El lunes por la mañana comenzó de la forma habitual para Luke. Se despertó con el sonido de su alarma, revisó rápidamente su móvil y luego recordó con una sensación de extrañeza que hoy debía recoger la respuesta en la biblioteca. La rutina normal ya no lo era tanto. Había algo que lo inquietaba y lo mantenía alerta. ¿Qué escribiría esa persona? ¿Una pista real o solo otro juego?
Luke se vistió rápidamente y salió de casa con su mochila a cuestas, decidido a llegar a la biblioteca antes de que cualquier cosa pudiera interferir. Mientras caminaba, no podía dejar de pensar en lo extraño que todo esto se había vuelto. Nunca se imaginó que pasaría sus días de verano envuelto en un misterio tan peculiar.
La biblioteca estaba tranquila cuando llegó, como siempre. Con pasos cautelosos, se dirigió directamente a la sección "Misterios y Comedia", donde había dejado el cuaderno el día anterior. Pero al llegar a la estantería, su corazón dio un vuelco.
El cuaderno no estaba allí.
Por un instante, pensó que quizá había llegado demasiado tarde. Tal vez alguien más lo había recogido antes de tiempo. Sin embargo, al revisar más de cerca, notó algo en el suelo: una hoja de papel doblada.
Luke la recogió con cuidado y la desdobló. Las palabras estaban escritas con la misma letra elegante de las notas anteriores.
"Lo hiciste bien. Me gusta tu elección de película. Sigue así y tal vez pronto descubramos más sobre nosotros. ¿Por qué no me cuentas sobre tus mejores recuerdos de la infancia? Tienes hasta el próximo domingo. Y no te preocupes, el cuaderno está a salvo."
Luke exhaló un suspiro de alivio, pero también de frustración. Esto seguía siendo un juego para quien estuviera detrás, pero ¿hasta cuándo duraría? El misterio parecía complicarse cada vez más, y la curiosidad comenzaba a devorarle. ¿Cuánto tiempo más podía seguir sin saber quién era la persona que estaba controlando todo esto?
—Está bien, ya estamos en esto... —Se dijo a sí mismo mientras guardaba la nota en su bolsillo.
El resto del día pasó lentamente, con Luke tratando de concentrarse en todo lo que tenía que hacer, pero su mente volvía constantemente a la nota. ¿Por qué querría esa persona saber sobre sus recuerdos de la infancia? ¿Qué importancia podía tener eso?
Esa misma noche, Luke se sentó en su escritorio y, con el cuaderno rojo frente a él, comenzó a escribir:
26 de julio de 2021
Querido diario, Mis recuerdos de la infancia no son nada extraordinario. Crecí en un vecindario tranquilo, donde la mayoría de mis días estaban llenos de juegos en el parque y tardes viendo dibujos animados. Pero si tuviera que elegir uno de mis mejores recuerdos, probablemente sería cuando mi padre y yo fuimos de pesca por primera vez. Nunca habíamos hecho algo así juntos. Él no era exactamente el tipo de padre que organizaba actividades, así que ese día fue especial. Recuerdo cómo nos reímos cuando pesqué mi primera trucha, que luego liberamos en el río. No era un gran evento, pero significó mucho para mí. También recuerdo las tardes que pasaba con mi abuela. Ella me contaba historias increíbles sobre cuando era joven. Esos momentos siempre me hicieron sentir conectado con algo más grande, algo más profundo.
Al terminar de escribir, Luke cerró el cuaderno con un suspiro. Aunque el misterio lo tenía intrigado, escribir esos recuerdos lo había dejado con una sensación de nostalgia que no esperaba. Tal vez, de alguna manera, este juego estaba logrando algo más que simplemente mantenerlo en suspenso. Estaba sacando partes de él que no solía compartir con nadie.
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Por otro lado, Crystal había tenido un cambio de humor repentino. Tras la conversación con su madre, y el hecho de que sus amigas seguían fuera, decidió que quizá ya era hora de salir un poco y ver qué sucedía en el mundo exterior. A pesar de no tener un plan concreto, se puso unos auriculares, agarró un libro y salió de su casa.
El parque cercano a su vecindario estaba bastante tranquilo, con algunas familias paseando y un grupo de niños jugando cerca de los columpios. Crystal se sentó en un banco a la sombra de un árbol y comenzó a leer, permitiendo que el sonido de las risas y el viento suave la acompañaran mientras pasaba las páginas.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que algo llamara su atención. Un chico, no mucho mayor que ella, se sentó en un banco cercano. No tenía nada de especial a primera vista, pero la forma en que sostenía un cuaderno rojo entre sus manos la hizo fijarse en él. Había algo en ese cuaderno que le resultaba... intrigante. No podía explicar por qué, pero sentía como si hubiera visto ese cuaderno en alguna parte antes.
Siguió leyendo, aunque de vez en cuando levantaba la vista para observar al chico, quien parecía estar escribiendo algo en el cuaderno con un nivel de concentración que solo podía significar que aquello era importante para él. Crystal sintió una pequeña punzada de curiosidad. ¿Qué estaría escribiendo?
Tras un rato, el chico cerró el cuaderno, lo guardó en su mochila y se levantó. Crystal lo observó marcharse, sin saber exactamente por qué ese pequeño momento le había parecido tan significativo. Tal vez era el hecho de que ella misma solía escribir mucho en diarios y cuadernos, aunque nunca en uno rojo como el de él.
Al final de la tarde, de regreso en su habitación, no podía sacarse al chico de la cabeza. ¿Qué tendría de especial ese cuaderno rojo? Su curiosidad se mezclaba con la sensación de que tal vez ese encuentro fortuito no había sido una coincidencia. Pero, ¿cómo podría averiguarlo?
Crystal decidió que al día siguiente volvería al parque, por si acaso. Quizá el chico con el cuaderno rojo aparecería de nuevo. Y, si lo hacía, ella estaría lista para descubrir más sobre él.
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El domingo siguiente llegó rápidamente.
Luke, como siempre, se dirigió a la biblioteca. Esta vez, sin embargo, estaba más decidido que nunca a obtener alguna respuesta. Dejó el cuaderno en su lugar habitual, pero en lugar de marcharse de inmediato, decidió quedarse en la biblioteca, aunque sin espiar esta vez. Tomó asiento en una de las mesas cercanas y abrió un libro, esperando a que algo sucediera.
Horas después, cuando ya estaba a punto de marcharse, un mensaje en su móvil llamó su atención. Era una foto... Del cuaderno rojo, abierto en una página en blanco. Y debajo de la imagen, un texto corto: "¿Estás listo para la siguiente fase?"
Luke sintió un escalofrío recorrer su espalda. La persona detrás del cuaderno lo había encontrado, y ahora parecía que el juego estaba a punto de volverse aún más misterioso.
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Querido diario...
Teen FictionUn cuaderno misterioso, un chico amante de la tecnología y un problema inesperado. Derechos reservados