Capítulo 10: Besame idiota

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El amanecer asomaba por la ventana, y la luz tenue se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Damian

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El amanecer asomaba por la ventana, y la luz tenue se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Damian. A pesar de la tranquilidad del nuevo día, un aire de tensión lo envolvía. Había cosas que necesitaba discutir con su madre, Talia al Ghul, y la anticipación de esa conversación lo hacía sentir incómodo.

Después de vestirse, Damian salió de su habitación y se dirigió hacia la cocina, donde esperaba encontrar a Talia. Al entrar, la vio de pie frente a la isla, preparando un café. Su expresión era seria, como siempre, pero había un destello de preocupación en sus ojos. Damian se acercó, decidido a abordar el tema que lo había estado atormentando.

—Madre, necesitamos hablar —comenzó, su voz firme pero contenía un leve temblor.

Talia giró hacia él, cruzando los brazos sobre su pecho. —¿Sobre qué, hijo? Si es sobre la misión de mañana, ya he tomado las decisiones necesarias.

—No es sobre eso. Es sobre Akemi —respondió, sintiendo que la tensión aumentaba entre ellos. Su corazón latía con fuerza, pero sabía que no podía retroceder.

Talia frunció el ceño, dejando caer los brazos a los lados. —¿Akemi? ¿Qué tiene que ver ella con nuestros planes? No es parte de la Liga, Damian. Ella no es una Al Ghul. No tiene la sangre ni el entrenamiento que necesitas.

—¿Y eso qué importa? —replicó Damian, levantando la voz, incapaz de contener su frustración. —Ella es más que una simple chica. Es fuerte, leal y ha demostrado su valía. No puedo seguir ignorando lo que siento por ella solo porque no lleva el apellido Al Ghul.

Talia lo miró con desdén. —Tu deber es ser el heredero. Necesitas enfocarte en eso, no en una distracción emocional. Ser el líder de la Liga implica sacrificios, y me sorprende que no lo entiendas.

Damian sintió que la ira lo invadía. —No es una distracción. Akemi es parte de mi vida, y si no puedes aceptarlo, entonces no sé qué más decirte. Siempre esperas que sea el hijo perfecto, pero no puedo serlo si no puedo ser yo mismo.

Talia se acercó un paso, su mirada intensa. —No estoy pidiendo que seas alguien diferente. Estoy tratando de prepararte para la realidad. Las emociones son peligrosas en nuestro mundo. Una debilidad que puede costarte la vida.

—¿Qué pasa si no quiero ser solo el "heredero perfecto"? —Dijo Damian, sintiendo que su voz se quebraba por la frustración. —¿Qué pasa si quiero ser más que eso? Si quiero tener una vida, una familia, y amar a alguien?

—Amar a alguien no es parte del camino que has elegido —Talia respondió, su tono más cortante que nunca. —La Liga es tu familia, Damian. No puedes dejar que una niña arruine todo lo que hemos construido.

El silencio se instaló en la habitación, pesado y denso. Damian sintió que sus palabras lo golpeaban como un puño en el estómago. La idea de perder a Akemi era insoportable, pero más doloroso era el rechazo de su madre.

ᴠɪɢɪʟᴀɴᴛᴇ sʜɪᴛ ᵈᵃᵐᶤᵃᶰ ᵃˡ ᵍʰᵘˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora