BLANK DAYS

Capítulo 2

Porque nadie es más sabio que una psicóloga y un adolescente problemático.

La distancia entre Washington y California dista de 2299 millas, lo que se equivale a 3700 kilómetros. En avión se tardarían 4.1 horas.

Hoy, 2 de noviembre, voy a subirme a un medio de transporte en el que hay una probabilidad entre un millón de que muera, acompañado de 200 personas más, y vamos a disfrutar de una amistosa y agradable travesía de más de cuatro horas mientras cantamos canciones que transmiten alegría.

¡Gracias psicóloga, por guiarme en este duro camino llamado vida en el que tengo que afrontar experiencias tan emocionantes como esta!

En el aeropuerto, una niña con apariencia de 9 años, hizo que su madre se inclinara hacia ella para poder susurrarle algo. Ella me señaló con su dedo índice y no supe si sentirme ofendido o alagado, así que solo esperé un par de segundos. A medida que se acercaba, sus rasgos se distinguían cada vez más y advertí que no era una chica, sino un niño con una larga melena.

Los chicos con el pelo largo suelen tener las facciones de la cara delgadas, definidas...Porque a ver, imaginaros por un momento a un chico con el pelo largo y ondulado...obviamente debe ser alto y delgado.

¿O no tan obviamente?

Pues no, este desconocido tenía la cara más bien redonda, con las mejillas brillantes y en un tono rojizo. Sus rasgos no eran tan marcados como deberían ser. Era, más o menos, el contrario del estereotipo.

"Rápido, actúa como si nos conociéramos, estoy intentando librarme de –Me choca los cinco mientras habla- mi madre, que quiere que llame a la chica de la que estoy enamorado"

Yo hago lo que me dice y le sonrío –Cosa que después de 5 meses de terapia, resulta más fácil hacer-

Puedo ver como su madre nos observa con cautela y muy detenidamente.

El verbo correcto sería examinar, veo como su madre nos examina.

No la culpo, para ser honestos, un niño de... "Espera, chaval, ¿cuántos años tienes?"

-Trece-

"Mierda" susurro. Está claro que no tengo buen ojo. En mi defensa, parecía que tenía 9.

El tema es que no la culpo, un pre-adolescente de 13 años que habla con una persona con una pinta como yo... He estado cuidando mi aspecto, o intentándolo. Ya no llevo siempre pitillos negros, el día que descubrí los vaqueros azules fue un día para apuntar en el calendario como el día en que mis huevos pudieron respirar.

Oh, y también me he cortado el pelo.

-Lo que pasa es que me voy a Europa durante 3 años y ni siquiera sé si voy a volver y...hay una chica, llevo enamorada de ella unos....11 meses. Y mi madre insiste en que la llame, que se lo confiese...dice que no tengo nada que perder, que ya no la voy a volver hasta dentro de mucho.- Detallaba el chico, con la cara llena de angustia. Se comía las uñas y estaba hecho un manojo de nervios.

Hoy más que nunca me sentía una persona empática y podía sentir la misma ansiedad que él sentiría.

-Me parece a mí que a ambos nos llevamos un poco mal con el amor y las chicas....- Suspiro.

-Algo me hace pensar que tú también andas tan jodido por este aeropuerto a causa de una chica- Me gusta su lenguaje, me gusta que haya utilizado ese adjetivo para describirme.

-Punto positivo para ti- Declaro. –Pero en mi opinión, deberías llamarla. A ver, supongamos que se lo dices, entonces a partir de ese momento tienes dos opciones; o ella confiesa que siente lo mismo, o simplemente te dice que tengas un buen viaje.

Y, amigo mío, ¿no sería emocionante subirte a ese avión sabiendo que hay un humano en otro continente que se acordará de ti cada día que estés fuera?- Añadí.

Pensativo por un par de segundos, el desconocido asintió y sacó su teléfono móvil. "Gracias, tío. Hablas como un psicólogo"

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Vale, lo siento. Exámenes, deberes, trabajos...¿os suena de algo? Ya, a mi también.

No me voy a alargar, pero ahora que es verano (aleluya), he vuelto!

Para quien siga leyendo estas palabras después de tanto tiempo, gracias.