Capítulo 3

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Después de recorrer el bosque durante muchos minutos llegaron a lo que parecían ser las profundidades del interminable cúmulo de árboles, la luz del sol filtraba entre las hojas, montículos de tierra y rocas cubiertas de plantas. El ambiente daba un aspecto verdoso por la increíble cantidad de vegetación.

Mientras tanto, Adilet permanecía en silencio y de brazos cruzados, frunciendo ligeramente el ceño indignada.

Había desistido de intentar bajarse de los fuertes brazos del hombre bestia.

---(Supongo que ya estamos a kilómetros del arroyo) ---pensó observando el paisaje, lo cuál le parecía una hermosa vista y no pudo evitar relajar el ceño---. (Sea donde sea, el olor a sangre debió quedar muy atrás).

Lloyd se detuvo, comprobó el área visualmente antes de asentir para si mismo que no había peligro en los alrededores.

---Aquí estaremos bien ---anunció.

Bajó la cabeza brindando una dulce y amigable sonrisa a la mujer.

---¿Cómo te sientes, hembra?

---Más o menos.

---¿Te duele algo más que tú mano? ---preguntó curioso y preocupado.

---No.

---¿Entonces?

Señaló el suelo con la mano buena.

---Bájame, no estoy coja para que me sigas cargando ---ordenó un tanto molesta.

Sintió que la mirada de Lloyd se desánimo, comprobando esto por como decayeron ligeramente sus orejas de tigre.

No pudo evitar sentir cierta culpa.

---(¡Es como un niño pequeño!) ---apretó los labios---. (Cálmate, deja de ser tan idiota. Solo quiere ayudar, no lo trates mal... Debes darle el mismo trato que cuando era tigre).

Para ella le resultaba más fácil tratar con animales que con personas, pues era más simple y no juzgaban. En esos momentos, estaba en un mundo de hombres bestias, los cuales poseían apariencia humana pero con sentimientos igual de simples que los animales.

No obstante, con el hombre bestia que se había encontrado era tan guapo que le era difícil actuar con normalidad, no quería parecer de esas mujeres que solo le encantaban la apariencia física, aunque ella no era para nada así.

Más bien, era de las que disfrutaba contemplar la belleza de todo tipo, pero le incomodaba y avergonzaba un poco interactuar con gente que consideraba atractiva, llevándola a actuar con torpeza o brusquedad.

Cerró los ojos y soltó un suspiro.

---Lo siento, tigrecito... ---dijo desviando la mirada ligeramente avergonzada, bajando el tono de voz a uno más suave---. ¿Puedes bajarme, por favor?

Las orejas de Lloyd volvieron a la normalidad, junto con la expresión amigable y cariñosa.

Tal parece que le animaba que se dirigiera a él de forma tierna.

---Por supuesto.

Depositó a la mujer con cuidado sobre una protuberancia de tierra cubierta por capas de hierbas, arrodillándose a su lado para examinar el estado de la mano.

---A los alrededores crecen unas plantas medicinales que son buenas para las heridas.

Cuando se puso de pie apoyó la mano en su cadera, inclinando la cabeza ligeramente hacia un lado y sonrió amablemente.

Sin notarlo, estaba posando de forma encantadora, provocando que Adilet contemplara su figura por varios segundos.

---(Tremenda obra de arte).

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