01|Una sola vez.

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Los Ángeles, California.

Ellie Maxwell.

Hola, me presento, seguro saben que me llamo Ellie, tengo veinte y tres años y soy cajera en una cafetería.

Son las ocho de la mañana y tengo unas ojeras de puta madre.

Me dispongo a ver instagram en mi celular, hasta que escuché el sonido del timbre, indicando que había llegado alguién.

Que raro, casi nadie viene a la hora de entrada.

Era un chico con el cabello despeinado, un pantalón con una camisa manga larga color beige y unos zapatos ralph lauren color blanco.

—Buenos días. ¿Qué deseas tomar el día de hoy? —Pregunté para después bostezar de manera silenciosa.

—Un café con unas donas, por favor. —Respondió adormilado.

—¿Trasnochando? —Pregunté iniciando una conversación.
—Sí... solo dormí dos horas, y estoy llegando tarde al trabajo. —Respondió.

—Philips, necesito un café. —Le dije a uno de los empleados, él asintió.

—Si quieres, puedes sentarte a esperar. —Dije señalando una de las mesas.
—Oh, no te preocupes, me gustaría seguir hablando contigo. —Respondió, me sonrojé inmediatamente.

—Me llamo Ellie. ¿Tú?
—Nicholas. —Contestó.
—Que lindo nombre... Nicholas, no se escucha mucho por acá esos nombres. —Respondí con una sonrisa.

—Bueno, es la primera vez que escucho tu nombre. —Rodó los ojos.
—Coincidencia... ¿Qué... —Fuí interrumpida con la taza de café.

—Aquí está tu pedido. —Le entregué una bolsa con dos donas con la taza de café.

—Sigamos hablando... se me hace muy difícil dejar la conversación así. —Tomó iniciativa.

—¿Tienes novio? —Esa pregunta me puso los pelos de punta.
—No, estoy soltera. —Contesté.
—¿Tienes pareja? —Pregunté.
—No, también estoy soltero. —Al parecer, hoy es mi día.

—¿En qué trabajas? —Preguntó.
—Soy peluquera. —Respondí sarcástica.
—Lo siento, soy muy torpe. —Se disculpó.
—No importa. ¿En qué trabajas tú? —Pregunté.
—Soy actor.

—¿Qué edad tienes? —Interrogué.
—Tengo veinticinco.
—Yo cumplo los veinticuatro en dos semanas, asombroso. —Contesté.

—¡Ellie Maxwell! —Mierda, mi jefe me estaba llamando...

—¿Me das tu número? Estoy en apuros ahora, lo más probable es que tengas que ayudarme a buscar un trabajo. —Digo sacando mi libreta. Él escribió su número ahí.

—Adiós, un gusto, Nicholas. —Dije y me fuí corriendo a la oficina del jefe.

—¿Dígame? —Entré con cuidado.
—¿Crees qué no he visto por las cámaras como te quieres conquistar al niño bonito? —Preguntó.
—L- lo siento, no se volverá a repetir. —Contesté nerviosa.

—Está bién, sin embargo; te quito cincuenta dólares del sueldo. —Quedé perpleja.
—Ni de broma. ¡Es injusto! —Me justifiqué.

—Lo aceptas o recoges tus cosas. —Yo solo me quedé cabizbaja.

Me devolví hacía la recepción y atendí a varios clientes, estando aburrida, porque él se había ido.

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CAPÍTULO № 01.

𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑡𝑢, 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑦𝑜. [𝖭𝗂𝖼𝗁𝗈𝗅𝖺𝗌 𝖢𝗁𝖺𝗏𝖾𝗓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora