Te Esperaré Una Eternidad

cap 29

Eloa, al escuchar a Lilith llamarla "alfa" con ese tono cargado de necesidad, deseo, y algo más profundo, algo que se parecía al amor, sintió un fuego que le encendía por dentro. La conexión entre ellas se hacía más fuerte, casi palpable en el aire. Sin pensarlo, cargó a Lilith en sus brazos, la recostó suavemente sobre la cama, y por un momento solo se quedaron observándose. Ambas sabían lo que sucedería si cruzaban esa línea; el vínculo se sellaría de una manera que no tenía vuelta atrás.

Los ojos de Lilith eran un reflejo de su aceptación, y Eloa, incapaz de resistir más, la besó. Fue un beso profundo, lleno de ansias y un deseo feroz, como si en ese contacto pudiera transmitir todo lo que había reprimido. Sus labios se movían con hambre, pero al mismo tiempo con un cuidado, saboreando cada segundo, cada sensación. El cuerpo de Lilith se arqueaba bajo el suyo, y un gemido suave se escapó de sus labios cuando descendió lentamente con sus caricias, dejando un rastro de calor por su piel.

Las manos de Eloa, fuertes pero tiernas, se deslizaron por las curvas de Lilith, tomando control de cada centímetro de su piel expuesta. Con dedos seguros, desabrochó la blusa de Lilith, arrojándolo al suelo , revelando el contorno suave de su cuello y clavícula. La boca de Eloa la siguió sin prisa, dejando una cadena de besos ardientes desde el borde de su mandíbula hasta el hueco de su cuello, donde su lengua rozó con sutileza la piel sensible. Lilith temblaba bajo el toque, respirando de manera irregular, perdida en el placer creciente.

Eloa bajó aún más, sus labios explorando el borde de su pecho, saboreando el sabor de la piel cálida, mientras sus manos recorrían el resto del cuerpo de Lilith, deslizándose por sus costados hasta sus caderas. Los dedos de Eloa comenzaron a trazar líneas invisibles en la piel desnuda de Lilith, y sus labios continuaban descendiendo, dejando besos húmedos y ardientes por su abdomen. La cercanía, el calor compartido entre sus cuerpos, las envolvía como un manto de deseo.

Cada roce, cada beso, era una promesa no dicha, un llamado a algo más profundo, más salvaje, pero Eloa sabía que debía controlarse. El latido acelerado de su loba interior le pedía más, quería tomar todo de la omega , pero justo en ese momento, se detuvo, sus labios apenas rozando el borde de la cintura de Lilith. Levantó la mirada, con sus ojos brillantes de pasión, pero también llenos de algo más: una confesión.

lith la observaba con los labios entreabiertos, su pecho subiendo y bajando con rapidez, pero esperando, sintiendo que algo importante estaba por decirse.

la alfa tragó saliva y, con voz baja y temblorosa por el control que mantenía sobre sí misma, habló:

E -Lilith... -susurró con una voz entrecortada-. Antes de que esto avance más... hay algo que debes saber. Yo no soy como las demás mujeres.

Lilith frunció ligeramente el ceño, pero no dijo nada, esperando a que Eloa continuara.

E -Las mujeres alfa... -tomó aire, buscando las palabras correctas-. Las alfas como yo, tenemos un... miembro masculino. Es parte de lo que somos.

El silencio que siguió fue intenso, y Loa observó atentamente a su damisela, esperando una reacción, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

El silencio entre ellas se prolongó por unos instantes, cargado de una tensión palpable. La alfa podía escuchar el latido acelerado de su propio corazón mientras esperaba la reacción de la omega . Pero en lugar de sorpresa o incomodidad, lo que vio en los ojos de Lilith fue algo totalmente diferente: una chispa de diversión.

Lilith, con una pequeña sonrisa traviesa, alzó una ceja y dijo en un tono juguetón:

L -Bueno... ya me lo había dicho Mereling. -Rió suavemente al ver la expresión de sorpresa de Eloa-. La beta me comentó algo, pero no estaba segura si era una broma o si realmente era cierto. Ahora veo que no era. Sabes al estudiar medicina me genera algo de curiosidad poder estudiarte