32. Consuelo

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Desperté en un lugar completamente blanco, vacío y lleno de neblina, la sensación de estar en este lugar era de todo menos gratificante.

El eco de los pasos se hizo presente y justo frente a mí apareció aquél ser que en este preciso momento odiaba más que a nadie en el mundo...

—Buenos dias Rudeus, es bueno verte...

Su saludo rebosaba sarcasmo y malicia, como si se estuviera burlando de mí.

—Hitogami... - Pronuncié su nombre en un tono bajo lleno de odio.

Hitogami guardó un breve silencio antes de estallar en risas. — ¡¡JAJAJAJAJA!!

Su risa, irritante y estridente, encendía mi ira.

—¡Debiste ver tu expresión! ¡Jajajaja! ¡Fue realmente divertido!

—¡Cállate pedazo de mierda!

—¡Jajaja! ¿Que? ¿De verdad pensaste que no me daría cuenta? ¿De que no iba a hacer algo al respecto? ¡No seas credulo Rudeus!

—¡Callate! ¡Ya lo verás Hitogami! ¡Te mataré con mis propias manos!

—¡Eres libre de intentarlo jajaja!

—¡Ya veremos quien es el último en reir! ¡Ya conozco lo que pasará y lo usaré a mi favor! ¡Y cuando eso suceda! ¡Seré yo el que me ria en tu cara!

Hitogami dejó de reir pero nunca quito esa sonrisa llena de malicia en su rostro.

—Bien... Veamos quien rie mejor...

De un momento a otro todo se hizo blanco...

Desperté arrodillado en la nieve, el frio era tan inmenso que sentia como congelaba mis huesos.

Bajando la mirada noté como la cabeza de Sara seguia en mis brazos mientras su cuerpo yacia cubierto de nieve.

Le dí a ella y a nuestros amigos la mejor despedida que pude. Quemé sus cuerpos junto a sus cosas, una vez que quedaron solo las cenizas las levanté hasta que se perdieron en el viento.

Luego emprendí el camino de regreso a pie lleno de tristeza mientras apretaba firmemente en mi pecho un pendiente de pluma que ahora mismo... Era lo único que me quedaba de Sara.







Mis ojos se abrieron como platos y caí al suelo, el sudor recorría mi frente y el aire me faltaba, sentado en el suelo respiré hondo una y otra vez tratando de recuperar la calma del pánico que habia sentído.

—Q-Que mierda fue eso... - Pregunté mirando al yo futuro, aún me costaba respirar y el sudor habia llegado hasta mis ojos haciendolos arder.

—Mis recuerdos, eso fue lo que viste.

—¿Tus recuerdos?...

—Es un truco bastante sencillo. Solo necesitas conocer a un niño bendito y estudiar su habilidad. Con el tiempo, podrás replicarla, después de todo... el maná es omnipotente en este mundo.

Todavía incapaz de comprender lo que había sucedido observé a la nada por varios segundos.

El sentimiento era complejo de describir; no solo había presenciado sus recuerdos, sino que los había experimentado en mi ser. Pude sentir la sorpresa, la ira y la tristeza...

Estas emociones quedaron grabadas en lo más profundo de mi corazón, como si las hubiera vivido personalmente, y la sensación era desgarradora...

—No te apresures... Tómalo con calma.

Mushoku Tensei RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora