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Alex también responde de forma positiva a las muestras de afecto, demuestra que ser tratado como un niño le gusta, no ha tenido miedo de mi.

Se levanta a mitad de la noche para que los demás Alters no le prohíban el acceso al cuerpo, aunque sabe que es indebido y iba a castigarse, lastimándose con cortes.

Iván suspiró de forma temblorosa, habían pasado varias horas de aquel encuentro con Alex, pero no podía sacárselo de la cabeza, no dejaba de pensar una y otra vez que quizás de no ser por él, y el que haya ido a buscarlo, ahora Alexis andaría escondiendo sus muñecas con cortes.

Y la idea de Alexis lastimado no le gustaba ni un poco, las náuseas invadían su estómago y le daban ganas de llorar.

Alex es quien recuerda los mayores traumas, y quién los vivió en el pasado, supongo que por su actitud recibía castigos por cualquier cosa que hiciera, de allí su miedo a todo y el pensamiento de que merece un castigo, como nadie va a hacerlo lo hace él mismo en conductas autodestructivas.

Es un perseguidor, pero tengo esperanzas de que pueda superar sus recuerdos, ha conectado conmigo y demuestra que es capaz de hacer más que solo pensar en lo malo.

No sale mucho, pero trataré de ayudarlo cada vez que lo vea.

Cerró el cuaderno y volvió a guardarlo en su lugar secreto.

Alexis aún estaba en clases, le quedaba al rededor de una hora, él estaba libre porque su profesor estaba enfermo, decidió consentir un poco al chico y fue hasta la pastelería para comprar los cupcakes de chocolate que tanto le gustaban.

Al regresar preparó su café y dejó agua caliente para cuando Alexis regresara, al rato, el menor entró en silencio y con la mirada baja.

─ Ale, te traje tus cupcakes favoritos. ─anunció Iván, mirando su celular.

─ Gracias.. ─murmuró, luego de un momento de silencio.

El mayor alzó la vista hacia él, de inmediato se preocupó al ver su rostro, levantándose de la silla y yendo hacia él.

─ Dios, Alexis, ¿Qué te pasó?

─ No es nada. ─dijo, aunque Iván no podía ignorar su ojo morado y su labio hinchado de un lado, por un golpe.

─ ¿Cómo que no es nada? ¿Quién fue?

─ No es nada, no importa. ─repitió, parpadeó rápido para apartar sus lágrimas.

─ Alexis..

─ Iván, déjame. ─Se apartó, huyendo del abrazo que él mayor intentó darle─. No es la gran cosa, de verdad, Q es un idiota que cree que puede agarrarse a putazos con cualquier imbécil que hable mal de mi. ─se encogió de hombros, pero no logro convencer al contrarió─. Es todo.

Iván lo miró sin decir nada, pero sintiéndose mal, Alexis borró sus lágrimas y tomó un cupcake, y se volteó al rincón de la cocina para prepararse un té, dándole la espalda a su compañero de cuarto.

El mayor no podía dejar todo así e ignorarlo, y luego de pensarlo un momento, fue hacia él y lo abrazó por la espalda, rodeando su fina cintura con sus brazos.

─ Iván, en serio te voy a pedir que te alejes porque no quiero tu lástima. ─dijo el menor, con su voz endurecida para evitar el llanto.

─ Ale, deja de hacerte el difícil.

─ Tú deja de sentirte mal por mí, estoy bien.

─ ¿Quién te dijo que me siento mal por ti? ─cuestionó el mayor─. El que no me guste que estés herido no significa que sienta pena.

𝙏𝘩𝘦 𝘼𝘭𝘵𝘦𝘳𝘴  |  ˢᵖʳᵉᵉᶜᵏᶦᵗʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora