sentir las manos del rubio en sus tetas.

Dios, me la está restregándose en mi culo, tan grande, tan brusco, va a despedazar mis pechos, pensó Hinata mientras el chico manoseaba sus tetas.

Naruto noto los excitados pezones de Hinata, y tomándolos atreves del buzo, estiro pellizcando bruscamente hacia los lados, estirando las enormes tetas de Hinata, y provocando un gran gemido de la ojiperla.

¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! NARUTO.... HAAAAAAAAAAAAH, Naruto, no seas tan HAAAAAAAAAAHA, Hinata apenas pudo pronunciar el nombre del chico entre gemidos mientras el chico pellizcaba con un casi sadismo instintivo los pezones femeninos.

Lo.... Lo siento Hinata-obachan, no puedo evitarlo, son tan grandes y firmes, que quiero reventarlos, quiero verte correr mientras destrozo tus tetas, quiero.... Dijo el chico en una suave y dulce voz, mientras retorcía cada vez más las tetas de Hinata.

Hinata casi perdía la conciencia al escuchar tales palabras del dulce y tierno rubio, mientras este violentaba sus senos, jamás había sentido nada parecido, y Perdiendo casi por completo la voluntad, Hinata sentía su cuerpo hirviendo cada vez más, por un momento la idea de dejar que Naruto la dominara por completo, que destrozara sus pechos, sus piernas, su culo, su cuerpo como él quisiera la hizo entrar trance, olvidando cualquier lógica o remordimiento por unos segundos.

El jinchuriki y la HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora