Nuevamente en la calle, podíamos ver al camaleón mutado, ahora conocido como Leon, acercándose a Chester lentamente, como un depredador acechando a su presa.
De repente, en un parpadeo, aceleró su velocidad mientras su cuerpo se desvanecía en el aire, volviéndose invisible. Chester se quedó perplejo, sin entender qué estaba pasando.
Fue entonces cuando sintió que algo le faltaba... algo importante. Al llevarse las manos a la cara, se dio cuenta de que su máscara ya no estaba.
Giró la cabeza bruscamente y vio a Leon, quien se materializó nuevamente a unos metros de distancia, sujetando la máscara entre sus manos con una sonrisa burlona en el rostro.
Leon: (mirando la máscara con desdén) ¿Por qué ocultas tu rostro? ¿Acaso eres demasiado feo como para mostrar tu cara ante los demás?
Aquellas palabras resonaron como un eco profundo dentro de Chester; algo se removió en su interior.
Era como si una pequeña chispa de ira y vergüenza comenzara a crecer, una sensación desconocida y desagradable. Se quedó mirando a León con una expresión seria, tocándose la boca con los dedos temblorosos, como si estuviera sintiendo un vacío inexplicable.
Chester: (con voz suave, pero cargada de incomodidad) Oye... devuélvemelo... por favor.
A diferencia de su tono alegre y despreocupado de antes, ahora había algo distinto en su voz.
Una mezcla de súplica y tensión, como si realmente necesitara esa máscara más allá de una simple cuestión de apariencia.
Leon: (burlándose) ¿Oh, qué? ¿Qué pasará? ¿Qué es lo que harás?
Chester intentó acercarse a León y estirar la mano para tomar la máscara que Mandy le había dado, pero antes de que siquiera la rozara, recibió un golpe brutal en el rostro.
El impacto lo lanzó hacia atrás, obligándolo a retroceder varios pasos tambaleándose. Se llevó la mano al cachete, sintiendo un ardor punzante que nunca antes había experimentado.
Sus pupilas comenzaron a cristalizarse, mientras sus pestañas temblaban, arqueándose como si estuvieran a punto de quebrarse bajo la presión de unas lágrimas inminentes.
Desde el suelo, Mandy observaba la escena con los ojos muy abiertos. No había visto a Chester tan vulnerable antes. Parecía confundido, como si no entendiera lo que estaba sucediendo.
Y entonces lo comprendió: esa era la primera vez que Chester experimentaba el verdadero dolor. El nunca había sido lastimado... hasta ahora.
Mandy tragó saliva, sintiendo un nudo en el estómago.
Chester: (con la voz temblorosa, casi al borde del llanto) ¿Qué... qué fue eso?
La inocencia en su voz era desgarradora. Chester no solo había sido golpeado físicamente, sino que también había sentido algo nuevo, algo aterrador y desconcertante: la vulnerabilidad. Miró a Leon con miedo y dolor reflejados en su expresión, como si todo el mundo hubiera cambiado en un instante.
Chester seguía tocándose el cachete, aún incapaz de comprender del todo lo que acababa de suceder. Mientras tanto, Leon, con una sonrisa cruel en su rostro, levantó la cabeza con aire de superioridad.
Aquella abominación, aunque pudiera pensar como un niño, claramente no tenía la conciencia de lo que realmente era el mundo. Para él, todo parecía un juego sádico.
Leon: (con burla) Te diré lo que pasará. En este momento, voy a matarte, y después me haré cargo de tu linda amiga. ¿Su nombre es Mandy, verdad? Tú mismo lo mencionaste.
ESTÁS LEYENDO
Chester, no me lastimes... [Chester×Mandy]
RandomBarry y su hija Mandy se embarcan en un viaje a Star Park para celebrar el cumpleaños de Mandy. Lo que comienza como una excursión prometedora pronto se convierte en una pesadilla.