VI

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Me encontraba en el baño; acababa de terminar. El lugar estaba en completo silencio, lo cual me dio un breve momento de calma. Suspiré y estiré la mano para agarrar papel… pero algo no estaba bien.

Nada. Mi mano no tocó nada.

Me quedé quieto por unos segundos, intentando entender lo que pasaba. Volví a mover la mano, esperando que me hubiera equivocado. Pero no. No había papel.

Mi corazón dio un vuelco.

No había papel. Ni toallas. Nada. El baño estaba completamente vacío.

El pánico empezó a subir por mi cuerpo. No podía quedarme ahí sin hacer nada. De repente, recordé las palabras de Dazai.

"Créeme, me agradecerás que esté aquí."

Ese maldito. Lo tenía todo planeado. Me había dado laxantes sin que me diera cuenta y me llevó a este baño, uno que nadie usaba y, claro, no tenía papel.

Mi cuerpo temblaba de rabia. Sabía que tendría que pedirle papel a Dazai. Y conociéndolo, no me lo iba a dar tan fácil. Me tenía atrapado.

[...]

Después de finalmente salir del baño (no sin antes darle un buen golpe a Dazai), fui directo a donde estaba Elise. Necesitaba distraerme.

Estábamos jugando a la cocinita en la sala principal. Nos habíamos sentado en el suelo, sobre una manta como si estuviéramos en un picnic.

Elise estaba muy concentrada haciendo postres de plastilina, y yo fingía comerlos, tratando de calmarme.

De repente, oí pasos bajando las escaleras. Levanté la cabeza y ahí estaba. Un castaño sonriente, recién bañado y vestido de manera impecable. Parecía caminar como si el mundo le perteneciera.

Se veía realmente bien, a pesar del ojo morado que le dejé como recordatorio.

Dazai se acercó a nuestro pequeño picnic y se quedó mirándonos por un rato.

"Me veo perfecto, ¿no creen?" dijo con una sonrisa arrogante.

Elise asintió distraída, sin prestar mucha atención, y siguió jugando.

"Te ves horrible", mentí. Sabía que no era cierto, pero no iba a decirle lo bien que se veía.

"Oh, vamos, no mientas", dijo Dazai, inclinándose un poco hacia mí con ese tono burlón que siempre usaba.

"No estoy mintiendo", insistí, aunque mi voz no sonaba muy convincente.

"Claro que lo haces."

"No."

"Chuuya, no eres buen mentiroso. Mira, hasta Elise está aprendiendo a mentir por ti." Dijo señalando a ña rubia que seguí concentrada en su juego.

Miré a Elise. Aunque no estaba prestando atención, no me gustaba la idea de estar dando ese mal ejemplo.

"...Está bien, sí, te ves bien", admití con desgana.

"¿Ves? No era tan difícil", respondió Dazai, con una sonrisa triunfante. "Hmm... me veo tan bien que creo que sumaré a otra chica a mi lista", dijo con una sonrisa que me molestó.

¿Dazai era de esos que iban de chica en chica? ¿Un mujeriego? La idea me revolvió el estómago.

"¿A qué te refie..." Empecé a preguntar, pero el sonido del timbre interrumpió mis palabras.

Dazai me lanzó una última sonrisa antes de girarse y caminar hacia la puerta. Justo antes de abrirla, pasó una mano por su cabello, despeinándolo un poco más. No me gustaba cómo se veía su cabello desordenado, pero tenía que admitir que le quedaba bien.

Abrió la puerta y allí estaba. Una chica.

Espera...

Esa chica... la conocía.

Mis ojos se quedaron fijos en ella, y mi corazón comenzó a latir con fuerza. Se acercó a Dazai y le dio un beso en la mejilla, como si fuera algo completamente normal entre ellos. No podía escuchar lo que decían; mi mente estaba concentrada en ella.

Sentí como si el mundo se detuviera por unos segundos. No podía pensar claramente. Sin darme cuenta, me levanté del suelo y caminé lentamente hacia la puerta.

La chica de cabello rosado me vio y rápidamente dio un paso atrás, alejándose de Dazai.

"¿Planeas arruinarme la diversión, Chuuya?" preguntó Dazai con esa sonrisa suya, tan molesta.

Su pregunta me sacó de mis pensamientos. Me di cuenta de que estaba frente a ellos.

"¿Chuuya...?" preguntó ella, sorprendida.

"Yuan", respondí en voz baja.

"¿...ustedes se conocen?" Dazai, con una rara expresión de confusión, preguntó mientras miraba de uno a otro.

"Sí", dije finalmente, tratando de mantenerme tranquilo. "Es mi novia."

[...]

Me quedé sin ideas

SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora