𝑀𝑎𝑚𝑎́

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La pequeña Maliah se había despertado a mitad de la noche...Había tenido una pesadilla horrible. Pero había escuchado a su hermano decir que estaba en temporada de exámenes en este momento...No iba a molestar a su querido hermano solo por un mal sueño...Bueno, en realidad siempre lo hacía. Pero esta vez, Maliah quería ser fuerte...

No quería depender del consuelo de su hermano...

Después de todo, no estaría con ella toda la vida...

La pequeña se incorporó y bajó de la cama con un poco de dificultad. Después de todo, era muy alta para una niñita de su edad...3 años

Bajó primero una pierna, tratando de alcanzar el suelo con su piecito desnudo para darle la seguridad de bajar. Pero no pudo. Iba a subir nuevamente su pierna a la cama. Pero resbaló. Trató de sostenerse de las sábanas. Pero para su suerte. Las sábanas cayeron con ella. En un ruido sordo.

Auchi...

Murmuró la pequeña, sobándose la parte afectada por haber caído de sentó. Pero pronto se puso de pie, sintiendo el frío colarse por las plantas de sus pies. A pasitos silenciosos, se acercó a la puerta de su cuarto, y se puso de puntillas para lograr alcanzar la perilla dorada de la puerta. Luego de unos 4 o 5 minutos de grandes esfuerzos. Logró girar la perilla.

Si!

Exclamó en un susurro

Sin embargo, ella no poseía el equilibrio de una bailarina. Por lo que acabó cayendo y golpeándose de cara en la puerta, cerrándola nuevamente

Hey!

Reprochó, viendo a la gran puerta con recelo, mientras se sobaba su nariz, ahora algo roja

En ese momento, una idea surcó su mente. Con algo de dificultad, acercó una caja de madera que tenía ahí, y subió a ella. Logró abrir la puerta y bajó de su ''Escalón'' de un saltito. 

Caminó por los fríos pasillos de la enorme casa en donde vivía, hasta llegar a la cocina. Sin percatarse de la presencia de sus ''Padres'' en la sala de estar.

La pequeña logró empujar uno de los bancos de la encimera, hasta un gabinete. Como pudo, subió en él para alcanzar los vasos. Bajó con cuidado y se sirvió algo de agua fresca. Bebió con calma, sosteniendo el vaso de vidrio entre sus dos pequeñas manos, pues para el tamaño de la niña, aquel trasto era muy grande aún.

Cuando logró saciar su sed. Se acercó al lava trastos y con mucho cuidado, lavó el vaso que utilizó, tal como su hermano le enseño. Al finalizar se secó las manitas en una toalla y regresó el banco a su lugar...Sin embargo. Cuando estaba a punto de abandonar la cocina, sus bonitos orbes marrón, divisaron una caja blanca en la encimera

Miró a todos lados, para confirmar que nadie la miraba, y con ayuda del banquillo, se acercó a la caja. Sus grandes y curiosos ojos brillaron al ver el contenido.

Galletas...

En ese momento una idea traviesa llegó a su mente. Abrió la caja y sacó una galleta de chispas de chocolate. Iba a irse con ese botín...sin embargo decidió tomar otra. Esta sería para su hermano mayor.

La pequeña sonrió y bajó de donde estaba. Acomodó todo en su lugar, y cuando estaba por irse. Se topó con la silueta de su madre, justo frente a ella.

La mujer parecía molesta. Bueno. Siempre lo estaba

M-mamá

Quiso decir algo más, pero se detuvo cuando la delgada mano de la mujer se enganchó a su rizada cabellera, tirando de ella y lastimándola con sus uñas postizas rojas. La mujer arrastró a la pequeña hasta la sala de estar, ignorando el llanto y las súplicas de la niña por qué parase

𝐃A𝐔G𝐓H𝐄R O𝐅 𝐏O𝐒E𝐈D𝐎́N▐  Lᴜᴋᴇ CᴀsᴛᴇʟʟᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora