Llegamos

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El sol finalmente se elevó una vez mas, y en un abrir y cerrar de ojos, ya me encontraba en Treinta y Trés, en la terminal de bondis. El viaje había sido largo y me había dejado exhausta, pero por lo menos había conseguido un asiento sola, para poder leer mis Webcomics y ver las series que me gustaban en paz. Aunque, en cuatro horas de viaje desde Montevideo hasta allí, el límite de tiempo que mis padres me habían establecido en el celular se ponía nervioso, y de vez en cuando me saltaban notificaciones o se me "googleaba" el celular, como yo le llamaba a cuando se trancaba. En la terminal, me encontraba esperando que todos mis compañeros de Olimpiadas, Andrea y la otra profesora bajaran del autobús. Éramos dos chicos, las maestras y yo. Ah, y el tarado ese de lentes de la clase pasada, que no sabía ni siquiera si contaba como "chico" por su bajo coeficiente intelectual. Los dos chicos, Romeo y Axel, por otro lado, parecían ser buenas personas, aunque nunca les había dirigido la palabra en mi trayecto de vida. Romeo me saludó con un beso en la mejilla casual, como hacían los demás en donde vivía, y Axel se limitó a un apretón de manos un tanto incómodo. Aún así, me había enterado que Axel era de otro país, uno europeo o algo así, así que me permití asumir que en su nación las personas se saludaban de manera distinta, y que sobrepensarlo mucho no me iba a servir de nada. Ahora que lo pienso, sobrepensar era algo muy prominente en esa etapa de mi vida, sobrepensaba casi cualquier interacción social que tenía y a veces no me hacía bien; lo bueno es que ahora alguien me ayuda a detener mi espiral de pensamientos interminable. Ese chico realmente llamó mi atención, ¿un chico europeo? ¿en Uruguay? y además ¿hasta un poco lindo? ¡No podía ser real! Me encargué de conversar con Axel un rato mientras caminabamos hacía las casas de familia que nos iban a alojar:-Hola, A-Axel. ¿no? — tartamudeé un poco mientras hablaba--𝘴ì, 𝘤𝘦𝘳𝘵𝘰. Ese soy le 𝘪𝘰. —respondió, con el acento más exageradamente italiano que escuché en mi vida.El chico se pasó la mano por la raya de su cabello corto y tan negro como Juan, acomodándoselo de manera inevitablemente atractiva aunque con un aire un tanto presumido. Además, ni siquiera me había preguntado por mi nombre, ¿acaso se creia tan importante?-"Que bien Axel, ¿estudiaste para la... las olimpiadas?" — me reprimí a mi misma mentalmente por no poder dejar de tartamudear, ni siquiera era tan lindo. -"𝘖𝘶𝘪, o𝘶𝘪. Sí, he 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘥𝘪𝘢𝘭𝘰 un poco."—Sus palabras me desconcertaron. ¿Acaso había dicho "Oui"? ¿No era italiano?:-"Una duda, ¿me dijiste Oui? ¿No eras italiano?"—lo confronté.-Axel se quedó tan duro como una piedra, y se sonrojó. Me miró de arriba a abajo con sus ojos color verde claro, como los de un gato.-"La verdad es que 𝘪𝘰... Yo te querí-"— las palabras de Axel fueron interrumpidas por Andrea, quien exclamó:-"Chicos, llegamos con las familias que los van a alojar por dos días."—Frente a nosotros se encontraban tres parejas promedio, lo cual me pareció aburrido, pero podía aguantar semejante grado de apatía y normalidad si eran tan sólo por dos días. Cada una de estas parejas movían sus manos como robots, como si fueran modelos de portada de revistas falsas, menos una de ellas que estaba compuesta por dos hombres (asumí que eran homosexuales) que parecían presentar una sonrisa genuina y de bienvenida. Aunque, honestamente, no sé si era que realmente se veian más "reales" que los demás, o es que me dejé llevar un poco por mi fanatismo de los «bl». Luego, las profesoras nos explicaron que debíamos ponernos en grupos de a dos para que nos alojen, ya que ellas iban a ser hospedadas por una de estas familias, y las otras dos eran para nosotros, los que competían en las olimpiadas. Mi primer instinto fue observar a Axel con intención de hacer pareja con él, pero parecía estar demasiado avergonzado para siquiera mirarme. Era un hombre intrigante, la verdad. Por eso, él decidió emparejarse con Romeo y sin decir una palabra o completar su diálogo conmigo, se fue con una de las familias, aunque, por suerte, no la pareja gay. Mientras yo me encontraba pensando en qué diablos me habrá querido decir Axel, algo me pinchó el hombro derecho de sorpresa. Era el innombrable de la clase de matemáticas de ayer. Llevaba puesto un buzo excesivamente colorido y peludo, y debajo unos jeans de color azul marino, que acentuaban su figura, la cual era alta, incluso más alta que yo. Para agregar, en su cara llevaba aquellos característicos lentes negros, que hacían juego con su color de cabellera, la cual se encontraba un tanto desorganizada, pero no de manera que lo hiciera lucir antiestético. Solté un leve gruñido que marcaba lo que pensaba de ese hombre y le dije: 

-"¿Qué? ¿Qué querés, rompe-quinotos?"—

-"Nada."—respondió, y luego señaló a la pareja que quedaba libre.-

Era un hombre de pocas palabras la verdad, pero entendí que quiso decirme que eramos los últimos que quedábamos y debíamos irnos con los dos sujetos. Honestamente, me reconfortaba que fuera así, no iba a aguantar seguir escuchando aquella voz insufrible, y parece que él tampoco a mí, porque se acomodó los auriculares apenas cesó nuestro corto diálogo. Nos fuimos con "los gays", como los apodé yo, quienes eran altos y llevaban camisas floreadas matching y pantalones blancos, matching también. 

˚ ༘♡Valenizza ⋆。˚Where stories live. Discover now