capítulo 20: después del accidente

61 1 0
                                    

Varias semanas después del accidente, Chiara finalmente fue dada de alta. Las semanas en el hospital habían sido agotadoras tanto para ella como para Violeta, quien nunca dejó de acompañarla a pesar de las incomodidades y el cansancio que le generaba dormir en una silla al lado de la cama. Salir del hospital representaba un alivio, aunque Chiara todavía necesitaba apoyarse en muletas debido a la operación en su pierna y las fracturas que aún no terminaban de sanar. De vuelta en casa, ambas comenzaron una nueva rutina. Violeta se encargaba y preparaba las comidas, mientras Chiara hacía ejercicios recomendados por su fisioterapeuta. Este periodo de recuperación fue un momento especial para ambas, donde, a pesar de las dificultades, su relación se fortaleció aún más.

Los primeros días en el apartamento no fueron fáciles. Chiara estaba acostumbrada a su independencia, y depender de Violeta para tareas tan simples como moverse de una habitación a otra la frustraba, aunque intentaba no mostrarlo. Violeta, por su parte, hacía todo lo posible por no incomodarla, mostrándose siempre dispuesta y paciente. A medida que pasaban los días, ambas comenzaron a adaptarse a la nueva rutina. Por las mañanas, Violeta preparaba el desayuno y luego ayudaba a Chiara con sus ejercicios de rehabilitación. Aprovechaban estos momentos para hablar de temas variados, desde las últimas noticias hasta los planes que tenían antes del accidente. Aunque evitaban hablar de las secuelas que la lesión podría dejar en la vida de Chiara, ambas sabían que era un tema que, tarde o temprano, tendrían que enfrentar.

Una tarde, mientras Violeta preparaba la cena, Chiara la observaba desde el sofá. La calidez de esa escena, tan cotidiana y simple, le trajo una sensación de calma. Conmovida, la llamó desde la sala.

Kiki:Violeta… Gracias por estar aquí conmigo dijo  con una voz que intentaba sonar casual, aunque sus ojos reflejaban algo más profundo.

Vivi:  se giró hacia ella, con una sonrisa suave.
Chiara, sabes que no tienes que agradecerme. No me iría a ninguna parte.

Ese momento, tan sencillo, terminó por unirlas aún más.

Con el tiempo, Chiara empezó a recuperar fuerza y movilidad, aunque su proceso era lento y requería una gran paciencia. A medida que mejoraba, también intentaba volver a algunas de sus actividades habituales. Una tarde, mientras disfrutaban de una caminata al atardecer, Chiara se sintió en paz. Miró a Violeta y, después de una pausa, decidió abrirse sobre algo que llevaba tiempo en su mente.

Kiki: Violeta… he pensado mucho en todo esto, en nosotras. Creo que este accidente me ha hecho valorar más las pequeñas cosas, y sobre todo, darme cuenta de cuánto significas para mí

Violeta se quedó en silencio, sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y emoción. Sin apartar la mirada, tomó la mano de Chiara y, con una suavidad que no dejaba lugar a dudas, respondió

Viví: Yo también he pensado en ello, Chiara. Estar aquí, contigo, en cada momento… ha sido difícil, pero no cambiaría nada de lo que hemos vivido juntas.

Ambas se miraron, y por primera vez en mucho tiempo, compartieron un momento sin palabras, donde los sentimientos hablaron más fuerte que cualquier promesa. Ese día en el parque marcó un nuevo comienzo para las dos, un paso hacia adelante, aunque aún quedaran heridas que sanar.

La noche de la cena fue mágica, llena de pequeños detalles y gestos cariñosos que hicieron que ambas se sintieran más cerca que nunca. Violeta se encargó de decorar el apartamento, llenándolo de velas y flores frescas. Cocinó los platos favoritos de Chiara, haciendo que cada bocado fuera una celebración de lo que habían logrado juntas. Después de la cena, Chiara y Violeta se acomodaron en el sofá, disfrutando del silencio y de la calma que solo las verdaderas conexiones permiten.

the Climb (Acabada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora