Capítulo 5: Decisiones Difíciles

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Bienvenidos al capítulo 8 de este fanfic, espero que les esté gustando tanto como a mí me gusta escribirlo. Aunque hasta ahora no he recibido comentarios, ya sean buenos o malos (lo cual siempre ayuda para mejorar), sigo poniendo todo mi esfuerzo en cada capítulo para darles la mejor historia posible. ¡Cada detalle está pensado para que esta historia siga tomando forma! Si están disfrutando del viaje de Naruto en DC, me encantaría saberlo, pero mientras tanto, ¡aquí va el siguiente capítulo! ¡Espero que lo disfruten!

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La mañana en Themyscira era tranquila, el sol se alzaba lentamente sobre las colinas verdes, iluminando las costas doradas de la isla. Naruto, sudoroso por el entrenamiento matutino, observaba con una mezcla de orgullo y preocupación cómo su hijo, Kaito, se enfrentaba a los muñecos de práctica con una destreza impresionante. La espada de madera cortaba el aire con una precisión y fuerza abrumadoras.

Diana, que había llegado temprano para observar el progreso del joven, se acercó al rubio con una sonrisa suave en sus labios.

—Tiene un potencial increíble, Naruto —comentó, cruzando los brazos mientras sus ojos seguían cada movimiento de Kaito—. Podría ser un gran héroe.

Naruto dejó escapar un suspiro, limpiándose el sudor de la frente con el dorso de la mano. Su mirada estaba llena de tristeza y preocupación. Desde la muerte de Calliope, su mundo se había reducido a proteger a su hijo, evitando a toda costa que sufriera la misma suerte que su madre.

—No quiero que se convierta en un héroe, Diana —dijo con firmeza—. No quiero que lleve esa carga. Quiero que tenga una vida normal, una vida en la que no tenga que mirar por encima de su hombro constantemente, preguntándose cuándo llegará su fin.

Diana giró su cabeza para mirarlo directamente. Sus ojos, normalmente cálidos y comprensivos, se endurecieron con la determinación de una guerrera.

—¿Crees que puedes protegerlo para siempre, Naruto? —replicó con voz calmada, pero cargada de peso—. Kaito tiene un espíritu indomable. Tarde o temprano, querrá tomar sus propias decisiones, elegir su propio camino. No puedes encerrarlo aquí para siempre.

Naruto frunció el ceño, una mezcla de frustración y dolor cruzando su rostro. Había intentado darle a su hijo todo lo que él nunca tuvo: una infancia segura, una familia. Pero las palabras de Diana resonaban en su mente. Él sabía, en el fondo, que ella tenía razón.

—Lo sé, pero no quiero perderlo también —admitió, con la voz quebrada—. Ya perdí a su madre. No soportaría perderlo a él también.

Diana, conmovida por el dolor de su amigo, extendió una mano y la posó en su hombro.

—Naruto, entiendo tu miedo. Pero también debes entender que Kaito tiene derecho a elegir su propio destino. Si decides privarlo de eso, podrías perderlo de una forma aún peor.

Naruto asintió lentamente, sabiendo que, aunque las palabras de Diana dolían, eran la verdad. Se volvió hacia su hijo, quien ahora miraba hacia ellos con curiosidad, la espada de Tobirama resplandeciendo bajo el sol de la mañana.

—Kaito, ven aquí —lo llamó.

El joven se acercó rápidamente, sus ojos azules brillando con entusiasmo. A pesar de su corta edad, su habilidad en combate y su sed de aventura eran innegables.

—¿Sí, papá? —preguntó, su respiración entrecortada por el esfuerzo.

Naruto lo observó con cariño, sintiendo un nudo en el estómago. La decisión que estaba por tomar no era fácil, pero sabía que era necesaria.

El último Shinobi en DCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora