02|Solo es simpático.

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Ellie Maxwell.

Eran las ocho de la noche, había llegado exhausta del trabajo.

Fuí y tomé un vaso de agua para relajarme, luego; me dirigí a mi habitación, me quité la ropa y me puse una pijama.

Lavé mi rostro y cepillé mis dientes, mientras lo hacía, recordé que tengo el número de aquel chico con el que hablé.

Después de salir del baño, me senté en mi cama, tomé mi celular y abrí la aplicación de teléfono. Con el papel en mi mano temblorosa, decido marcar el número.

" ¿Hola? "

Oh, ¡hola! No sé si me recuerdas, pero soy la chica de la cafetería... ¡soy Ellie! —Dije inmediatamente.

" Oh, ya vi... pensé que no me llamarías, estuve esperando tu llamada todo el día "

Me sonrojé y chillé en silencio después de escuchar eso.

Carraspeo y tomo el valor de contestar.

—Disculpa, pero se me olvidó tu nombre... —Digo mordiendo mis uñas.

" Nicholas "

—Ya, espero no se me olvide, por cierto, ¿te gustaría salir algún día? —Pregunté descaradamente.

" Mañana estaría bien "

—Perfecto, tengo día libre. —Contesté.

" ¿Te despidieron? "

—No, solo bajaron cincuenta dólares de mi sueldo. —Dije como si nada.

" Que injusto, perdóname, no quería molestar "

—En verdad, no lo hiciste, cincuenta dolares no es nada. —Respondí despreocupada.

" Bueno, en fin, ¿donde quieres ir? "

—McDonald's no estaría nada mal... —Sugerí.

" Está bién, te veo a las cuatro de la tarde "

—Bueno, un gusto saludarte. —Dije finalizando la conversación.

Dejé el teléfono en la mesa de noche y me puse boca arriba, lista para dormir, sin embargo; la emoción corría por todo mi cuerpo.

Chillé de la euforia al recordar que mañana saldremos juntos.

Sé que no debo hacerme ilusiones, pero, ¿desde cuándo dije que estaba ilusionada? Tenerlo por una noche sería suficiente, juro que no sé como no es el white boy del mes.

Como no podía dormir, pensé que sería una buena idea salir a caminar por la noche, tal vez así me canse.

Tomé mis llaves y salí de mi casa, la calle estaba solitaria, y solo escuchaba el viento, ah, y también que cerraban la puerta en la casa de al lado; volteo para mirar quien salió, y con solo ver sus ojos, inmediatamente sabía que era Nicholas.

—¿E-él es mi vecino? —Titubeo.

Me acerqué un poco más, esperando a que pudiera verme.

—¿Qué? —Dice confuso.

—¿Nick? —Digo incrédula.
—Así que... tú eres la que toca piano todas las noches. —Me señaló.
—¿Se escucha? —Pregunté.
—Por supuesto, suena como un piano viejo. —Dice con desagrado.

—¿Desde cuándo eres mi vecino? —Pregunté.
—Me mudé hace dos meses. —Respondió.

—No sabía ni siquiera quien vivía ahí, como no paso tanto tiempo en casa. —Dije rascando mi nuca.

𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑡𝑢, 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑦𝑜. [𝖭𝗂𝖼𝗁𝗈𝗅𝖺𝗌 𝖢𝗁𝖺𝗏𝖾𝗓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora