Capítulo 3

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Señorita miedo

—¡Aleja a ese idiota de aquí hasta que acabemos!

Las paredes no son lo suficientemente gruesas para que no se pudiera escuchar el chapoteo, el golpe de un cuerpo contra otro... y mucho menos los jadeos, desde el pasillo.
El señor Patrick es muy ausente...
Y mi niña, muy inestable...
No culpo a Patrick de huir cada que puede de su mujer, y tampoco a Bella por buscar refugio en otros brazos...

Hace dos años
Palacio de Florian.

Las noches en el castillo siempre eran muy frías.
Bella siempre que no estaba su padre aprovechaba para ordenar qué toda lámpara sea apagada. Se encerraba en su habitación, lloraba, recordaba a su madre y caía dormida... Era frágil, por más que siempre se mostraba ajena a los demás... tenía un corazón herido y solo... esperando el momento correcto para dejar de latir.

Los salones ya estaban vacíos y las habitaciones destinadas para los invitados, siendo utilizadas.
Lirio había sido regañada por el Rey Mercy por el repentino cambio de atuendo.

—Fue un accidente-- —el Khalias la cortó.

—Siempre metida en problemas, ¡Se supone que encontrarías a un chico, Lirio!

—Papá... no lo quiero así... quiero conocer a alguien... pero no así... frente a todos... es vergonzoso.

—Entiendo, mi amor... —la señora de Khalias rodeo a su hija en sus brazos, siempre era una emoción que Lirio hablase de amor o de sus anhelos románticos, ya que siempre era esquiva con ese tema... Viendo como sufría su mamá encadenada al Rey Mercy, decir que no quería casarse ni mucho menos ser mamá, era su manera de decirle a su madre "Estoy bien. Yo no voy a llorar", pero la realidad era que Lirio adoraba la idea de un esposo y ya amaba a sus hijos...

Los rayos del sol invadían los pasillos del castillo. Los invitados abandonaban las alcobas para dirigirse por fin al comedor. Todo había sido un éxito.
Bella, aunque satisfecha por su trabajo organizando la reunión, tenía aún en mente a la joven princesa Lirio y el nombre que ella había mencionado.

Ya en el comedor todos reían y charlaban sobre asuntos familiares, algunas indirectas y preguntas hacia la heredera sobre la ausencia del Rey.

—Es complicado, el Rey de Florian suele viajar mucho para hacer negocios para exportar nuestros productos nacionales a otros continentes. Como siempre, el Rey Yason se ocupa de esos asuntos, es demasiado perfeccionista —hizo una pausa y sonrió —Ahorita mismo debe andar en un barco regresando, desembarcará mañana en las costas de Navi.

—Ay, pero, princesa, ¿Cómo puede llamar a su padre "Rey"? Escuché que ambos llevan una mala relación, ¿es eso cierto? —dijo con ojeriza la Reina de Valtias. Bella solo atinó a sonreír incómoda.

Lirio recién bajaba de las habitaciones cuando pudo escuchar el malintencionado comentario —Reina Ágata..., la princesa heredera de Florian es demasiado educada y reservada para llamar al Rey, "padre" frente a unos desconocidos y como para responderle adecuadamente. Nos reunimos una vez cada año, no finja preocupación, cuando realmente son cizañas suyas —sonrió falsamente y se sentó al lado de su padre. Los Navi metieron rápidamente un pedazo de pan en su boca para evitar la risa.
La Valtias no podía ocultar lo rojizo de su rostro.

—Me angustia que usted no crea que como Reinos hermanos, no somos cercanos, princesa —resaltó Bella, y la Khalias sonrió irónica —Será motivo de que nuestros reinos se vean más seguido.

—Deberíamos, como los futuros gobernantes, nos haría bien vernos cada mes. Lo mejor es que no es un viaje muy largo, tenemos un punto en común —apoyó Patrick —Y, señora Valtias, el principe Ross está muy escondido. Reunamos a las futuras generaciones para que sigamos como hermanos por varias décadas más —el príncipe menor Navi era bastante hábil calmando situaciones y apoyando a su prometida. La señora de Valtias sonrió y asintió satisfecha de borrar el incómodo momento.

—Quizá así consiga marido, princesa Khalias. Como está tam urgida por ello —soltó Bella con una perversa sonrisa en los labios, la dorada palidecio y al instante sintió como su rostro ardía.
La mesa se lleno de risas y murmullos.

Terminó el desayuno y cada familia se dirigió a su carruaje.
Los Navi partieron primero, donde en la despedida Patrick aprovechó para intentar robarle un beso a la heredera en modo de juego. Después de malas caras, los Valtias también se fueron apresurados. Los últimos fueron los Khalias. La pelinegra se acercó a despedir a ambos reyes y a la princesa, y en lo que estuvo frente a la puerta del carruaje pudo escuchar los sollozos de Lirio y comentarios distorsionados del Rey Mercy.
Los reyes salieron a despedirse, pero la dorada se quedó en el carruaje.
Su corazón se estrujó y sintió culpa.

—Qué tengan un buen viaje —sonrió Bella, y los reyes asintieron e hicieron una reverencia —Disculpe, Rey, ¿la Princesa Lirio? —preguntó incómoda.

—Se siente algo indispuesta, princesa. Le diré que le envié una carta como disculpas por el acontecimiento del desayuno. Gracias por todo —sonrio y subió después de su esposa. El carruaje partió.

Bella en serio se sintió bastante mal, no pensó que su pequeña broma del desayuno la hiciera llorar...  Ahora era más difícil sacarla de su cabeza.

—Es una mocosa imprudente. Que bueno que la puso en su sitio, mi niña —interrumpió los pensamientos de Bella.

—Mamá Casandra... es solo una niña buscando lugar en el mundo. No sea cruel.

—Si que tienes un gran corazón, mi amor. Yo la habría dejado desnuda en el jardín..., para que sus padres vean las desgracia de hija qué adquirieron —rodó los ojos.

—Ella sabe de Sara, Casandra —la sirvienta abrió los ojos de golpe —He sido una descuidada al exponerla a la burla de todos... En cualquier momento podría salir la verdad... ahí sí que mi padre no dudaría en matar a una verdadera desgracia, Casandra.

La mujer logró imaginar todas las cosas que le pasarían a su adoración si ciertos asuntos salían a la luz, pero aún siendo una pesimista empedernida, lograba calmar su naturaleza para ayudar a su hija —Tonterías. Solo hay que callarla... ¿Cree que el príncipe Ander quiera casarse con la vulgar? Digo, el principe ya es mayor. Así los hijos de este quizá puedan tener algo de realeza en la sangre —sonrío maliciosa, y la heredera frunció el ceño.

—¿Mi supuesto hermano? Ni en juego... La princesa merece algo más que el hijo de una meretriz barata.

Ya era la madrugada cuando Yason bajó de su embarcación y apenas vio a su hija a los ojos, rápidamente miró a otro lado, eso decepcionaba a la princesa. Tras el Rey bajaron los príncipes y la madrastra de Bella.

—Padre... —hizo una reverencia —Espero su viaje le hay traído gloria a su Reino. Su pueblo lo ha extrañado —el Rey sonrió.
La heredera siempre tenía que bajar la mirada al hablar con su papá, algo había en los ojos de la joven que hacía que su papá se quemara en frustración y vergüenza.

—Buenos días para ti también, Bella —resaltó Olivia —¿También me extraño el pueblo a mí?

—Cierra la boca, Olivia. Mi hija no tiene porqué escuchar tus tonterías —la mujer gruñó indignada.

Saymon corrió a los brazos de su hermana, ella lo sujeto y beso sus mejillas en repetidas ocasiones.

—¿Cómo estuvo todo, renacuajo?

—Bella, no me digas así —se quejó con una riista complice.
Ander miraba la escena en silencio.

La princesa se enderezó y estiró la mano hacia su hermano —Buenos días, Ander.
El príncipe ni se inmutó.

Cuando la madre de Bella se fue, Olivia se casó con su papá casi de inmediato.
Siendo fruto del matrimonio, Ander, quien nació cinco meses después de la boda. El joven era rubio, de ojos azulados y piel morena. No se parecía en lo más mínimo al Rey Yason, ni tampoco a Olivia.

Promesa de ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora