Capítulo 8.

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Jiwoong quería morirse.

Podría ser una exageración como podría realmente acabar con su vida. ¿Había algo que le saliera bien?

Estaba en la oficina escribiendo en documentos pero no podía concentrarme en nada, no podía leer ni comprender lo que estaba haciendo. Solo podía pensar en Hao y la razón de porque ayer lo evitó. Porque Jiwoong podría ser despistado pero no tonto, pudo ver la cabellera de Hao escabullirse por el pasillo y escuchar su conversación con Taerae.

"Eres solo su jefe, ¿Puedes dejarlo un momento en paz, no?"

¿Habrá sido Hao quien le pidió a su amigo que le dijera eso? ¿Hao quería que lo dejara en paz? ¿Entonces por qué le dijo de ir a su casa si realmente no quería verlo?

Jiwoong tenía más dudas que respuestas. Además su lobo estaba inquieto recordando ese olor tan característico que olió en la casa de Hao.

Olía tan bien. Jiwoong casi se vuelve loco y hubiera entrado solo para poder seguir oliendo. Taerae le mencionó sobre hacer galletas. Pero el olor era tan fuerte que Jiwoong empezó a dudar que realmente fuera un olor común de galletas, olía como un omega, pero no podía adjudicar el olor a nadie que conociera.

Su lobo desde entonces estuvo gruñendo pidiendo regresar a donde estaba ese magnífico olor. Pero sería demasiado vergonzoso regresar a la casa de Hao solo por ello.

¿Y si el olor era de algún vecino?

Sería extremadamente vergonzoso, sobre todo si al llegar no encuentra el olor, la decepción de su lobo. Que se estaba comportando de una forma muy extraña. Porque aun seguía pidiendo ver a Hao pero al mismo tiempo deseaba ir hacia el omega del increíble olor. ¿Es posible que le gusten dos omegas a la vez?

Su suerte era tan limitada que los únicos omegas que le gustaban a su lobo eran omegas que no podía tener ni ver. Estaba maldito.

Quiso gritar de frustración porque le había prometido a su padre llevar a Park Hanbin a una cena con la manada ¿Y ahora qué? No tenía a nadie y seguía llorando por las migajas de atención que le daba Hao.

—Maldición, de verdad debería suicidarme. Esto no tiene arreglo.

Se llevó las manos a la cabeza mientras se desplomaba en su escritorio, odiando su vida y ser él. Ser de clase media con un trabajo mediocre parecía ser demasiado tentador para él ahora.

De repente olió un olor demasiado fuerte a caramelo, que llegaba a ser empalagoso y casi nauseabundo. Levantó la vista encontrándose con un omega muy bonito, sus ropas finas y sus accesorios de oro le daban a entender que era un omega de buena posición. Jiwoong no recordaba tener ninguna cita concertada con nadie para ese día, miró su reloj y luego su agenda. Definitivamente no.

De todas formas. ¿Quién era este tipo?

—¿Quién te dejó entrar?

Es una buena pregunta inicial, ¿Cómo este chico logró entrar y pasar por encima de su seguridad? ¿Por encima de Hao que normalmente es quien está pendiente de que nadie lo moleste? No estaba de humor para tener que escuchar los reclamos o lo que tenga que decir algún desconocido aleatorio.

—Entré yo solo, no es tan difícil llegar hasta aquí, con mi nombre es suficiente.

Jiwoong tuvo que entrecerrar los ojos, mirando de pies a cabeza al tipo hasta que lo reconoció.

—Seo Won.

—Él mismo en persona.

Seo Won, de la manada Seo. Un omega hijo de papá. Es el menor de los hermanos Seo. Sus hermanos mayores eran todos alfas, el mayor ya había reemplazado al anterior líder de la manada hacía tiempo y buscaba un alfa para su hermanito porque estaba en edad reproductiva.

Señorito Zhang - WoonghaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora