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Caminaba por el paddock junto con Lando. Era día de prensa y tendría una entrevista en unos instantes. Hacía bastante frío, pero yo solo me había puesto la camiseta del equipo de Ferrari. Temblaba un poco, pero según yo, se me pasaría el frío en un rato. Además, nada tenía que arruinar el outfit. Me sorprendía cómo Oscar iba con camisa corta y unos shorts con este frío. ¿Qué le pasa a este? ¿Habilidades de canguro?

✧—Tengo frío, pensé que en Australia hacía calor todo el año —le dije a Lando.

—¿Tienes frío? Debes de estar loca, yo no tengo frío. Mira a Oscar, él no parece tener frío.

—Oscar no tendrá frío, supongo que debe estar acostumbrado a los climas de su país —me encogí de hombros—. Claro que no vas a tener frío, tienes una PUTA SUDADERA —dije, recalcando que él llevaba algo que lo abrigaba, una sudadera del equipo de McLaren.

—Buen punto, pero solo a ti se te ocurre usar solo una PUTA POLERA, cuando sabes que hace frío —me regaña.

—Sí, sí, como digas. Parece que el frío nos está generando una enemistad —rodé los ojos y empecé a caminar delante de él, haciendo que corriera un poco detrás de mí.

—¡Espérame, Sophia! Ven aquí, te voy a dar mi sudadera para que no te quejes —dice y se detiene para quitarse la prenda. Me detengo de golpe, sorprendida, y me la da—. Toma, ponte la sudadera —me ordena. Definitivamente, la talla era mucho más grande que la mía y dudaba mucho en utilizar una sudadera de otro equipo.

—¿Crees que me la voy a colocar? —pregunté incrédula—. ¡Es la sudadera de McLaren y soy de FERRARI!

—¿Prefieres morirte de frío? Te estabas quejando del frío hace unos segundos —me recuerda él, el británico.

—Es de McLaren, Lando.

—Entonces ve a pedirle a Charles o a Carlos una sudadera —dice Lando, su voz cambia de tono un poco, como si se estuviera poniendo... ¿celoso?

—Sí, creo que podría hacer eso —dije y miré la sudadera nuevamente—. Bien, me la pondré, pero al revés porque no quiero que se vean los logos de tu equipo. —Y me puse la sudadera al revés. Algo me ahogaba, pero estaba bien; ya no me iba a morir de frío. —Gracias, Lan —le agradezco, le sonrío y él también me devuelve la sonrisa.

—No pasa nada, te ves bien con naranja.

—Todos los colores me ven bien, pero gracias por tu halago.

—Se siente tan bien verte con algo de mi equipo, ¿sabes? Odio tanto tu fanatismo con Ferrari. No creas que no vi tu manta de Ferrari o que siempre llevas un montón de tus gorras del merchandising de Ferrari.

—¡FORZA FERRARI! Esto no significa nada. Cuando se me pase el frío, te la devuelvo. —En realidad, solía olvidar las cosas.

—Claro, pero me encantaría ver mi sudadera en tu armario.

—Nunca —respondí—. Dejemos el tema, mira, nos están sacando fotos por todos lados y ni cuenta me di.

—Bueno, estoy acostumbrado a las cámaras y a todo ese revuelo de la prensa.

—Sí —iba a seguir hablando con él, pero miré hacia adelante y vi a algunos fanáticos acercarse a Lando. Retrocedí porque realmente no quería llamar la atención o algo similar. Solo eran un par de firmas y ya. Me quedé a un lado, esperando que él terminara de firmar.

No muchas personas se me acercaban para que yo misma firmara algo; siempre eran una o dos personas que, con poca gana, me daban su gorra para firmarlas. Siempre había firmado con delicadeza, sin importar quién era. Siempre solían pedirle más autógrafos a Carlos o Charles antes que a mí.

Sophia|| Fórmula 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora